El fenómeno de la trata de personas es uno de esos crímenes que a veces se nos olvidan, pero que continúan siendo terribles en todo el mundo. Por ejemplo, en la potencia más importante del orbe, Estados Unidos, hay cerca de ciento cincuenta mil mujeres en situación de esclavitud sexual, y en México el porcentaje igualmente es muy elevado.
La trata de personas es una actividad ilegal como muchas otras que generan amplios dividendos y convierte a los responsables en una especie de empresarios que encuentran mercados muy distintos y jugosos como el estadounidense, opina el escritor mexicano Jorge Volpi. Y añade que, ante ello, la responsabilidad del Estado y de la sociedad es acabar con fenómenos como el tráfico de mujeres, la esclavitud sexual y la prostitución infantil.
“Se han hecho algunos avances, ha habido capturas de algunas de las bandas, pero el fenómeno sigue existiendo y por eso tenemos que ser conscientes como ciudadanos para exigir que las autoridades intervengan y terminen con esta industria criminal”, opina nuestro entrevistado.
Hace unos días Jorge Volpi presentó su más reciente obra literaria, la novela Las elegidas, bajo el sello de la casa editorial Alfaguara. En esta narra no sólo el oficio más antiguo del mundo, la prostitución, sino también la trata de personas ejercida en México desde la época prehispánica por muchos de los habitantes de Tenancingo, Tlaxcala, cuya leyenda sostiene que ha habido allí muchos padres que educan a sus hijas para ser sexoservidoras y a sus hijos para traficar con ellas.
Basado en hechos reales ocurridos en 2001 —cuando fue descubierta la red de los hermanos Julio, Tomás y Luciano Salazar Juárez, quienes llevaban años secuestrando a jóvenes mexicanas para obligarlas a prostituirse en Tijuana y en las plantaciones de fresa de San Ysidro, California—, Volpi presenta un mundo de traficantes de mujeres y de prostitución infantil y un universo de padrotes y polleros que parten de una premisa del Génesis, cuando Abraham entra a Egipto y le dice a Sarah, su mujer: “Di que eres mi hermana para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti”.
Las elegidas, cabe decirlo, inspiró la ópera Cuatro corridos y la película Las elegidas, de David Pablos, estrenada en el pasado Festival de Cine de Cannes, Francia.
“Aunque una novela no sirve para cambiar la sociedad de manera directa, sí sirve para hacer más consciente al lector de fenómenos como este”, manifiesta el autor en entrevista con Newsweek en Español. De hecho, el título de la obra hace una referencia casi bíblica a las mujeres que han sido elegidas, “pero desafortunadamente elegidas a veces por su padres o por su hermanos o por los líderes de una banda para terminar por convertirse en esclavas prácticamente sexuales”.
—Incluso la obra comienza con una cita del Génesis…
—Exactamente, sí, de alguna manera uno podría leer en esa cita de la Biblia, cuando Abraham llega a Egipto con su esposa Sarah y le pide que se haga pasar por su hermana y se la entrega al faraón y se hace rico a costa de ella, que encontramos uno de los primeros casos justamente de tráfico de mujeres.
LA CRUDEZA DEL VERSO
La obra tiene, además, la particularidad de que está contada con la crudeza y la fragilidad del verso. Explica Volpi: “Siendo una historia tan terrible, tan dura, había que encontrar una manera de contarla que tuviera un poco de sutileza, que le diera un ritmo distinto, que le diera un poco de lirismo y que permitiera, también, que fuera el lector quien completara un poco la historia y que sólo los versos fueran siendo una especie de guías para la lectura”.
Los personajes y las historias de la novela son tan análogos y tan disímbolos entre sí, que para perfilarlos el autor recurrió a muchos testimonios de las víctimas y judiciales. Además, realizó una amplia investigación esencialmente periodística de lo que se ha publicado tanto en México como en el extranjero sobre este tipo de bandas criminales y de la vida y las costumbres de Tenancingo.
“Quería hacer un retrato coral en donde el centro de la historia, que también se repite en la película de David Pablos y en la ópera Cuatro corridos, es una familia dedicada al tráfico de mujeres, proveniente de Tenancingo, que llega a otros lugares; es observar el comportamiento de esta familia y observar el comportamiento humano, muy distinto de las víctimas”.
Volpi opina asimismo que, aunque la prostitución y la trata de personas aparentemente son dos problemáticas muy aparejadas, en el fondo son por completo distintas.
“La trata es un tema mucho más delicado, aquí no nos encontramos frente a un tema de prostitución, sino realmente frente a un tema de esclavitud sexual, pues a las mujeres no se les permite salir de donde las tienen confinadas y sufren maltrato constante. En la prostitución, que no enfrenta estas características, también hay una situación de desventaja constante de las mujeres, son las razones que normalmente impulsan a tratar digamos de regularlas para que solamente ocurra en el caso de que la mujer adulta y consciente quiera dedicarse a ello, aunque siempre están en condiciones de desventaja social, cultural y de explotación del hombre”.
—¿Que en México existan estos temas es una ventaja o una desventaja para los escritores?
—No sé exactamente cómo responderlo. Por un lado vivimos, como dice la maldición china, en tiempos interesantes, y eso normalmente se traduce en que para miles de personas en realidad no son interesantes: son aciagos, son duros, son a veces intolerables. Pero, ciertamente, esos tiempos interesantes generan también un espacio de imaginación en donde los escritores pueden recrear los problemas que viven cotidianamente.
—¿Quedaste complacido con tu obra, quedó satisfecho tu reto inicial?
—Espero que sí, pero eso lo dirán los lectores, no yo mismo.
—¿Pero desde un punto de vista personal?
—Desde el punto de vista personal estoy muy contento de haber hecho este proyecto, de que este proyecto haya inspirado a otros artistas, de que se haya convertido en un proyecto multidisciplinario con la ópera y la película.