El fútbol se había quedado obsoleto al no implementar un sistema que hiciera más justo el deporte. El momento ha llegado.
Minuto 25. Se jugaban los octavos de final del Mundial de Sudáfrica. La Selección Mexicana dominaba el partido y Argentina no encontraba la forma de romper la defensa tricolor hasta que llegó el gol de Carlos Tévez, quien estaba en claro fuera de lugar.
La repetición apareció en las pantallas del estadio Soccer City y, aun así, el árbitro no quiso cambiar la decisión.
Horas antes, Inglaterra perdía la esperanza de calificar a la siguiente ronda por un error de apreciación del silbante, que no dio por válida una anotación de Frank Lampard porque supuestamente el balón no había atravesado la línea de gol. En la repetición se vio que la pelota cruzó por casi medio metro.
Aquella noche los grandes derrotados no fueron México e Inglaterra. El gran derrotado fue el fútbol. Un deporte que ha perdido credibilidad con el paso de los años porque los dueños del balón no han querido implementar las nuevas tecnologías. Sin embargo, eso está por cambiar. Brasil 2014 será la primera Copa del Mundo en que la tecnología pueda resolver estos errores. Solo se utilizará para decidir si una pelota cruza por completo la línea de gol. No aplica para fuera de lugar u otras infracciones. Es un buen principio.
El encargado de proveer los instrumentos para tener un fútbol más justo es GoalControl. La empresa alemana instalará su sistema GoalControl-4D, que consta de 14 cámaras de alta velocidad y se colocará en cada uno de los 12 estadios mundialistas.
Las cámaras estarán en el techo de los estadios y en varios corredores. Capturarán las tres dimensiones de la pelota sin importar si esta se encuentra en el pasto o en el aire. Una vez que el balón atraviese por completo la línea, el árbitro recibirá en su reloj una vibración para que valide el gol. Todo esto pasa en menos de un segundo. Así de eficaz es el sistema.
Otra de las ventajas es que GoalControl no cambia la esencia del juego. Las porterías, pelotas y redes podrán ser las aprobadas por la FIFA y no necesitarán de ninguna modificación. Uno de los factores que jugará en contra de este sistema en un futuro es su costo. La tecnología no podrá aplicarse en todos los estadios del planeta. Instalar el sistema en un solo inmueble cuesta 260 000 dólares y su operación, 3900 dólares por partido.
Desde 2006, un sistema similar fue aprobado en el tenis. El Hawk-Eye (ojo de halcón) se ha convertido en un atractivo que le imprime dramatismo a los puntos y, mejor aún, hace el deporte más justo. ¿Por qué la FIFA tardó tanto tiempo en modernizarse? Lo único que propició fue el desencanto de los aficionados. Estamos en el siglo XXI y todavía algunos directivos se cobijan en ese discurso obsoleto que asegura que la tecnología rompe con la tradición del fútbol. Si se necesita dejar de ser tan puristas para ser justos, ¿qué preferiría el aficionado?
La decisión de adjudicarle a GoalControl el uso de la tecnología en las porterías estuvo rodeada de polémica. Hawk-Eye parecía que llevaba la mano al estar presente en varios deportes desde hace varios años, y al final fue la alemana, que apenas llevaba un año de haber sido creada, la que se llevó el contrato. Una decisión polémica, pero que se agradecerá porque a partir de este Mundial se verán menos injusticias en las canchas.
Y sí, al fin ganó el fútbol.
Fernando del Río Quiroz colabora en México en el programa de radio López-Dóriga y es responsable de las redes sociales de Grupo Fórmula. Es asesor en tecnologías digitales y contenidos web. Twitter: @MexicoFER