Gabo llegó a territorio azteca en 1961, donde escribió una de las novelas que más fama le atrajo: Cien años de soledad.
Llegó en tren a la ciudad de México en 1961, muy cerca del fin de la era del milagro mexicano. Lo acompañaban su esposa Mercedes y su hijo mayor, Rodrigo. La familia García Barcha, con Gabriel García Márquez a la cabeza, había dejado Nueva York debido a las presiones sufridas por el trabajo que el entonces periodista hacía como corresponsal de la agencia Prensa Latina, con sede en Cuba, en Estados Unidos. Los exiliados cubanos, poderosos desde entonces, no estaban contentos con el trabajo del entonces periodista colombiano. La CIA, al parecer, tampoco.
Así las cosas, Gabriel García Márquez y su familia viajaron a suelo azteca, alquilaron una casa en San Ángel Inn, y el escritor comenzó a buscar trabajo. No hubo al principio mucha suerte, y el jefe de familia aceptó entonces desempeñarse como editor de dos revistas propiedad del cineasta Gustavo Alatriste. Una de ellas, La Familia, iba dirigida a amas de casa. La otra, Sucesos para todos, era de corte político-policiaco. La agencia de noticias EFE señala —en un obituario sobre el escritor— que García Márquez dirigía ambas publicaciones sin que su nombre apareciera en ellas.
Pero un viaje al puerto de Acapulco cambió su destino. García Márquez y su familia iban en su auto hacia la playa cuando al escritor se le apareció en la mente la frase inicial de lo que después resultaría su exitosa novela Cien años de soledad.
Algunos refieren que García Márquez dio vuelta al auto y regresó a la capital mexicana de inmediato para sentarse a escribir su obra. Otros no dan cuenta de ese detalle, pero todos coinciden en que el colombiano renunció a su empleo tras casi dos años de ejercerlo y se puso a escribir horas y horas cada día para lograr un texto de casi 2000 páginas que, una vez editado, terminó en 600 cuartillas y listo para ir a la imprenta.
La decisión de dejar el trabajo para dedicarse a la novela no fue sencilla. García Márquez escribía, pero no tenía ingresos. Su esposa Mercedes, según explicó años más tarde el autor, empeñó sus joyas y tuvo después que convencer a tenderos y carniceros de que algún día les pagaría lo que consumían. Mercedes Barcha incluso logró que su casero les extendiera por seis meses el plazo para pagar la renta, lo que ocurrió antes una vez recibido de la editorial un cheque con el adelanto de las regalías por el libro.
El éxito de la obra permitió a la familia García Barcha comprar una casa en Coyoacán, también en la ciudad de México, la cual conservaron siempre pese a que vivieron cambios de residencia a diferentes países. En esa misma casa, muchos años después, murió el escritor.
El éxito de Cien años de soledad llevó en 1971 a Gabriel García Márquez a vivir en España para escribir una nueva novela. De allí se fueron a Colombia. En 1981 el entonces presidente colombiano Julio César Turbay acusó a García Márquez de financiar al grupo guerrillero M-19, por lo que el escritor regresó de inmediato a México y solicitó asilo político. Desde entonces Gabriel García Márquez mantuvo su residencia en la casa de Coyoacán.
Fue también en México, en 1976, cuando ocurrió el tan sonado altercado entre el autor colombiano y el escritor peruano Mario Vargas llosa, quien previo a la exhibición de la película mexicana Sobrevivientes de los Andes recibió con un fuerte golpe al rostro a un García Márquez que era su amigo y esperaba de él un abrazo. ¿Cuál fue el motivo de la desavenencia? Los implicados nunca hablaron públicamente del tema, y el asunto quedó en los corrillos como producto de un lío de faldas.
Nació y vivió en Colombia, y vivió y murió en México. Ambos países lloran con sentimiento a su hijo.
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