Un estudio llevado a cabo por la Universidad de
Oxford y publicado por la revista Scientific Reports ha revelado que la intensidad
con la que cada persona siente dolor puede estar influenciada por diversos
factores entre los que destaca, el tener un mayor o menor número de amigos.
Las
personas que tienen más y mejores amigos también toleran más el dolor y esto se
debe a que producen más endorfinas, analgésicos naturales del organismo que
además nos proporcionan sensaciones de placer.
En este
contexto, como explica Katerina Johnson, directora del estudio, “distintos
estudios previos han sugerido que las endorfinas promueven el establecimiento
de vínculos sociales no solo entre los humanos, sino también entre otros
animales. De hecho, existe una teoría que defiende que las interacciones
sociales desencadenan emociones positivas una vez las endorfinas se unen a los
receptores opioides en el cerebro, lo que explicaría la sensación de bienestar
que experimentamos cuando vemos a nuestros amigos”.
En
el estudio los investigadores partieron de la premisa de que las endorfinas
tienen un potente efecto analgésico, incluso mayor que el de la morfina.
Los
participantes en el estudio llenaron un cuestionario en el que se les preguntó
sobre su estilo de vida, personalidad y relaciones sociales. Y asimismo, se les
solicitó que se colocaran y mantuvieran una posición incómoda y dolorosa –la
denominada ‘sentadilla’, en la que se permanece en cuclillas con las rodillas
formando un ángulo de 90 grados, la espalda pegada a la pared y los brazos
extendidos– durante tanto tiempo como fuera posible.
De
acuerdo con la teoría, debería esperarse que los participantes con mayores
vínculos o redes sociales tuvieran una mayor tolerancia al dolor. Y de acuerdo
con los resultados, aquellos cuyos cuestionarios mostraron unos vínculos
sociales más amplios tuvieron a su vez una mayor capacidad para mantener la
postura durante más tiempo. Así que, como destacan los autores, “las amistades
realmente pueden ayudar a eliminar el dolor”.
Como comenta Katerina
Johnson, «los resultados también son interesantes porque algunos estudios
recientes han sugerido que el sistema endorfínico podría encontrarse
interrumpido en trastornos psicológicos como la depresión. Así,los resultados explicarían, cuando menos parcialmente, por qué las
personas deprimidas suelen padecer una falta de placer y suelen descuidar sus
relaciones sociales.