En Tulancingo pese a las constantes quejas vecinales, persiste la venta y consumo de pulque en la calle Soto Mayor, entre Echavarri y Rodríguez I. Coss, a media cuadra de la Iglesia de Los Ángeles.
Cada domingo, en ese punto de la ciudad se instala un grupo de comerciantes, en su mayoría provenientes de La Barranca, comunidad de Acatlán. Ahí expenden desde legumbres hasta la bebida embriagante, que transportan en garrafones o envases de empresas refresqueras sin las medidas de higiene.
La comercialización e ingesta de pulque inicia desde temprana hora y atrae a hombres y mujeres, quienes ocupan las banquetas y parte del arroyo vehicular para conversar, degustar la bebida y hasta realizar necesidades fisiológicas en la vía pública. Según los vecinos, también son comunes los connatos de riña.
La venta ilícita transcurre a la vista de inspectores de Mercados, dependencia encargada de regular al comercio ambulante y cobrar el uso de piso; policías preventivos, y oficiales de Tránsito, mismos que patrullan la zona.
Aunque los habitantes de la calle Soto Mayor reconocieron que se trata de un problema añejo, coincidieron en que ha cobrado fuerza durante los últimos meses, ante “la complacencia de las autoridades” municipales.
El secretario de Servicios Municipal, Arturo Roldán, del que depende la dirección de Mercados, afirmó que no estaba enterado del caso, pero sostuvo que lo atenderá personalmente y erradicará esta práctica comercial que viola lo dispuesto en el Bando de Policía y Gobierno.