Fue poco antes de las 12:30. Sucedió de repente. Miles de personas se agolpaban en la estación de Keleti en Budapest sin posibilidad de seguir adelante. El gobierno húngaro ha cancelado todos los trenes con trayecto internacional por “razones de seguridad”. Los ánimos estaban calientes desde primera hora. Y poco después del mediodía alguien empezó a repartir fotografías de Merkel en tamaño A3. Y ya está. Así sin más. El rostro de la canciller alemana la chispa que prendió un polvorín que tarde o temprano tenía que estallar. Así lo relata Alberto di Lolli, para la versión española del diario Le Monde.
Los refugiados se pusieron en pie alzando la fotografía al cielo. Algunos echaron a andar hacia la avenida y el resto les siguieron. Primero unas decenas. Luego cien, trescientos. Alguien miró un mapa y puso rumbo oeste. No puede decirse cómo se fueron sumando, pero cuando salieron de la ciudad y empezaba a no haber casas, al mirar atrás ya no se veía el final. A pesar de que apenas ha dado tiempo a cargar lo poco que pueden llevar dos manos y una espalda, sin agua y sin comida, esta Gran Marcha es ya imparable, añadió el periodista que acompaña a los refugiados.
Dentro de su relato aclara que, por si alguien tenía dudas, por si pensaron que sólo algunos podrían hacerlo, a la cabeza, con una enorme sonrisa va abriendo el paso Haled. Sirio. 24 años una pierna y media y un par de muletas. Junto a él otro joven empuja una silla de ruedas sobre la que va un anciano con barba y la misma sonrisa de oreja a oreja. Y un joven de 20 años que lleva entre sus manos una foto de Merkel quien levanta la imagen hacia la cámara y dice: “We love Merkel. Merkel is our mother”.
Y como hijos pródigos que buscan un abrazo donde caer por fin y llorar como niños, allá van estos desheredados. Sin contar los kilómetros, sin saber por cuántos días. Allá van. Al corazón de Europa. Alguien ha traído una bandera europea y ahora el paso lo abre el círculo de estrellas. En primera fila. Finalmente agrega que no hay parada para comer. Se come sobre la marcha. El que no puede se echa sobre el asfalto a recuperar el aliento y luego se levanta otra vez y sigue.
Los ciudadanos apoyan a Merkel, los políticos no
De acuerdo con el portal español de El País, la mayoría de los alemanes está a favor de seguir acogiendo por lo menos a tantos refugiados como hasta ahora. Una reciente encuesta de la televisión pública alemana mostró que un 37% de los consultados está a favor de mantener el número de asilados políticos; y un 22% preferiría conceder más. En cambio, un 33% considera que Alemania debe restringir su derecho de asilo político.
Además, seis de cada 10 ciudadanos dicen no sentir miedo ante las llegadas cada vez más numerosas de refugiados. Los recelos son mayores en la parte oriental del país: el 46% de los ciudadanos del este dice tener miedo, frente a un 36% en el oeste. El Gobierno prevé recibir este año a 800.000 refugiados, el máximo histórico. Solo en agosto llegaron más de 100 000.
Sin embargo, el mismo portal reporta que, los militantes de la Unión Social Cristiana de Beviera (CSU) y el sector más conservador de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), dos de los principales partidos alemanes, han arremetido contra la anciller por sus políticas pro refugiados pues consideran que es “una decisión completamente errónea”.
(Con información de El Mundo y El País)