Ginger había escuchado acerca de Indecline antes de que el grupo de activistas lo hubiera contratado a principios de este año. El escultor había visto su instalación de marquesinas publicitarias titulada “Dying for Work” (Muriéndose por trabajar) en Las Vegas, a donde se mudó en 2012 para convertirse en director del Goretorium de Eli Roth, una casa embrujada que funciona durante todo el año, y que presenta una gran variedad de monstruos de tamaño natural. “Pensé que aquello era simplemente fenomenal”, declaró Ginger a Newsweek acerca de “Dying for Work”, que presentaba a un maniquí colgando del cuello en la base de una marquesina publicitaria, una imagen que seguramente horrorizó a todos los residentes de Las Vegas que iban camino al trabajo.
Sin embargo, Ginger no entró en contacto con Indecline sino hasta hace seis meses, cuando esta misteriosa organización le pidió crear cinco monstruos de tamaño natural más horribles que cualquiera que Eli Roth pudiera imaginar. El proyecto se llamaría “The Emperor Has No Balls”, (El emperador no tiene pelotas) y el monstruo en cuestión sería Donald Trump completamente desnudo. “Cuando vieron mi trabajo, me cazaron y me convencieron de hacer la estatua”, señala Ginger.
“The Emperor Has No Balls” ha sido distinto de cualquier otro proyecto que Ginger, que también ha trabajado con el Cirque du Soleil, haya abordado alguna vez. Su interacción con Indecline fue “digna de una novela de misterio”, afirma. Durante todo el proceso, que duró cerca de seis meses, sólo se reunió con dos de los muchos artistas que conforman el grupo, fundado en 2001. Ginger no pudo hablar del proceso con nadie. Además de su exigente trabajo de jornada completa, dedicó 25 horas a la semana a trabajar en las cinco grotescas estatuas. Dormía tan sólo unas tres horas cada noche. “Fue algo muy duro para mí”, dice.
Cuando las estatuas quedaron terminadas, fueron distribuidas a cinco ciudades de Estados Unidos: Nueva York, Los Ángeles, San Francisco, Seattle y Cleveland, y la mañana del jueves a las 11 a.m., tiempo del este, un puñado de miembros operativos de Indecline de cada ciudad llevó sus respectivas estatuas a sitios públicos predeterminados y las pegó en el pavimento con pegamento epóxico de alta resistencia que seca en unos cuantos minutos. Esto es todo lo que se necesita para hacer que una marchita reproducción del pene de Donald Trump se vuelva viral.
Además de Ginger,Newsweek pudo hablar también con un representante de Indecline, quien pidió permanecer en el anonimato, acerca de cómo surgió todo esto.
¿Cómo surgió la idea?
Esto vio la luz más o menos en la época en la que Trump estaba a punto de ganar la nominación por el Partido Republicano. Nos dimos cuenta de que no iba a desaparecer tan fácilmente como todos creíamos. No era ningún chiste. Nosotros ya habíamos hecho una pieza acerca de él en México, y esperábamos que todo quedara ahí. Conforme adquiría mayor impulso, nos dimos cuenta de que existe una buena parte de nuestro país con una mente lo suficientemente maleable como para creer sus estupideces.
Parte del catalizador para esta pieza fue el hecho de que deseábamos apartarnos de lo que hacemos normalmente. Hacemos muchas cosas con graffiti. Acabamos de llevar a cabo un proyecto de Black Lives Matter en Hollywood, y trabajamos con este pegamento epóxico, cuyo uso es bastante sorprendente. Comenzamos a conceptualizar cómo deseábamos trabajar en esta pieza, y comenzamos a hablar sobre dictadores y tiranos y figuras históricas y la manera en que son representadas. Uno de los temas que surgieron fueron las estatuas y monumentos. Lenin. Calígula. Todos esos tipos. En muchos parques de Estados Unidos tenemos estatuas de personas ricas de raza blanca y confederadas que poseían esclavos presidiendo sobre parques infantiles. Ese fue el momento de la revelación para nosotros.
A partir de ahí, al darnos cuenta de que no sabíamos cómo demonios trabajar con la arcilla, nos pusimos a buscar a un escultor. El requisito previo que establecimos fue que debía tener antecedentes de trabajo en el tema del horror, preferentemente, una persona a la que alguien como Rob Zombie recurriría para hacer una película. Curiosamente, [Ginger] colaboró en forma muy cercana con Eli Roth. Vimos su trabajo y nos dimos cuenta de que era grandioso. La conversación fue muy simple.¿Haces monstruos? Queremos que hagas a Trump. Exactamente lo mismo. Lo harás muy bien. Él lo hizo con mucho gusto. Tenía todo el control creativo. El objetivo era hacerlo todo en un proceso de seis meses.
Entonces, ¿qué instrucciones le dieron? ¿Solicitaran algo específico acerca de la zona del pubis?
De eso se trataba. Llevamos a la mesa el tema de Hans Christian Andersen. Definitivamente deseábamos jugar con [” El nuevo traje del emperador”]. Lo modificamos un poco. Le dimos cierta orientación con respecto al pene. Más allá de eso, resultó tan realista como fue posible. Deseábamos que luciera horripilante. Y así es, vaya que da miedo.
Sin testículos. Un pene lo más pequeño posible. Básicamente, Trump, el monstruo desnudo. Así es como debes tomarlo.
Sí, y divertirte. Exactamente.
¿Lo programaron para este día en particular por alguna razón, o simplemente fue la fecha más próxima en que pudieron poner en marcha todo esto una vez que las estatuas estuvieron terminadas?
Estábamos barajando varias fechas. Originalmente, íbamos a tratar de hacerlo antes de la Convención Nacional Republicana. Experimentamos algunos retrasos, por lo que tuvimos que posponerlo porque no deseábamos competir con la Convención Nacional Demócrata ni jugar con los medios de comunicación. Por ello, simplemente lo dejamos para después. Lo más difícil fue que teníamos a cuatro o seis personas en cada ciudad trabajando en esto, por lo que fue una pesadilla logística coordinarnos este día preciso y, más allá de ello, la hora exacta en cada una de las ciudades. Eso fue difícil. Requirió cierta preparación.
Este no es un proyecto en el que simplemente puedes revisar los anuncios clasificados y encontrar fotógrafos o instaladores. Tuvimos que recurrir exclusivamente a los miembros de nuestro grupo. En realidad, Ginger ha sido la única persona con la que hemos trabajado fuera del grupo. Así que, en efecto, requirió cierta preparación. Finalmente decidimos que lo haríamos [el jueves]. Habíamos reservado esa fecha desde hace unas tres semanas. Hicimos todo nuestro trabajo de reconocimiento y nos preparamos para todo lo que fue posible.
¿Cómo eligieron las ciudades y las ubicaciones dentro de las mismas?
Cleveland fue la única ciudad que aún no habíamos decidido. Ginger nació y creció en Cleveland, por lo que quisimos poner una de las estatuas en su ciudad natal. Originalmente, íbamos a ponerla en Washington, D.C., pero nos decidimos por Cleveland. Más allá de eso, simplemente elegimos ciudades liberales. Luego, tomamos, por ejemplo, a San Francisco, y redujimos las opciones hasta llegar a Castro, que es un lugar con una cultura gay muy vibrante y que adoptaría y se divertiría con la estatua, y no necesariamente la despedazaría en cinco segundos. En Seattle, instalamos la estatua en Capitol Hill. Elegimos Coventry en Cleveland. En Nueva York, cambiamos en el último minuto. Originalmente, instalaríamos la estatua en Williamsburg, pero vinimos aquí y comenzamos a hablar con algunos miembros del equipo de Nueva York y decidimos actuar descaradamente e instalarla en Union Square. Condujimos hasta acá y revisamos el lugar. Es un sitio muy transitado. Hay muchas personas alrededor. Es increíblemente fotogénico. Ese fue el tipo de cosas que cambiamos de último minuto.
También instalamos una en Hollywood Boulevard de Los Ángeles. Allí hay una tienda minorista llamada Wacko (Chiflado), de la que todos nosotros somos grandes admiradores. Es el tipo de lugar en el que podrías esperar encontrarte una estatua como esta. Están completamente locos. Son una galería de arte. Son bastante progresistas. La arrancaron del pavimento antes de que la ciudad pudiera retirarla y la galería de arte ahora es propietaria de la pieza.
¿Todo salió más o menos como lo esperaban? ¿Les sorprendió toda la cobertura o cómo acabaron desarrollándose las cosas?
Fue más exitoso de lo que creí. No nos metimos en esto pensando que pudiera haber alguna falla, pero al mismo tiempo, si comienzas a navegar por la Internet ahora mismo, verás que las cosas están un poco fuera de control. Con respecto a esto, la cobertura fue, evidentemente, muy buena. Pienso que vale la pena definitivamente, nosotros lo merecemos. Ginger también lo merece.
Nosotros manejamos la estatua aquí en Nueva York, y he hablado con todos los miembros del equipo de las otras ciudades, y el consenso es que a todo el mundo le encanta. Las personas se ríen y tomar fotos y se divierten y modifican las estatuas colocando sostenes de bikini con la bandera estadounidense sobre la figura de Trump y haciendo toda clase de locuras, cosa que sabíamos que harían. Fue increíble. Estuvimos felices de sentarnos simplemente por ahí y ver cómo todo el mundo reía y se divertía. Nadie se sintió ofendido, y si lo hizo, no hizo ningún escándalo. Diría que fue un gran éxito. Sin complejos, sin problemas. Las instalaciones salieron exactamente como las planeamos. Fue un trabajo muy preciso.
¿Qué tan rápido fueron retiradas? ¿La de Los Ángeles es la única que, hasta donde ustedes saben, ha sido preservada?
Sí, la de Los Ángeles que acabo de contarte. La de Nueva York fue retirada en unas dos horas y media. La de Cleveland fue retirada en menos de una hora. La policía la retiró en unos 45 minutos. Hasta donde sé, la de San Francisco y Seattle siguen en pie. [Las estatuas de Trump en San Francisco y Seattle ya han sido retiradas.]
¿Han visto la declaración del Departamento de Parques de Nueva York donde explican por qué retiraron la estatua?
La vimos, igual que el comentario del alcalde. Ambas cosas son grandiosas. Realmente son buenas declaraciones. La del Departamento de Parques fue increíble.
¿Qué es lo que quieren que las personas obtengan de todo esto conforme nos acercamos al día de las elecciones?
La idea es que [Trump] es una pesadilla de la que tenemos que despertar. A pesar de que hay algunos elementos de comedia en la pieza, desde el punto de vista del proyecto, en términos generales, hay varias cosas que deseamos comunicar. Una de ellas es que no debemos temerle. Pienso que muchas personas comienzan a tenerle miedo. Personalmente, creo que muchos de nosotros pensamos que él es un poco sociópata y que no puede controlarse. Sin embargo, al mismo tiempo, no podemos darnos el lujo de tenerle miedo a este tipo. Parece que este proyecto y las próximas semanas serán, con suerte, el último clavo para su ataúd. Va de camino a la salida.
También creo que es una inspiración para informar a las personas que esto no está sucediendo. Definitivamente, Estados Unidos es mejor que esto. A pesar de que hasta el momento nos ha hecho llegar hasta aquí, se está derrumbando, se está cayendo. Con suerte, en un futuro muy próximo, será un recuerdo distante. Esta es nuestra aportación a esta celebración. No pienso que vaya a ser en vano. Creemos firmemente que Trump no será presidente. Y aunque Hillary tampoco es exactamente una opción sobresaliente, esto no está bien. Es una maldad que puedes ver aproximándose desde varios kilómetros de distancia.
No podemos decir lo mismo acerca de Bush. No fue sino hasta que su gabinete comenzó a promulgar muchas de sus maldades. Bush era un idiota. Este tipo es un problema, y esto lo hicimos en el momento oportuno. Él padece una enfermedad mental, y la padece públicamente. [Las estatuas] no son más que ese pedacito de ánimo. Es lo mejor que podemos hacer. No podemos curar el cáncer con ellas. Representan el acto de arrojar nuestro sombrero al ruedo y decir, “Esto aún no termina”. Este es un tema con ese tipo. Es como el monstruo de una película de horror. Es como Jason. Se levanta cada vez que le disparan. Uno no desea quedarse demasiado cómodo, pero al mismo tiempo, desea tener confianza en estas cosas y saber que uno puede defender a su patria y saber que uno es definitivamente mejor que Donald Trump. No puede ocurrir. Él no puede ser presidente.
Si él se recupera otra vez y, Dios no lo quiera, gana, ustedes tendrán que desarrollar otro proyecto sobre Trump para trabajar en él.
Vamos codo con codo. No hay ningún atajo en ese punto. Va a ser algo como la pelea entre Ali y Frazier.