Cuando el papa Francisco anunció una nueva tanda de cardenales este mes, encontró el equilibrio entre las históricas raíces italianas de la Iglesia y su futuro, el cual con toda probabilidad radica en América Latina, África y Asia. O sea, Francisco eligió cuatro italianos y dos veces esa cifra del mundo en desarrollo.
En la mayor parte de su existencia, la Iglesia católica romana ha sido una institución en su mayoría italiana. El papa León XIII, el primer papa del siglo XX, nació con un nombre larguísimo: Gioacchino Vincenzo Raffaele Luigi. Su sucesor, Pío X, nació como Giuseppe Melchiorre Sarto; su sucesor, Benedicto XV, fue Giacomo Paolo Giovanni Battista della Chiesa. Y así en adelante, hasta que el Colegio de Cardenales, el órgano encargado de elegir nuevos papas, en 1978, eligió a un polaco, Karol Józef Wojtyla, quien se convertiría en Juan Pablo II. Él fue el primer no italiano en asumir el cargo desde el siglo XVI, con el papa Adriano VI, un holandés.
El hecho de que el colegio tradicionalmente ha elegido italianos para cubrir la posición más alta del Vaticano no es de sorprender. En la mayor parte de su historia, el colegio ha estado lleno de Giuseppes y Giacomos, no de Josephs, Jacobs o Juanes. Pero eso está cambiando. Después de casi dos y medio milenios de control italiano, el colegio se ha ido escapando de las manos italianas, un reflejo de la mismísima Iglesia.
Cuando culminó el papado de Pío XI en 1939, 57 por ciento de los electores del colegio —miembros menores de 80 años que pueden votar en los cónclaves papales— era italiano. La mayoría de la curia, o corte papal, también era italiana. Pío XII (1939-1978) redujo esa cifra a 33 por ciento. Juan XXIII (1958-1963) la aumentó un poco, a 35 por ciento. Pablo VI (1963-1978) la redujo de nuevo, a 24 por ciento. Juan Pablo II (1978-2005) la recortó considerablemente a 17 por ciento. Benedicto XVI, precursor del papa actual, la volvió a subir a alrededor de un cuarto. Después de que las más recientes elecciones del papa Francisco se hagan oficiales en febrero, el Colegio de Cardenales tendrá 20.8 por ciento de italianos.
El papa Francisco parece deseoso de que la jerarquía eclesiástica refleje la demografía cambiante de sus miembros. Según el Centro de Investigación Pew, en 1910, 65 por ciento de los católicos del mundo vivía en Europa. En 2010, esa cifra era de 24 por ciento. En 1910, Italia albergaba la segunda mayor cantidad de católicos en el mundo, 12.1 por ciento de los católicos, detrás de Francia. Un siglo después, solo 4.6 por ciento de los católicos del mundo vive en Italia, e Italia es solo el quinto país con más católicos, detrás de Brasil, México, las Filipinas y Estados Unidos. Esto significa que el Colegio de Cardenales todavía es desproporcionadamente italiano.