Al regresar de un viaje Karin Gibson, la dueña de Paddy, notó que la perrita se comportaba de una manera inusual: era excesivamente cariñosa, no dejaba de olfatear su alimento y tocaba con su pata la mama afectada.
Fue gracias a la insistencia de Patty que Karin acudió al médico, le practicaron diversos exámenes y le diagnosticaron el cáncer de mama de forma temprana, por lo que pudo recibir tratamiento antes de que fuera mortal.
El caso de Patty no es el único en el que estos fieles compañeros han ayudado en la detección de cáncer. De acuerdo con un estudio publicado por la revista médica British Medical Journal, un grupo de investigadores realizó un experimento con un perro labrador entrenado para detectar el cáncer de intestino con su olfato.
Durante varios meses el perro hizo diversas pruebas, entre ellas test de alimentoy muestras de heces de los participantes. Estas muestras fueron dadas por 48 personas con cáncer de intestino y 248 que no padecían la enfermedad o que habían tenido cáncer en el pasado. Además, la mitad de estas últimas muestras eran de voluntarios con pólipos de intestino, que si bien son benignos, son considerados precursores del cáncer de intestino.
En 33 de 36 test de aliento, el pastor alemán logró identificar cuáles muestras eran cancerosas, y lo mismo ocurrió en 37 de 38 pruebas con heces. De acuerdo con los coordinadores del experimento, esto equivale a un 95% de precisión para las muestras de aliento y el 98% en pruebas con heces.
Al respecto Kat Arney, investigadora de la Asociación Británica de Investigación Contra el Cáncer, aseguró que algunos tumores de cáncer producen ciertas moléculas que son detectables gracias al sentido del olfato tan desarrollado que tienen los perros.
Fuente: http://www.antena3.com/