En un acto organizado por una marca suiza
de relojes de lujo que es patrocinadora oficial de la Eurocopa, los dos mitos
entraron de la mano al pequeño estadio de césped artificial en el Palais Royal
del corazón de París.
Los considerados dos mejores futbolistas de
la historia fueron los entrenadores de cada uno de sus equipos, con cinco
jugadores cada uno, en un partido de dos tiempos de 15 minutos. Pelé llegó
usando una muleta para caminar.
El equipo de Pelé fue el blanco, en ese
jugaron los también brasileños Dida (portero) y Bebeto, el español Fernando
Hierro, el inglés Rio Ferdinand y el argentino Hernán Crespo.
Maradonna dirigió el equipo negro, ahí
estuvieron los italianos Angelo Peruzzi (portero), Ciro Ferrara y Marco
Materazzi, el holandés Clarence Seedorf y el francés David Trezeguet.
La sorpresa de la tarde fue ver a Maradona,
a sus 55 años, ponerse su camiseta negra con el 10 en la espalda y jugar en la
segunda parte del partido. Pelé, a sus 75 años, permaneció sentado y protegido
del sol con un sombrilla.
El árbitro del partido fue también un
veterano, Howard Webb, de Gran Bretaña, quien pitó la final del Mundial de Sudáfrica
en 2010, entre España y Holanda.
Al final del partido, Pelé y Maradona,
enemigos deportivos, demostraron no serlo en la realidad, como ya lo habían
hecho hace unos años cuando Diego invitó al brasileño a su programa de
televisión.
“Quiero agradecer exclusivamente a Pelé por
estar al lado de los jugadores. Nosotros, con el corazón, sabemos quién es y
quién será. Necesitamos una figura como él”, dijo Maradona.
Por su parte, el astro brasileño expresó: “Quiero
tener un mensaje de paz y de tranquilidad. Gracias a mi amigo Maradona por esta
oportunidad y un gran aplauso para los jugadores que han estado aquí. Este es
un momento de paz. Que en todo el mundo haya momentos de paz, en todos los
estadios”.
Con información de AFP