A partir de aquí, si vas a participar en un disturbio, probablemente quieras usar esas gafas con las narices graciosas. Y tal vez una peluca. Porque de no hacerlo, la tecnología de reconocimiento facial te va a poner tras las rejas.
Esto no es sólo un sueño húmedo de Kim Jong Un sobre un Estado policiaco del que nadie pueda escapar. Un trío de tecnologías —aprendizaje para computadoras, redes sociales y cámaras en todas partes— están convergiendo para hacer posible identificar alborotadores y saqueadores después de un hecho delictivo. También tendrá implicaciones más amplias, ya que la tecnología será capaz de identificar a casi cualquier persona en cualquier lado haciendo cualquier cosa. Ya nada de meterte secretamente a la Zona Roja, mi chavo.
Versiones tempranas de esta tecnología ya han sido desplegadas para ayudar a la policía a arrestar alborotadores en el Reino Unido y en Vancouver, donde las cosas se pusieron feas en 2011, cuando sucedió lo único que podría hacer que la gente en Canadá se alborotase: el equipo de la ciudad perdió un partido de hockey.
Asombrosamente, no hemos oído mucho con respecto a que Baltimore use esta tecnología después de los disturbios allí, incluso cuando la alcaldesa Stephanie Rawlings-Blake insinuó que lo haría. Hasta ahora, la policía de Baltimore ha reportado sólo un incidente que presagia tácticas futuras. Cuando un joven cortó las mangueras de los bomberos cuando trataban de apagar un fuego en una farmacia CVS, alguien captó la acción en video con un teléfono celular y lo publicó en los medios sociales, donde alguien más lo vio y dio el pitazo a la policía, quienes arrestaron y acusaron a Greg Bailey, de veintidós años. Pero eso fue más mala suerte por parte de Bailey que una nueva manera estratégica de mantener la paz.
Sin embargo, eso va a cambiar, y la primera tendencia que impulsa este cambio táctico es la ubicuidad de las cámaras. Hay alrededor de siete mil millones de teléfonos celulares en el mundo, casi uno por cada persona, y casi todos esos teléfonos tienen cámaras. En el metraje de los noticieros de TV desde Baltimore, se pudo ver a los alborotadores tomando imágenes con teléfonos celulares tan indiferentemente como si estuvieran de vacaciones en Disney World. Por supuesto, los teléfonos celulares también han captado la brutalidad policiaca, y el metraje del arresto de Freddie Gray disparó los disturbios de Baltimore. Como Jon Stewart dijo mordazmente en su programa: “La ubicuidad de los teléfonos celulares está rebasando por mucho la conciencia de la policía en la ubicuidad de los teléfonos celulares”.
La cantidad de cámaras de vigilancia también está aumentando muchísimo. Han estado en bancos y vestíbulos por décadas, pero conforme se desplome el costo de las cámaras y el almacenamiento de imágenes, la tecnología hallará cómo entrar en todo negocio pequeño y muchos hogares privados. Un hombre en Colorado montó una cámara para poder ver su césped crecer. Básicamente, ahora uno debe asumir que alguien podría estar tomando su imagen cada vez que se está en público.
Entonces, ¿qué pasa con estas imágenes? Bueno, muchas de ellas son subidas a los medios sociales, donde todo el mundo puede verlas. Facebook es el más grande depósito de fotografías en la historia. Sus mil cuatrocientos millones de usuarios suben trescientos millones de fotos al día. Y luego está el video. Sólo YouTube tiene mil millones de usuarios, quienes suben trescientas horas de video cada minuto. Eso significa que cada minuto en nuestra realidad equivale a dieciocho mil minutos de realidad en YouTube. Trata de pensar en eso la próxima vez que estés borracho.
Estos dos desarrollos ya están cambiando la manera en que la policía encuentra a los criminales. Después de los disturbios de Londres en 2011, la policía creó una página de Flickr, “London Disorder-Operation Withern”, y publicó imágenes de saqueos y violencia, pidiendo al público que identificase a los supuestos perpetradores. Se hicieron alrededor de cinco mil arrestos con ayuda del sitio. Pero pedir ese tipo de asistencia de parte del público es como hacer copias de un libro a mano justo cuando se inventa la imprenta.
El softwarede reconocimiento facial ha avanzado mucho rápidamente. Todos hemos ayudado a ello enormemente con sólo publicar y etiquetar fotos en Facebook. Ello ha creado un lote de fotos que ayudan a las computadoras a aprender cómo un rostro se puede ver diferente dependiendo del ángulo, la luz, la expresión, la edad y demás. Y un proyecto de Facebook llamado DeepFace ha instruido de manera sistemática a las computadoras sobre los rostros. En este momento, DeepFace identifica correctamente un rostro alrededor de 97 por ciento de las veces. Cuando los humanos ven fotos, aciertan 98 por ciento de las veces. Entonces, si eres un criminal y alguna vez una foto tuya se publicó en Facebook, ya te fregaste.
Facebook no es el único órgano que compite para desarrollar el reconocimiento facial. La rama de investigación en inteligencia del gobierno de Estados Unidos el año pasado comenzó un proyecto de reconocimiento facial llamado Janus. En el mundo policial, NEC Corporation of America (empresa matriz de NeoFace) y otras compañías promocionan tecnología que puede empatar las fotos de prontuario en una base de datos policial con imágenes tomadas por cámaras de seguridad o publicadas en medios sociales. Otras compañías venden el reconocimiento facial a minoristas, quienes podrían usarlo para detectar a ladrones conocidos de tiendas.
Algunas aplicaciones de la tecnología son nimiedades. Microsoft causó revuelo recientemente cuando convirtió su softwarede reconocimiento facial en un sitio en la red que puede calcular la edad de una persona. Cuando mucho, esto podría ser útil para alguien que usa un sitio de citas.
Por supuesto, el lado malo es el factor de lo escalofriante. Es fácil imaginar abusos, especialmente por parte de gobiernos que no están del todo emocionados por la libertad de expresión y de acción. Como es el caso con casi todo aspecto de nuestra era digital, tendremos que ajustar nuestras expectativas de privacidad o aprobar leyes que gobiernen esta cosa.
No todo en el reconocimiento facial está orientado al Estado policiaco. Facebook ha dicho que quiere usar DeepFace para proteger la privacidad, no invadirla. El softwarepercibirá cada vez que alguien suba una foto tuya y te dará la oportunidad de borrar tu rostro. Los minoristas están interesados, como una manera de mejorar el servicio a los clientes. Tal vez un sistema podría reconocerte cuando pases por la puerta, alertando a los empleados para que te saluden por tu nombre y anticipen lo que quieres, de la manera en que podría suceder en la tienda de una ciudad pequeña a la que vas cada semana.
Y piensa en la vergüenza que te ahorrarás si usaras un tipo de dispositivo como Google Glass en una fiesta de la compañía y reconocieras al tipo de contabilidad que deberías conocer por su nombre propio.
Aun así, la seguridad y la vigilancia policial son un gran impulso de la tecnología de reconocimiento facial, y toda sociedad tendrá que resolver cómo equilibrar esto con los derechos humanos. La gente ya empieza a diferir. Un diseñador británico, Adam Harvey, celebró una sesión reciente de técnicas de peinado y maquillaje destinados a derrotar al software de reconocimiento facial. Aunque, en serio, las gafas con narices funcionarían igual de bien.