Las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes se dedican a la búsqueda de bebés robados durante la última dictadura argentina, presentaron este miércoles al nieto recuperado número 120, un caso que hasta ahora la institución no tenía registrado.
Se trata de José Luis Maulín Pratto, nacido en marzo de 1977 y robado por un matrimonio vinculado con la fuerza aérea.
El nieto número 120 logró conocer su verdadera identidad en 2009 y desde entonces mantiene una relación estrecha con sus padres biológicos, que siguen con vida.
A diferencia de la mayoría de los casos de bebés robados, los padres de José Luis no fueron desaparecidos pero son sobrevivientes y sufrieron graves violaciones a los derechos humanos en la dictadura.
Desde 2009, el joven lucha en la justicia para que le restituyan sus verdaderos apellidos, Maulín y Pratto.
“Soy José Luis Maulín, pero estoy obligado aún a nombrarme como José Luis Segretín”, escribió el hombre en una carta a los jueces del tribunal que inició la semana pasada el juicio por su apropiación.
En la misiva, el hombre, padre de dos niños de 12 y 16 años, expresó su “congoja y la desdicha de portar una identidad que no es la propia”, y de ser víctima de “un delito que se cometió hace 38 años, pero que se repite cada día”.
Rubén Maulín, el padre de José Luis, era un militante de izquierda que fue secuestrado de su casa en 1976 durante un feroz operativo militar en la ciudad de Reconquista (Santa Fe), delante de su esposa Luisa Pratto, que estaba embarazada, y sus dos pequeños hijos.
Según Abuelas, “los represores se ensañaron con Luisa, fue torturada en su domicilio, frente a sus hijos, violada en reiteradas ocasiones”.
Cuando fue a dar a luz a un sanatorio privado local, el 26 de marzo de 1977, Luisa fue registrada con el nombre de quien luego se apropió del bebé, Cecilia Góngora de Segretín, detalla el comunicado.
El bebé fue entregado a esa mujer y a su esposo, José Segretín, quienes lo llamaron José Luis y lo inscribieron con una partida de nacimiento fraguada.
Después del parto, Luisa siguió siendo visitada por la banda de militares que la sometía a abusos sexuales y torturas.
Rubén Maulín fue liberado en 1982 y una vez juntos denunciaron en la justicia el robo de su bebé, pero no tuvieron respuesta. Tuvieron que esperar 27 años más de búsqueda para el reencuentro.
En 2008, José Luis que sabía que no era hijo de la mujer que lo había criado, escuchó por radio una entrevista a su verdadera madre en la que ella contaba sus padecimientos durante la dictadura y del robo de su niño.
En enero de 2009 el joven se animó a llamarla para decirle que él podía ser su hijo. Luego, las pruebas hechas en el Banco Nacional de Datos Genéticos confirmaron que era el hijo que Maulín y Pratto habían buscado por 32 años.
Las Abuelas de Plaza de Mayo estiman que unos 500 bebés, hijos de desaparecidos, fueron robados durante la dictadura argentina, de los cuales 120 fueron encontrados.