Greenpeace
asegura que los transgénicos no son la solución del hambre; que
esta es una cuestión compleja relacionada con guerras, migraciones, conflictos.
Y explica que 30% de los alimentos producidos terminan en la basura. “Solo con
esto tendríamos lo suficiente para alimentar a todas las personas hoy día y los
que podremos llegar a ser en 2050”. Y aclara que sin intensificar más la
agricultura y sin utilizar cultivos transgénicos.
Añade que 75%
de la superficie agrícola mundial se destina a pastos para ganado, a producir
piensos para estos animales y biocombustibles, no a producir alimentos directos
para los seres humanos.
El debate y
las opiniones son añejos. En 2014, Hilal Elver, relatora especial de las
Naciones Unidas al Derecho de la Alimentación, comentó a ese aspecto: “Creemos
que los cultivos transgénicos, enmarcados en sistemas de alimentación globales
(en los que son empleados como pienso o biocombustible) han contribuido
escasamente a alimentar a los más hambrientos”. Y agregó que las semillas
transgénicas no están diseñadas para apoyar la agricultura campesina o
ecológica, sino para hacer la agricultura industrializada más eficiente.
Mientras se ponen de
acuerdo, las cifras son concluyentes:La nutrición deficiente es la causa de casi
la mitad de las muertes en niños menores de cinco; 3.1 millones de niños cada año.Uno de cada seis niños –aproximadamente
100 millones– en los países en desarrollo presentan peso inferior al normal.