Un nuevo informe publicado el miércoles por el Centro de Investigaciones Pew confirma lo que los estadounidenses han estado murmurando (y gritando) durante meses: las elecciones de 2016 tratan de puro pesimismo.
Las respuestas de la encuesta indican que, en última instancia, la competencia presidencial se reducirá a votar por el menor de dos males. Treinta y tres por ciento de los partidarios de Donald Trump, y casi igual cantidad de los partidarios de Hillary Clinton (32 por ciento) definieron su voto –al menos parcialmente- como una oposición al otro candidato. La experiencia de Clinton la salva de una falta absoluta de atractivo; un factor de su campaña que sus seguidores mencionan como argumento para apoyarla, y el único argumento que citan con tanta frecuencia como el hecho de que no es Trump.
Por su parte, Trump tampoco tiene muchas cualidades favorables, pero el hecho de que sea un candidato “fuereño” le ha granjeado las simpatías de los partidarios encuestados. La afiliación partidista ni siquiera se menciona como argumento principal para apoyar a los candidatos, y los temas abordados tienen muy poco que ver con estas elecciones.
En este sentido, las elecciones se han reducido a una competencia de popularidad; o mejor dicho, a una competencia de impopularidad.
Los resultados del informe en cuanto a predilección por la negatividad y oposición al candidato compaginan con investigaciones previas sobre el ánimo general de esta campaña. En una pregunta que Pew dio a conocer la semana pasada, solo un tercio de los votantes dijo estar satisfecho con las opciones presidenciales de este año, una proporción mucho menor que en los ciclos electorales anteriores.
Una mayor proporción de los encuestados caracterizó su voto como un “votocontra Trump” entre los partidarios de Clinton –o contra Clinton, entre los partidarios Trump- que en las elecciones de 2008, cuando el público se mostró más propenso a caracterizar su voto como un votoa favorde Barack Obama oa favor deJohn McCain. Sin embargo, en esta ocasión, Pew fue un poco más allá.
Por primera vez, Pew pidió a los encuestados que describieran, con sus propias palabras, por qué los votantes apoyaban y tenían inquietudes en cuanto a Clinton y Trump; y los resultados son fabulosos.
A la pregunta, “¿Cuál es la razón principal de que apoyes a Donald Trump como presidente?”, una mujer de 50 años respondió: “Porque es ajeno a la corrupción política que se ha apoderado del país. Te guste o no, él es nuestra única posibilidad de salvar este barco que naufraga. Hillary Clinton representa todo lo que está mal en el gobierno. ¡ELLA NO PUEDE LLEGAR A LA PRESIDENCIA!”.
La negatividad no siempre es lo único que manifestará un votante, dice Jocelyn Kiley, directora asociada de investigación en Pew, y una de los principales autores del informe. Es, meramente, lo único en que pueden enfocarse los votantes en esta ocasión.
“A menudo combinan un argumento negativo con otro positivo. Por ejemplo, alguien puede decir que Hillary Clinton está altamente calificada, y que también necesitamos hacer todo lo posible para derrotar a Donald Trump”, agrega Kiley. “De modo que los argumentos de los votantes no son siemprecompletamente negativos… pero [esta vez], tanto en los seguidores de Clinton como en los seguidores de Trump, lo que aflora es el sentimiento negativo. Es más común que cualquier otra cosa”.
El informe incluye también gran cantidad de datos concretos sobre cuánto y por qué muchos encuestados aborrecían a los dos candidatos, y lo aliviados que esperan sentirse cuando terminen las elecciones. Eso sí, nadie está entusiasmado. Muchos más partidarios de Clinton y Trump dijeron que se sentirán aliviados más que entusiasmados si gana su candidato, en comparación con los votantes de elecciones anteriores.
Cuando llegue el 8 de noviembre, los votantes lanzarán un suspiro de alivio, pues la nube oscura de las elecciones de 2016 se habrá disipado. No obstante, con uno de dos candidatos impopulares al mando, ¿alguna vez desaparecerá por completo la sensación de agotamiento?