¿Cuáles son los motivos de las autodefensas?
“¿Qué harías si tu hijo fuera secuestrado? ¿Y tu hermana fuese abusada y violada? ¿Qué harías si tu padre fuese ejecutado? ¿Y tu madre fuese vilmente colgada? ¿Si fueras obligado a pagar tu derecho a vivir de tu dinero ganado con tanto sacrificio? ¿Qué harías si te arrebataran tus propiedades y te desterraran de tu hogar? ¿Si la tranquilidad de tu vida fuera arrebatada de la noche a la mañana?”.
Con estas interrogantes inicia el video con el que los grupos de autodefensa, surgidos en el estado de Michoacán, pretenden conmemorar el primer aniversario de su aparición este 24 de febrero.
Aseguran que son productores de limón y aguacate, ganaderos y comerciantes que se organizaron para recuperar la tranquilidad, así como desterrar la violencia y el terror que les impusieron Los Caballeros Templarios.
Los primeros grupos se formaron en el poblado de La Ruana, municipio de Buenavista, y en Tepalcatepec, hace casi un año. Durante los siguientes meses, con la complacencia de los gobiernos federal y estatal, fueron extendiendo su control. Aguililla, Aquila, Coalcomán, Apatzingán, Tancítaro, La Huacana, Nuevo Parangarícutiro y Múgica son nombres de algunos de los 28 municipios donde llegaron a tener presencia.
“¿Quiénes somos? Somos unas personas enfadadas por el crimen organizado. Y estamos aquí porque no queremos que regresen y espero que nunca vuelvan”, asegura José Alfredo Jiménez, conocido como el ‘Cuquín’, líder de las autodefensas en el municipio de Múgica.
Quienes trabajaban en el corte de limones o de papayas en Buenavista llegaban a recibir hasta 3000 pesos semanales. Así era antes de la aparición de los Templarios y el inicio de las extorsiones. Comenzaron con los dueños de las huertas, siguieron con los compradores de las frutas y terminaron exigiendo cuotas a los transportistas. Los sueldos de los empleados se redujeron a la mitad.
Alberto Galindo, vocero de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala Movimiento Nacional, una de las organizaciones campesinas más grandes a nivel nacional con especial presencia en Michoacán y Chiapas, calcula en 225 millones de pesos anuales el pago de las extorsiones cobradas por los Templarios para “permitirles” la producción y comercialización de aguacates.
Quienes se dedicaban a la ganadería también fueron víctimas. Pedían 1000 pesos por vaca al que la vendía y otro tanto al que la compraba viva. Después extorsionaban a los intermediarios y a los carniceros.
Pero eso no fue todo. En Buenavista intentaron cobrar una cuota mensual por el uso de autos y motocicletas, y en Tepalcatepec midieron cada inmueble para cobrar a sus habitantes el derecho de habitarlo: 200 pesos por cuarto construido.
Así, los negocios cerraron, las familias se escondieron en sus casas, fue entonces cuando decidieron poner un “hasta aquí”.
Primero fue el intercambio de experiencias: extorsiones, “levantones”, ataques sexuales y asesinatos, todos cometidos por Templarios. El siguiente paso fue la organización: reunieron recursos económicos y armas. Se dijeron que eran más que los delincuentes y que podían doblegarlos. Y así lo hicieron.
Sustituyeron a las policías municipales, a las que acusaron de estar coludidas con los delincuentes; colocaron barricadas en las entradas de las comunidades y establecieron un control sobre quiénes ingresaban y salían de las mismas. Así, de Buenavista se extendieron a 72 poblados de 28 municipios michoacanos.
Sin embargo, durante estos 12 meses han generado enorme suspicacias sobre el origen de los recursos para financiar su movimiento. Se les ha visto con rifles AK-47, mejor conocidos como “cuernos de chivo”; con fusiles de asalto AR-15; revólveres y escuadras 45 Colt; con pistolas Pietro Beretta calibre 9 milímetros; chalecos antibalas y playeras rotuladas con la leyenda “Grupos de autodefensa”; incluso uno que otro fusil Barret calibre .50, cuyo costo oscila entre los 8000 y 11 000 dólares y que son capaces de perforar vehículos blindados.
Ejercicios periodísticos calculan entre los 10 000 y 18 000 pesos el costo promedio del equipamiento de un integrante de las autodefensas. Estanislao Beltrán, vocero de esos grupos, rechaza que hayan tenido que adquirir esa parafernalia y asegura que son producto de los decomisos que han hecho a los Templarios. Incluso, comenta que en una sola acción han encontrado en casas de seguridad hasta 50 fusiles.
El procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, puso el dedo en la llaga cuando el pasado 30 de enero dijo tener pruebas de que el cártel Jalisco Nueva Generación dio armamento a grupos de autodefensa de Michoacán.
“La evidencia que tengo está convertida en conciliación. Hay dos detenidos que fueron arrestados cuando se ostentaban como autodefensas entre un grupo mucho más amplio y que confesaron incluso haber recibido las armas de este cártel. Estas son las evidencias que tengo claras”, apuntó el abogado de la nación.
Más cauteloso, el comisionado para la Seguridad y Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo, dijo que solicitarán información al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y a la propia PGR para, con evidencias, “hacer una aseveración” sobre la acusación.
Ese es quizás el mayor problema. La ambivalencia del gobierno federal ante estos grupos que, sea vea por donde se vea, están violando la ley, pues portan armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas y que, sin embargo, son tolerados y hasta asumidos como aliados en la lucha contra Los Caballeros Templarios.
La organización internacional Human Rights Watch advirtió que el gobierno mexicano “enfrenta una emergencia” con los grupos de autodefensa, ya que ese tipo de agrupaciones “no solo son incontrolables, sino hasta peligrosas en cualquier país”.
El director del organismo para América Latina, José Miguel Vivanco, señaló que “es muy fácil caer en este tipo de modelos (de autodefensa ciudadana), donde se crea un Frankenstein que luego ningún gobierno controla”, en referencia a la experiencia de Colombia.
Los gobiernos federal y local firmaron el 27 de enero un acuerdo para que las autodefensas “se incorporen a la normalidad institucional”. En ocho puntos, el pacto establece que los integrantes de las autodefensas podrán convertirse en policías municipales “siempre y cuando acrediten los requisitos de ley” y previo registro de las armas que poseen o portan ante la Secretaría de la Defensa Nacional.
A un mes del arribo de las fuerzas federales a Michoacán, con la creación de la coordinación que encabeza Alfredo Castillo y la inversión de 45 500 millones de pesos para este año anunciada por el presidente Enrique Peña Nieto, la situación parece regresar paulatinamente a la calma.
Por lo pronto, las barricadas establecidas por las autodefensas en los municipios arrebatados a los Templarios se mantienen. Advierten que así será hasta que la tranquilidad no se restablezca de manera total. Y eso puede llevar mucho, mucho tiempo.
Hannia Novell es periodista y conductora del noticiario Proyecto 40. Twitter: @HanniaNovell