¿Qué pasaría si a un ciudadano estadounidense se le aplicara la pena capital fuera de su país?
El mexicano Edgar Tamayo, ejecutado recientemente en Estados Unidos, fue diagnosticado con discapacidad mental leve desde su adolescencia, después de sufrir un accidente en un rodeo. El 22 de enero murió en Texas luego de que se le aplicara una inyección letal, acusado de haber asesinado a un policía durante su traslado a la cárcel tras haber sido detenido en un asalto a un centro nocturno.
Esposado, disparó tres veces en la cabeza al agente.
Antes que Tamayo fueron ejecutados Javier Suárez Medina, en 2002 —lo que motivó que en aquel entonces el expresidente Vicente Fox cancelara su visita de Estado a la Unión Americana—, José Ernesto Medellín Rojas, en 2008, y Humberto Leal García, en 2011.
Hoy solo en Texas hay 12 casos más de mexicanos condenados a la pena de muerte. El próximo ejecutado podría ser Ramiro Hernández Llamas, acusado de asesinato y violación. Entre los mexicanos condenados a la pena capital en Estados Unidos hay enfermos mentales y dos acusados de dedicarse a cazar recompensas.
El documento del “Caso Avena”, presentado por México ante la Corte Internacional de Justicia, señala que actualmente están sentenciados a pena de muerte en California 28 mexicanos; en Texas, 16; en Illinois, tres, mientras que en Arizona, Arkansas, Florida, Nevada, Ohio, Oklahoma y Oregon hay uno por cada estado.
Se le llamó “Caso Avena” por Carlos Avena Guillén, primero en la lista en ser sentenciado a muerte por asesinato en California, a los 19 años de edad, en febrero de 1982; de su historia se enteraron las autoridades consulares mexicanas 11 años más tarde.
Para cumplir por ahora con el programa de Asistencia Jurídica, la Secretaría de Relaciones Exteriores ha dado a conocer que gastará 56 millones 638 711 pesos en la defensa de 141 mexicanos presos en Estados Unidos, dinero que cobrará una firma de abogados ubicada en Arizona. Entre las responsabilidades de la defensa están las de preparar y presentar propuestas legales ante los tribunales de Estados Unidos e internacionales para ayudar en la defensa jurídica de los mexicanos que se enfrentan a la pena capital, lo que no garantiza que salvarán sus vidas.
No solo en Estados Unidos hay mexicanos condenados a muerte; el Tribunal de Apelaciones de Malasia ratificó la sentencia de muerte a tres hermanos mexicanos: Luis Alfonso, Simón y José Regino González Villarreal, sentenciados desde hace poco más de dos años por el delito de narcotráfico. El Tribunal Federal malayo rechazó la apelación de los hermanos González Villarreal, por lo que ahora solo queda solicitar el perdón del rey para ser absueltos.
Según la Secretaría de Relaciones Exteriores, en los últimos 13 años se ha evitado la pena de muerte de 860 mexicanos sentenciados. Lo que nos consta es que hasta ahora solo dos de los mexicanos condenados a muerte han recibido la conmutación de la pena, uno es Samuel Zamudio Jiménez, en California, y el otro, Pedro Hernández Alberto, débil mental, en Florida.
No podemos dejar a un lado el peso de culpabilidad o inocencia en cada uno de los casos, como tampoco podemos dejar de preguntarnos qué pasaría si en México aplicáramos la pena de muerte a un ciudadano estadounidense. Y si hubiera dudas sobre su responsabilidad… ni hablamos.
Pablo Reinah es periodista, premio nacional de periodismo 2001. Actualmente colabora en UNO TV como reportero y conductor. Twitter: @PabloReinah