Alrededor del mundo, las mujeres
emplean más tiempo en labores de cuidado no remuneradas que los hombres, pese a que también se han integrado en el mercado laboral formal para sostener a sus
familias, por lo que el balance entre ambas actividades se traduce en una crisis de tiempo
que afecta la calidad de vida de ellas y de sus hijos, revela un estudio
titulado “Trabajo de mujeres: madres, niños y crisis de cuidados” realizado en
Reino Unido.
“A lo largo del mundo hay grandes
inequidades en el tiempo en el que los hombres y las mujeres dedican al trabajo sin remuneración. En promedio,
las mujeres pasan 3.3 veces más en ello que los hombres. Nuestro análisis se
enfoca en los extremos. En países donde la carga de cuidados es pesada y menos
equitativa ese trabajo equivale a 10 semanas o más por año de la vida de una
mujer que de la de un hombre. En Suiza, el país más igualitario, las mujeres pasan 1.7 veces más semanas
por año en trabajo sin paga que los hombres”, revela el estudio.
El trabajo no remunerado supone unos
10 billones de dólares perdidos al año. Esto se traduce a un 13 por ciento del PIB
mundial que no existe en la práctica. Esto es tanto porque las actividades de
crianza no se remuneran como por las diferencias en sueldos que se encuentran
en el mercado laboral entre hombres y mujeres.
Al menos 35.5 millones de niños
alrededor del mundo menores de cinco años pasan más de una hora al día solos o
bajo la supervisión de otro menor, por lo que estas condiciones no solo afectan
a las mujeres. Esta situación no tiene que ver con falta de cariño por parte de
los padres sino con una situación económica que obliga a trabajar más tiempo.
Pero eso no acaba ahí: “las
responsabilidades de cuidado sin paga cuestan a las mujeres más que ‘solo
tiempo’, también se reflejan en menores ingresos. Cuando entran a la fuerza
laboral las mujeres con hijos ganan menos que si no los tuvieran,” descubrieron
también los investigadores.
Algunas de las mujeres con hijos
deben, además, migrar de zonas rurales a urbanas o a otros países para buscar
trabajo y ganar suficiente para sostener a la familia. Los empleos que
encuentran muchas veces son de trabajadoras domésticas aun si ellas no habían
ejercido esa labor antes de emigrar
En los países más pobres este
panorama es aún más grave, dice Emma Samman, una de las autoras del estudio. En
estos países la desigualdad de género es más grave y los padres no pueden pagar
una guardería o dejar de trabajar para cuidar de sus hijos. En países de renta media el 20% de los
niños se quedan solos; en países en vías de desarrollo ese número se eleva al
46 por ciento.
El precio de la maternidad
Las mujeres al entrar en el mercado laboral reciben
un sueldo menor si son madres. Esta diferencia en el salario es de 42% en
países en desarrollo mientras que de 21% en Reino Unido. Esto tiene que ver con posibles
reducciones en la jornada laboral para dedicar tiempo a las labores de crianza,
pero también con las discriminaciones por parte de los empleadores y falta de
servicios de guardería.
En Estados Unidos, de acuerdo a un
estudio del Pew Research Center del 2014, en las familias que tenían a ambos
padres trabajando las mujeres dedicaban más tiempo al cuidado de los niños que
los padres, sobre todo cuando se enfermaban y a lo que respecta a la gestión de
horarios.
De igual forma, se encontró que 41 por ciento de las encuestadas que tenían trabajos
de medio tiempo o jornadas completas decían que ser madres frenaba su
desarrollo profesional. En comparación, solo el 20% de los hombres consideraron
lo mismo.
Los más pobres son los más afectados.
En Botswana un estudio reveló que el 50 por ciento de los padres tenían dificultades en
su trabajo por haber tenido que atender a sus hijos enfermos. Ese porcentaje es
similar al de Vietnam con 41 por ciento. En México la cifra aumenta al 64 por
ciento. En estos tres países, el
22% de las familias de bajos recursos tenía que dejar a sus hijos enfermos sin
atención.
“Hemos encontrado que se entiende que
la crianza de los hijos depende de las madres y lo hombres no creen que sea su
tarea”, dice Samman al ser cuestionada sobre el por qué de las diferencias
entre el tiempo dedicado a la crianza.
Los autores del estudio concluyen también que “La política les está fallando a esas
mujeres y niñas. A menudo, se asume que el tiempo es solo un problema para las
mujeres empleadas en el mercado laboral formal. Y las decisiones que se toman
olvidan a la gran mayoría de mujeres en países en desarrollo que trabajan en el
sector informal (129 millones en el mundo) y cuidan de sus hijos”.
Con información de agencias