Los científicos saben que el olor es un poderoso factor desencadenante de recuerdos, más que cualquier otra cosa. Ahora, en un nuevo estudio, los investigadores esperan poder utilizar nuestras inteligentes narices para ayudar a las víctimas de crímenes violentos a identificar a los culpables.
Toda persona que haya visto alguna vez un drama policiaco está familiarizada con la alineación de testigos oculares: las víctimas, basándose en sus recuerdos visuales, tratan de identificar al sospechoso de entre un grupo de desconocidos elegidos al azar. Pero en los últimos años, han surgido cada vez más datos que indican que los testigos oculares muestran una precisión reducida al reconocer visualmente a los perpetradores, quizá debido al trauma provocado por un evento atemorizante. Por esta razón, los científicos forenses han buscado nuevas formas de ayudar a las víctimas a identificar a los criminales.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Aveiro, en Portugal, decidió evaluar el olor. El equipo mostró videos de crímenes violentos a 40 estudiantes que participaron en el estudio, al tiempo que les pedía que olieran una muestra de olor corporal tomado de las axilas de un donante. Después, a los estudiantes se les entregaron cinco frascos de vidrio con aromas diferentes y se les pidió que trataran de identificar el olor corporal que habían olido antes.
Los estudiantes tuvieron éxito 75 por ciento de las veces, lo que constituye un aumento importante en el índice de exactitud de 45 a 60 por ciento de la alineación de testigos oculares. No está claro por qué el olor produjo esta diferencia, aunque los investigadores creen que podría relacionarse con las emociones negativas experimentadas al mismo tiempo que la codificación del olor corporal.
Larry Kobilinsky, presidente de Ciencia Forense de la Universidad John Jay, quien no participó en el estudio, piensa que los investigadores tendrán dificultades para lograr que esta técnica se utilice en el tribunal. El olor es complicado, explica, y puede cambiar de un día a otro, además de que existen demasiadas variables. “No estoy convencido de que alguna vez será considerada admisible”, dice. “¿Cuántos falsos positivos y negativos producirá esta técnica? En las ciencias forenses uno trata con la vida real y debemos pensar en la variación que puede tener el olor durante un día, por no hablar de una semana o un mes.”
Los investigadores señalan que “cada persona tiene un olor corporal único, similar a una huella digital”, y trataron de controlar la variación: antes de tomar muestras de olor corporal, pidieron a los donantes voluntarios que no usaran ningún desodorante y que no participaran en ninguna actividad que pudiera modificar su olor. Pero en la vida real uno no puede pedirle a un criminal que use poca loción después de afeitarse.