Por: Jorge Martínez | Pachuca
Apenas se camina sobre el acceso central del Pateón Ejidal San Francisco y la vista se encuentra con una gran cruz de acero brillante que se levanta en igual dimensión al mausoleo que sigue en espera del cuerpo de Heriberto Lazcano, aquel pachuqueño que llegó a convertirse en líder de los Zetas y que ya cumplió dos años de muerto.
Sus vecinos y amigos lo recordaron con una misa celebrada a las siete de la tarde, justo en la iglesia que él mismo se encargó de remodelar y en la cual construyó el Centro de Evangelización Juan Pablo II.
…Heriberto Lazcano Lazcano nació en Pachuca e ingresó a los 17 años en las filas del Ejército Mexicano en su base de la XVIII Zona Militar, donde logró un óptimo desempeño que le permitió incursionar en tareas de grupos especializados de inteligencia e investigación.
Luego de participar en acciones de contraguerrilla en Chiapas, regresa y viaja a la frontera norte donde es contratado por el Cártel del Golfo, junto con todo su equipo. A la muerte de los fundadores de Los Zetas, fue colocado al frente al ser considerado como el más sanguinario.
Nadie habla de forma abierta de él, nadie brinda la certeza de su muerte. Algunos hablan del Lazca como cuando hablan de un desaparecido que podría llegar de un momento a otro.
En la cripta que mandó construir de manera semejante a la iglesia de la colonia, hay flores nuevas y trabajos de jardinería. Los vitrales laterales con motivos de flores junto con las dos cruces de las puertas fueron limpiadas como en espera de visitas.
El panteón, que sólo tiene cabida para los ejidatarios, es cuidado de forma discreta por vecinos y algunos más que vigilan los movimientos de los extraños que se acerca a este conjunto ubicado a un costado del teatro Gota de Plata.
Una lona colocada a unos metros de la iglesia avisó a todos los amigos y vecinos a participar en el acto litúrgico con motivo de su segundo aniversario. La fotografía colocada en la parte superior derecha, es la utilizada por las policías y la DEA.
El compromiso que mostró a los suyos le ganó la confidencialidad con que ahora todos se manejan en esta colonia de Pachuca, pues nadie habla de él, nadie cuenta sus recuerdos y sólo hacen referencia a las grandes fiestas que les organizaba con bandas de renombre internacional.
A cambio, cada año colocan su nombre con flores en el pórtico de la iglesia y evitan que la placa alusiva al reconocimiento que le hacen por transformar la pequeña iglesia dedicada a San Juan de Los Lagos sea retirada como han pretendido.
Heriberto Lazcano era originario de Pachuca, según consta en el acta de nacimiento levantada en el Registro Civil del ayuntamiento, que quedó inscrita en el libro 02 y en la foja 148, dos meses después de su nacimiento, ocurrido el 25 de diciembre de 1974.
A dos años de su muerte, los misterios en torno al Lazca continúan, puesto que la PGR decidió guardar bajo custodia todos los indicios genéticos que confirmarían que efectivamente fue muerto a balazos en el enfrentamiento con la Marina. En tanto, aquí en el Tezontle sigue vivo su recuerdo.