Bangkok.— Soldados tailandeses inspeccionan la escena después de que una bomba explotó fuera de un santuario religioso, en la capital tailandesa, la noche del pasado 17 de agosto. El atentado mató al menos a veinte personas e hirió a más de 120. Partes de cuerpo humano se hallaron esparcidas en la calle después de la infame explosión a las puertas del templo de Erawan, en Chidlom. Al cierre de esta edición, Tailandia consideraba poco probable que algún grupo terrorista internacional fuera el responsable del atentado, y pidió ayuda a la Interpol para encontrar al principal sospechoso, un extranjero, que habría tenido al menos diez cómplices. El miércoles las autoridades emitieron una orden de búsqueda y un retrato del presunto autor criminal, pero aún no consiguen identificarlo y nadie reivindicó el ataque. Entre los muertos figuran varios extranjeros, de los muchos que visitan este templo a cielo abierto situado en pleno corazón de los grandes centros comerciales de la ciudad. Tailandia es un país profundamente dividido tras casi una década de violencia política, repetidas protestas callejeras que acabaron en muerte y explosiones de bombas, aunque ninguna del calibre de la de este lunes.
Dos miembros del consejo editorial de Newsweek Baja California decidieron renunciar al cargo honorario por asuntos personales. Se trata de...
Read more