En un estudio publicado en julio en la
revista Pediatrics se encontró que los niños que
recibieron más leche materna durante sus primeros 28 días de vida tenían una
mayor cantidad de materia gris en distintas partes del cerebro al cumplir los
siete años, en comparación con aquellos que recibieron menos. La materia gris
se compone de neuronas y es la parte del cerebro en la que se desarrolla la
cognición y el procesamiento. Los niños de siete años que fueron amamantados
con mayor frecuencia en su primer mes de vida también obtuvieron una puntuación
significativamente más alta en las pruebas para medir el cociente intelectual,
la memoria operativa, la habilidad matemática y las habilidades motoras.
Este artículo se suma a una cantidad
cada vez mayor de pruebas de que los bebés que son alimentados con leche
materna generalmente obtienen puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas.
En un estudio publicado en 2010 en la revista Pediatric Research se
encontró que los niños con una mayor proporción de leche materna en su
alimentación tenían un cociente intelectual más alto, y que los niños varones
alimentados con mayor cantidad de leche tenían un cerebro más grande que
aquellos que recibieron menos. Estos estudios sugieren que los componentes de
la leche materna realmente ayudan a que el cerebro se desarrolle mejor y a que
crezca más.
En otro estudio publicado en 2013 en la
revista NeuroImage se encontró que, a la edad de dos años,
los niños que habían sido alimentados con leche materna tenían entre 20 y 30
por ciento más de materia blanca, la cual se relaciona con la comunicación
entre las distintas regiones del cerebro y el cuerpo, en comparación con los
niños alimentados con fórmulas alimenticias.
En el estudio publicado en Pediatrics se dio seguimiento a 180 niños
prematuros desde su nacimiento hasta los siete años de edad, a los cuales se
practicaron exámenes de obtención de imágenes por resonancia magnética, así
como otras pruebas, en diferentes etapas de su vida. Los bebés recibieron tratamiento
en unidades de cuidados intensivos para neonatos y se les dio tanta leche
materna como fue posible, aunque no en cantidades iguales.
“Esto no sólo es importante para las
madres, sino también para los hospitales, los empleados, los amigos y para los
familiares, de manera que puedan proporcionar el apoyo necesario durante este
tiempo, en el que las madres se encuentran estresadas y
trabajan tanto para producir leche para sus bebés”, dijo en una declaración Mandy
Brown Belfort, líder del estudio que trabaja como médica e investigadora en Brigham
y en el Hospital Femenino de Boston.
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Publicado en colaboración con Newsweek es Español / News