La izquierda mexicana está dividida. Para Andrés Manuel López Obrador entrar con Morena en la Ciudad de México es estratégico para tener opciones como candidato en 2018. El PRD busca mantener su poder, pero lleva a cuestas la fractura interna de sus tribus. La delegación de Iztapalapa, bastión de esa izquierda en pugna, representa el claro ejemplo de unas divisiones que podrían pasarle factura el próximo 7 de junio.
“Francamente, yo a Morena ni sé de dónde se lo sacaron, ¿qué es eso? Yo no entiendo, estoy indeciso pero si sé que es donde está ahorita López Obrador, patrocinando a esta de Morena (Clara Brugada), que siempre han ayudado mucho y a esos yo los apoyo”, suelta Trinidad Guerrero, postrado tras una pancarta del Movimiento Regeneración Nacional.
Las palabras de Trinidad, de setenta y seis años, resumen el sentir general del hasta ahora bastión perredista. El iztapalapense, a quien en su colonia conocen como el Toluco López, vende papas y da “masajes en el organismo” en una calle muy concurrida de esta delegación de casi dos millones de habitantes y una extensión de 116.67 km2, el 7.5 por ciento de la superficie de la capital mexicana.
En la inmensa demarcación, que cuenta con uno de los presupuestos más altos del DF (más de 3800 millones de pesos), la lucha entre el PRD y Morena para captar votos salta a la vista. Está tapizada con propaganda electoral de ambos partidos. Con una lista nominal, según cifras del Congreso Ciudadano de Iztapalapa, de cerca de un millón 900 000 votantes (casi el 25 por ciento del electorado del DF), esta demarcación política, bajo dominio perredista desde 1997, hoy tiene enfrente un posible contrincante.
Muchos de los votantes desconocen las diferencias programáticas de unos y otros, si es que las hay. “Nos pusieron este afiche sin pedir permiso los del PRD, pero nosotros somos de Morena, que son los que nos pusieron alumbrado”, dice una señora con pelo cano y arrugas marcadas, en la puerta de su casa. Otra mujer mayor que regenta un pequeño negocio comenta que vinieron a ofrecerle unos lentes a cambio de copias de sus credenciales. “Les llevé cuatro copias de mis familiares, pero nunca nos dieron los lentes. No estoy contenta con ningún partido. Nunca nos hacen caso.”
Atrás quedaron los tiempos (de Cuauhtémoc Cárdenas a Marcelo Ebrard) en los que el Partido de la Revolución Democrática mantenía una línea combativa. “Hoy la izquierda electoral mexicana vive una fragmentación que favorece a los poderes consolidados”, comenta el columnista político Julio Hernández López.
El PRD no quiere perder sus principales feudos: las delegaciones de Iztapalapa y Cuauhtémoc. El sol azteca, explica el periodista, que venía siendo el cauce principal de la izquierda, hoy se confronta con el partido de quien fue candidato presidencial en 2006 y 2012. “Es una lucha enconada, entre antiguos aliados que ahora se adjudican calificaciones envenenadas”, asegura.
Y agrega: “La consecuencia inmediata de esa división en la izquierda es que existe confusión entre el electorado y que el PRD y Morena pelean por el tercer lugar, dejando el camino libre al PAN y a la dupla PRI-Verde”.
Luis Daniel Vázquez Valencia, investigador de la Flacso-México, confirma que de forma sistemática el PRD siempre estuvo en tercer lugar detrás de estos dos partidos, con respecto al voto duro, y la excepción sólo fueron las elecciones presidenciales de 2006 y 2012, “donde quedó en segundo lugar en la primera elección frente al PAN y en la segunda frente al PRI”.
El experto cree que el problema con tener dos partidos de izquierda es que perderán —por la ingeniería electoral— ciudades que pudieron haber gobernado, entidades federativas, puestos en el Congreso y presupuesto. “Además, por el nivel de encono que hay entre ellos, difícilmente serán aliados en los distintos congresos, es decir, será más difícil la acción conjunta de estos partidos.”
Ricardo Monreal, candidato de Morena a la jefatura delegacional en Cuauhtémoc, dice que no existe tal división interna en el seno de la izquierda. “Al contrario, la llegada de Morena al proceso puede salvar a la izquierda porque representa una alternancia de gobierno dentro de la izquierda”, comenta en entrevista con Newsweek en Español.
Según el exgobernador zacatecano, un gran número de ciudadanos “ya no quieren votar por el PRD, pero tampoco lo quieren hacer por la derecha (PAN o PRI), entonces surge una posibilidad de alternancia dentro de la izquierda que incluso puede ser la primera fuerza política en el DF”, estima.
Una intensa lucha en puerta
“¿Usted confía en AMLO?”, le preguntamos a Trinidad Guerrero, quien desde hace catorce años vive en Iztapalapa a cargo de un puesto de papas, un pequeño gimnasio de boxeo y un centro de Alcohólicos Anónimos. Refiere que si bien AMLO “ha hecho algunas cosas feas […] es un buen hombre”. “Yo tengo una tarjeta que me dio para mi despensa, cada mes, de mil pesos. Se le agradece porque mil pesitos no me caen mal. Yo sólo le pido a Dios por aquel funcionario que tenga mente y corazón para los que sufren, tanta gente que sufre, que no tienen dónde vivir, los sueldos están por los suelos… Eso sí, no me pregunte de dónde sale Morena porque no lo sé”, se previene.
El Movimiento Regeneración Nacional surgió en 2012 cuando AMLO decidió agrupar a varios sectores de la población en una causa independiente. En estos comicios, y por disposición legal, Morena no puede crear alianzas electorales. En 2012 el tabasqueño fue postulado como candidato presidencial por el PRD, en coalición con los izquierdistas Partido de Trabajo y Movimiento Ciudadano.
Hoy, un poco desamparado ante esta imposibilidad de crear alianzas, Morena ha iniciado una lucha intensa con el partido del sol. Como estrategia electoral, busca movilizar al electorado de la delegación Cuauhtémoc para votar en Iztapalapa, donde tendrían más opciones. Aunque, en opinión de Norberto Martínez, miembro del Congreso Nacional Ciudadano DF-Iztapalapa, los de esta delegación son fieles al PRD, pero se enamoraron de una persona (AMLO), “y aunque le encuentren algún detalle de corrupción, siguen amándolo”. Hoy por hoy, las candidatas de uno y otro partido “se jalan las mangas”.
Martínez se refiere a Dione Anguiano Flores, candidata a Iztapalapa por el PRD, que en el último mitin con vecinos de la colonia Valle de Luces se mostró muy optimista: “Iztapalapa seguirá siendo perredista”, y aseguró que las encuestas la favorecen.
Su rival, Clara Brugada, candidata por Morena y exdelegada en el periodo 2009-2012, recientemente dijo en una entrevista para Grupo Fórmula que está preparada, contenta y que todo va bien en Iztapalapa.
Ambas candidatas son las favoritas para ganar la elección.
Es posible que una vez vistos los resultados el 7 de junio y “ante su caída electoral”, el PRD y Morena comiencen a promover la unidad rumbo a 2018. “El problema es que a esta izquierda sólo la mueve la ‘zanahoria’ electoral, no la vinculación con las luchas sociales ni la creación de nuevos cuadros ni una insurrección cívica. Sólo administran el descontento y acaban convalidando el mismo sistema”, comparte el autor de la columna Astillero.
Una izquierda híbrida
El PRD, esa “suerte de priismo” (casi todos sus fundadores son extricolores), comulga con ciertos aspectos del dogma de izquierda, como oponerse a los tratados de libre comercio o al gobierno tecnócrata.
Para gobernar el DF, aprendió a moderar su tono, a suavizar su discurso para, a la larga, gobernar con candidatos que no provenían del partido (como Ebrard y Mancera), explica el analista Daniel Vázquez.
Otra diferencia que le otorga puntos a Morena, según el especialista, es que su liderazgo es claro, personalista, no hay tribus internas y eso da unidad al partido, pero aminora su vida democrática interna.
Y es que “en Iztapalapa tienen una fuerte red clientelar muy bien organizada como se demostró con la elección de 2009 en la que Rafael Ponfilio Acosta, alias Juanito, fue postulado como delegado. “Lo interesante del caso es que cambiaron el sentido de la elección en esa zona en sólo una semana”, agrega Vázquez.
Norberto Martínez, del Congreso Nacional Ciudadano de Iztapalapa, comenta, durante un recorrido que hacemos por la delegación, que existen intereses entre el PRD y Morena. “En el fondo hacen como que se pelean, pero lo hacen para recibir dinero para los dos partidos. Los dos prometen más negocios, prestaciones a cambio de credenciales como las de la tercera edad o madres solteras.”
Recuerda cómo hace diez años el PRD le prometió a su padre construirle una casa de tres niveles a cambio de juntar gente para AMLO. Nunca se la dieron. Ya mayor, su padre se desanimó, pero nunca dejó de votar a López Obrador. “Sigue con su enamoramiento por el líder carismático. Prefiere al malo conocido que al bueno por conocer, como todos en Iztapalapa, ya sea Morena o PRD.”