Mark
Rossini, un ex agente especial del FBI en el centro de un misterio persistente
relacionado con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, dice que
está “horrorizado” por las declaraciones recientemente desclasificadas de
George Tenet, ex director de la CIA, defendiendo las acciones de la agencia de
espionaje para detectar y detener el complot.
Rossini,
que fue asignado al Centro de Contraterrorismo (CTC, por sus siglas en inglés)
de la CIA al momento de los ataques, desde hace mucho ha sostenido que el
gobierno de EE UU ha tapado las relaciones secretas entre la agencia de
espionaje e individuos saudíes que quizás hayan sido cómplices del complot.
Quince de los 19 secuestradores que volaron aviones comerciales contra las
torres del World Trade Center, el Pentágono y un fallido intento de estrellar
uno contra el Capitolio de EE UU, eran saudíes.
Un
informe muy censurado y redactado en 2005 por el inspector general de la CIA,
del cual ya se habían hecho públicas algunas partes, fue desclasificado todavía
más previamente este mes. Este halló que investigadores de la agencia “no
encontraron evidencia” de que el gobierno de Arabia Saudí “apoyase consciente y
voluntariamente” a terroristas de Al-Qaeda. Añadía que algunos oficiales de la
CIA habían “especulado” que “disidentes simpatizantes dentro del gobierno”
podrían haber apoyado a Osama bin Laden pero que “los reportes eran demasiado
escasos para determinar con cierto grado de certeza dicho apoyo”.
Más
de 30 páginas relacionadas con Arabia Saudí en ese informe fueron eliminadas.
La administración de Obama también se ha negado a desclasificar 28 páginas que
abordan las conexiones saudíes con los secuestradores en una investigación
congresista conjunta de los ataques.
Como
se ha reportado previamente, Rossini y otro agente del FBI asignado al CTC,
Doug Miller, supieron en enero de 2000 que uno de los futuros secuestradores,
un agente de Al-Qaeda de nombre Khalid al-Mihdhar, tenía una visa de entradas
múltiples para entrar a EE UU. Para mediados del verano de 2001, la CIA
advertía constantemente al Presidente George W. Bush y otros funcionarios de la
Casa Blanca que un ataque de Al-Qaeda era inminente. Pero cuando Miller y
Rossini trataron de advertir a las oficinas centrales del FBI que Al-Mihdhar
podría estar suelto en EE UU, un supervisor de la CIA les ordenó que guardaran
silencio.
Rossini
dice que le “preocupa profundamente” cómo la agencia continúa suprimiendo
información relacionada con los contactos entre la CIA y Arabia Saudí,
especialmente cuando la agencia está desclasificando otras porciones de
documentos para demostrar que hizo todo lo posible para frustrar el complot del
11 de septiembre de 2001.
“No
hubiera habido un 11/9 si el CIR [siglas en inglés de Reporte de la Central de
Inteligencia] de Doug sobre Al-Mihdhar se hubiera enviado”, dijo él a Newsweek en un correo electrónico.
“Punto. Fin de la historia.
“La
falta total de responsabilidad, ni un deseo de escudriñar la verdad de por qué
el memorándum de Doug no se envió”, añadió él, “es la razón por la cual las 28
páginas concernientes a los saudíes han sido bloqueadas” al acceso público.
En
2005, Tenet, el director de la CIA al momento de los ataques, refutó airadamente
el juicio del entonces inspector general de la CIA, John Helgerson, quien dijo
que Tenet no hizo lo suficiente para detener el complot de Al-Qaeda.
“Su
informe pone en entredicho mi profesionalismo, diligencia y habilidad al
dirigir a los hombres y mujeres de la inteligencia de EE UU para contrarrestar
el terrorismo”, escribió Tenet a Helgerson en otro documento muy censurado que
se hizo público el 12 de junio. “Hice todo lo que pude para informar, advertir
y motivar una acción para evitar daños. Su informe no retrata con justicia ni
exactitud mis acciones, o la labor heroica de los hombres y mujeres de la
Comunidad de Inteligencia”.
Rossini
afirma que documentos todavía clasificados “mostrarían un patrón de asistencia
financiera, y aún más, el papel de la CIA en el intento de reclutar a
Al-Mihdhar. Él dice que estaba “convencido” de ello, y que “no hay otra
explicación” para que la CIA se niegue a hacer pública más información.
Un
ex agente de campo de la CIA que trabajó en el CTC en 2001 dijo a Newsweek previamente este mes que la
teoría de Rossini tenía méritos. “Encuentro eso un poco difícil de creer, que
[Al-Mihdhar] fuera una fuente válida”, dice el ex agente, quien pasó 25 años
manejando espías en algunos de los lugares más peligrosos del mundo, incluido
Oriente Medio. “Pero por otro lado, los tipos que estaban tomando muchas
decisiones por entonces eran analistas de bajo rango, quienes tenían cero
experiencia general y absolutamente cero experiencia operativa en el terreno o
cualquier tipo de entrenamiento operativo”.
Los
analistas habían empezado a tomar iniciativas de recopilación de inteligencia
más allá del nivel de sus habilidades, usualmente mediante desarrollar sus
propias “fuentes” confidenciales en los servicios de espionaje de Oriente
Medio, dice el ex agente, quien habló bajo la condición del anonimato para
discutir con libertad un asunto tan sensible. Así, es del todo razonable, dice
el ex agente, que un analista de inteligencia en el CTC tratase de desarrollar
a Al-Mihdhar como una fuente a través de contactos saudíes.
“No
pienso que siquiera hablaran personalmente con alguien” en el campo, añadió el
ex agente. “Ellos probablemente conseguían una fuente a través de
intermediarios. Sí que su fuente [con respecto a los secuestradores] pudo haber
sido alguien en el servicio saudí quien dijo que estaban hablando con alguien,
o alguien en el servicio jordano quien dijo que estaba hablando con alguien. En
lo que a mí me concernía, ellos eran un puñado de mentirosos de mierda. Así que
pudieron hacer eso”.
Rossini
y su colega, Miller, siguiendo las reglas estrictas del CTC con respecto a la
secrecía, guardaron silencio por muchos años en relación con su intento
frustrado de advertir a la oficina central del FBI sobre Al-Mihdhar, dándoles
municiones a los críticos para poner en duda su historia. Pero en una
entrevista con Newsweek, un ex colega
del FBI ahora ha dado un paso al frente públicamente por primera vez para
respaldar la versión de los eventos de ellos.
James
Bernazzani, quien se hizo cargo del contingente del FBI en el CTC en Langley,
Virginia, poco después de los ataques del 11/9, recordó un encuentro con
Rossini. “Mark entra un día en mi oficina de Langley y dice: ‘Algo me ha estado
molestando’. Él me cuenta toda la historia” sobre cómo a él y Miller les habían
prohibido decirle a alguien sobre la posible presencia de por lo menos un
terrorista de Al-Qaeda, Al-Mihdhar, en EE UU el julio anterior, dice
Bernazzani.
“Yo
dije: ‘Mark, si no está en papel, nunca sucedió’. Él dijo: ‘Lo tengo’. Después
de unos minutos regresó y me lo mostró”. Miller, al parecer, había hecho una
copia del cable de advertencia que había preparado para la oficina central del
FBI.
“Lo
leí y dije: ‘Con un puto carajo’,” recuerda Bernazzani. “Yo dije: ‘Esto hubiera
parado toda la cosa’. Llamé al subdirector Pat D’Amuro”, quien estaba a cargo
de la investigación del FBI sobre los ataques del 11/9. “Dije que necesitaba
verlo de inmediato. Él dijo: ‘Más vale que esto valga la pena’. Le aseguré que
la valía. Manejé directamente a la oficina central del FBI. Me tomó sólo unos
15 minutos llegar allí. Probablemente establecí algunos récords de velocidad”.
Bernazzani,
quien se retiró en 2008 con un Premio Presidencial por Servicio Meritorio, dice
que D’Amuro “lo lee, me mira y dice: ‘Me haré cargo de esto’.”
Bernazzani
regresó a las oficinas centrales de la CIA. “Le dije a Mark que estaba hecho,
que estaba en las manos correctas”, dice Bernazzani. Luego, cuando los
investigadores congresistas vinieron en busca de documentos relacionados con
los ataques del 11/9, “el FBI no pudo hallarlo en sus computadoras”, dice él.
“Si lo hicieron, no me lo dijeron”.
D’Amuro,
ahora director ejecutivo de 930 Capital Management en Nueva York, no respondió
inmediatamente a una solicitud para que comentase.
Todos
estos años después, “lo que Mark dijo es cierto”, dice Bernazzani. “Sí sucedió”
como lo dijo Rossini.
En
cuanto a por qué los analistas del CTC ordenaron a Rossini y Miller que no
dijeran al FBI sobre terroristas de Al-Qaeda sueltos en EE UU, Bernazzani sólo
puede teorizar. “Fue un ejemplo clásico de analistas apropiándose de la
información”, dice él. “Los operadores comparten la información. Algunos
analistas tienden a pensar que la información no es algo que te importe”.
Rossini
es más terminante. “Ellos mantenían una operación clandestina en EE UU y no
querían que el buró se involucrara en ella”.
Corrección:
Una versión anterior de este artículo erróneamente decía que los agentes
Rossini y Miller del FBI supieron de las visas múltiples para EE UU de
Al-Mihdhar en el verano de 2001. Fue en enero de 2000 cuando supieron de sus
visas.