Las potencias occidentales están convencidas de que hay que actuar rápidamente en Libia contra la amenaza del grupo Estado Islámico (EI), pero vacilan entre un simple apoyo militar a un gobierno de unión, que aún no se ha formado, bombardeos o una intervención terrestre.
El EI “preocupa cada vez más” a los países de la OTAN, “por lo que es posible” que intervengan en Libia, afirma Malcolm Chalmers, director adjunto del centro de reflexión RUSI de Londres.
“La cuestión es qué tipo de intervención, de qué naturaleza y de qué amplitud. Esto dependerá en gran medida de la evolución de la amenaza en el próximo mes”, agrega.
El EI, que -según Francia- tiene unos 3 000 combatientes en Libia, inició el lunes desde su bastión de Sirte una ofensiva contra la cuenca petrolera del norte del país. Los occidentales temen que se enriquezca con los hidrocarburos, desestabilice África hacia el sur y exporte yihadistas a Europa a través del flujo de inmigrantes que atraviesan el Mediterráneo.
En efecto, una de las cuestiones claves es la reacción de los grupos armados locales. En 2011, tras la intervención contra Muamar Gadafi llevada a cabo por Francia y Gran Bretaña, el recibimiento de los libios fue positivo, pero en 2016 la situación ha cambiado, el sentimiento nacionalista aumenta en esos grupos armados y la influencia de los islamistas crece.
La guerra excluida
Pero el presidente de la comisión de defensa del Senado, Nicola Latorre, excluyó “toda eventualidad de una intervención militar para hacer la guerra”.
“Sería un error fatal ofrecer a Dáesh (acrónimo árabe del EI) el argumento de una invasión occidental de Libia”, dijo Latorre a la AFP.
Se trata más bien de garantizar la seguridad del nuevo gobierno y de formar al ejército, precisó.
Por su parte, el ministro británico de Defensa, Michael Fallon, anunció que mil hombres de las fuerzas especiales de su país podrían unirse a un contingente de unos 6 000 soldados europeos y estadounidenses para enfrentar al EI en Libia.
Esa declaración siguió al anuncio de un acuerdo interlibio firmado el 17 de diciembre bajo el patrocinio de la ONU. Ese documento, aprobado solamente por una parte de los dos Parlamentos libios rivales, el de Tobruk y el de Trípoli, prevé la formación de un gobierno de unión nacional.
Comandos estadounidenses y británicos se encuentran ya en el país, para “evaluar la situación de seguridad”, según un alto funcionario norteamericano.
Un bombardeo estadounidense mató a mediados de noviembre al iraquí Abú Nabil, uno de los dirigentes del EI en Libia. Pero Estados Unidos no evoca operaciones de envergadura en tierra.
“Estamos decididos a dar al gobierno de unión pleno apoyo político y ayuda técnica, económica, de seguridad y antiterrorista”, dijo Washington en diciembre.
En París, se explica que “la idea es organizar una fuerza internacional bajo mandato de la ONU”.
Francia empezó a constituir una “pequeña biblioteca” a través de vuelos de reconocimiento sobre las posiciones del EI, que toma “pueblos hacia el Chad” y “comienza a instalarse a ambos lados de la frontera tunecina”, según un alto funcionario francés que pidió el anonimato. La misma puede ayudar a “garantizar la seguridad” del futuro gobierno de unión y a controlar el flujo de emigrantes.
En ese contexto “sólo puede pedir ayuda para reforzar” su dispositivo en el Sahel y contribuir así a contener al EI en el sur, agrega.