Los españoles dicen que la siesta es un invento suyo,
tanto que el escritor Camilo José Cela le llamaba ‘yoga ibérico’. No es
invención de nadie, la siesta es una necesidad que marca el cuerpo con
precisión: disminuye el estado alerta a partir de la una de la tarde, y se
prolonga por, al menos, una hora. Luego regresa a un buen nivel hasta que llega
el momento de dormir, que se supone se registra entre las nueve y diez de la
noche.
El nombre le llega de una larga historia; los romanos
dividían el tiempo diurno en doce horas; la sexta marcaba la mitad, es decir,
el mediodía, la de máximo calor, y el momento perfecto para hacer una pausa,
descansar un poco y renovar energías, para llegar con ánimo a concluir la
jornada.
La siesta es
un ritmo biológico intrínseco en el que los niveles de alerta disminuyen; comer
contribuye a declinar el nivel de alerta porque el hambre ayuda a mantenernos
despiertos, explica el doctor Alejandro Chediak, neumólogo especialista en
medicina del sueño y miembro del Centro de Disturbios del Sueño de Miami.
Un estudio
reciente de la Universidad de París indica que una siesta corta no sólo nos
regresa a un buen nivel de atención, sino que podría además ayudar a revertir
el estrés y daño inmunológico causado por la falta de sueño, tan común en la
nueva dinámica de presión y prisa, característica de la rutina de las grandes
ciudades en la actualidad.
La siesta aún
se practica en España e Italia y en algunos países de Latinoamérica y Asia, en
Medio Oriente y África del Norte, y hay una razón que los une: el calor. A
nivel teoría, o de saberes populares, se dice que la siesta permitía huir de
las altas temperaturas durante el lapso más caliente del día. En cambio, en los
países industrializados casi nadie se da el lujo de una siesta. Se supone que
la razón tiene que ver con Henry Ford y su famosa producción en serie, que para
que la línea de montaje de sus autos fuera más eficaz, debía mantenerse activa
durante la hora de la comida.
No hay evidencias científicas que comprueben que dormir
acostado es mejor que hacerlo sentado. Lo importante es que se lleve a cabo de
manera ininterrumpida y en un sitio cómodo.Una siesta corta en una silla, ayuda.