Como un guiño electoral a la mitad del electorado (o lo que es lo mismo, a las mujeres), y como un avance en la lucha contra la desigualdad de género, es como Luis Miguel Pérez Juárez ve la reciente iniciativa de ley que el presidente Enrique Peña Nieto presentó para que, en las próximas elecciones federales, cada partido postule la misma cantidad de hombres y mujeres como candidatos a puestos de elección popular.
Luis Miguel Pérez Juárez, hay que decirlo, no es un improvisado en el tema. Este investigador y profesor de posgrados en el Campus Estado de México del ITESM cuenta en su haber profesional con un largo historial en el estudio de la administración pública, y su currículum muestra su paso por importantes universidades de México y España. Por eso, durante una charla con Newsweek en Español acerca de la reciente iniciativa presidencial, Pérez Juárez sopesa las bondades de la propuesta y, al mismo tiempo, encuentra en ella dificultades a vencer.
El doctor Luis Miguel Pérez Juárez no duda en señalar que “todo aquello que favorezca una igualdad de género debe ser recibido con gusto, se le debe dar la bienvenida. En ese sentido es bien recibido el hecho de que se hable de que haya paridad en las candidaturas de hombres y mujeres, y que además esta paridad no sea simulada, sino que haga que también las posiciones de suplentes estén igualmente cubiertas por el mismo género, de tal suerte que no haya cambios en el último momento que alteren esta situación”.
Pero el tema, insiste, no es tan sencillo como pudiera parecer. Es un guiño de buena voluntad, dice el académico, “a más de 50 por ciento del electorado en este país, que son mujeres, y con motivo de los 60 años que cumple ya el voto femenino”. Pero también hay “aristas” en la propuesta, pues según explica “para acabar con las cuotas de género, para acabar con esta búsqueda y llegar al verdadero estadio de igualdad, deberíamos quitar los porcentajes de uno u otro lado, y simplemente decir que con igualdad se tratarían los asuntos. Lo importante será que algún día se pueda decir que el cien por ciento (de los candidatos) son gente capaz y competente, sin importar qué porcentaje de género entra, porque estaríamos en el sentido de que ahí si estaríamos hablando de una libertad en igualdad de género, donde lo único que sería valuable es la calidad ética, compromiso ciudadano, capacidad política y vocación legislativa” de los representantes populares.
“Cuando eso sea verdad, y nos quitemos de cincuenta y cincuenta (de candidaturas), creo que estaremos dando un verdadero paso en lo que a igualdad se refiere”, asegura el profesor universitario.
—En las pasadas elecciones existía una cláusula que no hablaba específicamente de mujeres, donde 60 por ciento tenía que ser de un género. A tirones, pero parecía funcionar…
—Lo que hace relevante esta propuesta presidencial es que, a diferencia de estas situaciones que estaban marcadas más en el Instituto Federal Electoral, y que se impuso a los partidos, es que se pueda hacer una reforma con valor constitucional. Es decir, que haya reformas a los artículos conducentes y pertinentes para que esto se lleve a cabo. Incluso en el artículo 115, donde se pueda obligar a que toda esta situación se pueda continuar a nivel municipal y de estados. Porque ha habido un avance a nivel federal, pero ese mismo avance ha sido muy asimétrico en lo que tiene que ver con los estados.
“Y el 60-40 que conocíamos nosotros y que, efectivamente, no decía para un género o para otro, y que por supuesto el 60 fue ocupado por varones, dio un paso interesante e importante. Vemos ahora una gran participación de mujeres en la actual legislatura federal. Pero repito: las cuotas, tanto por género como por raza que hemos visto en el comportamiento político no solo de México, sino de otros países, generalmente atienden a una situación de un problema existente, pero que no son la solución al final de estos problemas. La solución siempre será ese comportamiento, esa cultura de integración en donde no importa tanto el género, sino la calidad profesional y humana de quienes busquen las candidaturas”.
—La iniciativa eliminaría de la actual ley lo que llamaban el proceso democrático. Es decir, que si se iba a una convención, o una asamblea, allí no aplicaba el 60-40. Es, si se puede decir, una camisa de fuerza, porque sé de al menos un dirigente de partido que dice que les va a complicar la existencia a la hora de las candidaturas.
—Sin duda la va a complicar. Desgraciadamente la participación en términos políticos, en términos electorales, y en términos de cada uno de los 300 distritos, y cada uno de los distritos tiene una vida política propia, complican mucho porque en ocasiones esta búsqueda de candidaturas igualitarias generará el problema de ver dónde descartas candidatos viables, ya sea de uno u otro género, a favor de cubrir estas características.
“Por eso digo que el problema de género no se resuelve con este tipo de cuota, o cuando menos no es la solución vital, porque puede generar también mucho conflicto y muchos problemas buscándose en la buena intención de que haya una equidad de género. Pero en la realidad, donde nos topamos con hechos factuales, en cada distrito pueden complicar la elección, y seguramente frenar mucho las decisiones que se lleven a cabo a través de asambleas o reuniones de partidos en los diferentes distritos para sacar esos candidatos”.
—¿A quién beneficia más, y a quién perjudica más una decisión de este tipo?
—En teoría los beneficios son muchos cuando estamos buscando igualdad de género; por supuesto la afectación creo que se da en cierto margen de la libertad democrática que tenían los partidos a nivel municipal, o los partidos a nivel local, que podían haber tomado este tipo de determinaciones y que ahora se encuentran amarrados con esto. No es que la democracia pierda, pero en todo casi si hay alguna afectación, será en la fluidez y la limpieza o la rapidez con la que puedan tomarse decisiones de quiénes van a ser los candidatos.
—¿Existen otros países con una cláusula similar?
—Existen países que tienen cláusulas similares; son los casos de Grecia, Portugal, Francia, Italia, España, pero para efecto de la conformación de los gabinetes; en donde se pide también que la conformación de los gabinetes sea en términos de equidad, de igualdad de género. Y casi en todos los países existe una reserva donde se habla de que se buscará, se procurará siempre una igualdad de género en la propuesta de candidatos; sin cerrar con tanta contundencia los porcentajes como lo estamos viendo en esta propuesta.
—¿Es necesario imponer algo así? ¿No tendría que ser más natural?
—Tengo la impresión de que es una muy buena decisión presidencial con base, repito, en hacer un guiño de simpatía y acercamiento al sector más fuerte electoralmente que tiene este país, que son las mujeres. Pero en términos de si esto nos da o no resultados favorables, pues es un poco más cuestionable. Creo que se gana en simpatías, se gana en una percepción de la ciudadanía donde hay una búsqueda de género, pero los que hemos tenido experiencia dentro de los procesos electorales en este y otros países sabemos que estas decisiones, a la larga, poco abonan a favor de la igualdad de género, y a veces se pueden generar algunos problemas en la elección de candidatos.
—Si usted fuera diputado, ¿votaría a favor, o en contra?
—Es una pregunta difícil. Dejando aparte que si yo fuera diputado, o si fuese diputado aceptaría que tengo que ser disciplinado a la línea de mi partido, en general daría un voto a favor, buscando que esta equidad se lleve a cabo, y quizás poniendo alguna solución donde se pueda dejar cierta libertad. Es decir: sí a las candidaturas equiparables, pero también sí a la libertad de los partidos para que, sin apartarse de esta igualdad, pueda tener elecciones internas fluidas y decisiones de candidatos que apunten más a calidad y profesionalidad, que simplemente a género.
—¿Pasará la iniciativa? ¿Será aprobada?
—Muy probablemente sí. Porque dudo que cualquier partido quiera pagar el peaje de parecer un partido misógino, un partido que está en contra de las mujeres. Entonces creo que sí va a pasar; y también creo en el futuro pagaremos todos el costo electoral de decisiones de este tipo, cuando veamos dificultad en armar las listas de candidatos.