Las poblaciones de atún del océano Pacífico Oriental, en especial el atún aleta azul, cada año son víctimas de la ilegalidad que, a través del rebase de la capacidad total de flota cerquera y de pesca establecida y el uso no gestionado de dispositivos de concentración de peces (DCP), opera en el fondo del mar.
La población del atún aleta azul del Pacífico disminuyó en un 70 por ciento en los últimos 15 años y en un 96.4 por ciento desde que comenzó la pesca comercial. Su pesquería en el Pacífico es la mayor en el mundo y más del 100 por ciento de su población es capturada antes de haber tenido la posibilidad de reproducirse; en el Pacífico Oriental se excedió su cuota de pesca en aproximadamente un 20 por ciento el año pasado, colocándolo así como la especie de atún más vulnerable ante las amenazas que supone la actividad de pesca ilegal de este océano.
Los tiburones también se encuentran entre los animales más vulnerables del océano debido a que estos carecen de las protecciones de la pesca que sí se le ofrecen a otros peces migratorios. Algunas de las poblaciones de tiburones se encuentran ante tal peligro —como los tiburones martillo y sedosos— que más de la mitad de las especies capturadas en altamar están clasificadas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, como “en peligro”, “vulnerable” o “casi amenazado”.
En el caso de las tortugas marinas y las aves marinas, estas caen, al igual que los tiburones, presas de las redes de pesca o los anzuelos y, debido a las heridas causadas por estos dispositivos de pesca y el encierro, mueren.
Ante tal panorama, la ONG The Pew Charitable Trusts se ha encargado de llevar a cabo una serie de programas y campañas, así como de emitir recomendaciones a través de una Declaración Política elaborada en el marco de la 85 reunión de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) o IATTC, por sus siglas en inglés, que tuvo lugar del 10 al 14 de junio pasado en el estado de Veracruz, en México.
La CIAT es la responsable de la conservación y ordenación de las pesquerías de atunes y otras especies capturadas por buques atuneros en el océano Pacífico Oriental y está integrada por 21 países miembros como México, Canadá, Estados Unidos, Panamá, El Salvador, Ecuador, Colombia, Venezuela, China, Japón y la Unión Europea.
Por tal motivo, The Pew Charitable Trusts se dirigió precisamente a la Comisión para llamar a sus países miembros y a las partes cooperantes que no son miembros a tomar medidas fundamentales en lo referente a la implementación de las mejores prácticas para la ordenación de atunes, la adopción de medidas de ordenación y conservación para proteger a los tiburones y el mejoramiento del cumplimiento de las medidas de la CIAT.
Según informó en entrevista con Newsweek en Español el experto en el tema de la pesca ilegal del Pew, Gerry Leape, la situación actual de la pesca ilegal de atún en el océano Pacífico Oriental supone que, para la implementación de las mejores prácticas para la ordenación de atunes, los límites de captura se establezcan con base en la ciencia y medidas de control y aplicación más fuertes para el atún aleta azul del Pacífico, así como que se mejore la recopilación de datos y la administración de los DCP, se aumente la cobertura de observadores a bordo de los buques de pesca, se adopte el objetivo y
se limiten los puntos de referencia para el atún barrilete, el atún aleta amarilla y el atún patudo.
En lo referente a la adopción de medidas de ordenación y conservación para proteger a los tiburones, señala que es preciso prohibir la retención de especies de tiburones biológicamente vulnerables —especialmente el tiburón sedoso y el tiburón martillo—, reducir el cercenamiento de aletas y la captura accesoria de tiburones, y limitar a niveles sostenibles la mortalidad de otras especies de tiburones como el tiburón azul y el tiburón aleta corta.
A la CIAT la llamó a mejorar el cumplimiento de sus medidas a través del fortalecimiento de las medidas del Estado Rector del Puerto y el requerimiento del uso del número de la Organización Marítima Internacional para los buques pesqueros.
“Todas esas medidas son indispensables cuando hablamos de que la situación actual de pesca ilegal se debe a que existen países y ciudades que dicen que pueden hacer lo que quieran porque no hay los mecanismos, ni las autoridades, ni las tarifas que los restrinjan a llevar a los mercados la cantidad de pescados que quieren y venderlos a los precios que quieren”, explicó Leape.
El atún más preciado
De acuerdo con la evaluación de poblaciones del Comité Científico Internacional para Atunes y Especies Afines en el Océano Pacífico Norte (CCI), emitida en diciembre del 2012, el panorama para el atún aleta azul del Pacífico es sombrío, y según la publicación del Pew sobre la historia del atún aleta azul del Pacífico, la población se encuentra severamente reducida en menos del 4 por ciento de su nivel alto histórico.
Esto se debe a que el atún aleta azul del Pacífico es, en palabras de Gerry Leape, el atún más valioso por su alta calidad y, por lo mismo, se ve amenazado en todas las etapas de su vida, desde su juventud —cuando pesa aproximadamente 1.3 kilos— hasta su madurez, en la que llega a los más de 450 kilos y a los 3 metros de largo.
Un solo ejemplar, afirma el documento, se vende por decenas de miles de dólares como sucedió en 2013, cuando el primer atún aleta azul del Pacífico fue subastado en Japón y alcanzó la cantidad de 1.76 millones de dólares.
Según expertos, el atún aleta azul del Pacífico madura de forma lenta y se comienza a reproducir entre los tres y cinco años de edad — momento en el que usualmente lo pescan— lo que los hace ser una población aún más vulnerable y sin oportunidad de aumentar su población.
Japón es actualmente el país que captura cerca del 90 por ciento del atún aleta azul que se pesca en el Pacífico Occidental —captura ejemplares pequeños y jóvenes así como adultos en áreas de reproducción—, y lo siguen con el 10 por ciento Corea del Sur y la provincia china de Taipéi.
Retos para la legalidad y sostenibilidad
El doctor Guillermo Compeán, director de la CIAT informó en entrevista con Newsweek en Español que los retos para lograr que la pesca de atún sea legal y sostenible en los 68 millones de kilómetros cuadrados del océano Pacífico —aproximadamente el 20 por ciento del área total del océano del mundo— en donde la CIAT gestiona las pesquerías de atún, tienen que ver con el exceso de flota en las aguas, el uso indiscriminado de DCP y la falta de información.
“La cantidad de buques que hay en la zona es mayor a la que corresponde al rendimiento de atún de esta zona, mientras que el uso indiscriminado de DCP no permite que se respeten las medidas que recomendamos sobre la captura máxima sostenible, y la falta de información impide que seamos precisos en dichas recomendaciones y que para darlas nos basemos en la ciencia”, afirmó el doctor Compeán.
Los retos suponen entonces que se desarrolle un plan de manejo de la capacidad de flota que incluya una reducción de la capacidad, para lo cual, explica el director de la CIAT, algunos países deberán perder capacidad para que otros países costeros que tienen derechos legítimos de querer crecer o querer pescar puedan también pescar atún, así como continuar con el establecimiento de períodos de veda.
También, y sobre todo, se tendrán que poner fuera de circulación los barcos que no están autorizados a salir al mar con el fin de reducir el exceso de flota que actualmente es el que provoca que dichos períodos de veda se extiendan cada vez más.
“En la medida en que hayan más barcos se acaba más rápido lo que nosotros recomendamos como captura máxima sostenible y por consiguiente la mortalidad por pesca que pueden efectuar más barcos es mayor y en menos meses pueden completar dicha captura”, dijo Guillermo Compeán, y agregó que la única manera en que se puede cuidar que no se rebase la mortalidad por pesca que pueden soportar las poblaciones de atunes es a través de una veda.
A principios de la década de 1970 el exceso de flota provocó que el período de pesca durara nada más dos meses, del 1 de enero al 4 de marzo, con lo cual se perdieron empleos y la situación de la industria atunera, tanto a nivel económico, como social, vivió la situación más grave de la región.
Resoluciones
Es así como las principales resoluciones adoptadas en la 85 reunión de la Comisión Interamericana del Atún Tropical consisten en la renovación de las medidas de conservación para la pesquería de atunes tropicales mediante la ratificación de una veda de 62 días a la pesquería y el establecimiento de una medida de una cuota de captura comercial del atún aleta azul que no rebasarán las de 5000 toneladas métricas durante el 2014.
También se prohibió la pesca de los tiburones ballena y se obliga su protección, y se va a trabajar en la recolección y análisis de datos sobe los dispositivos de concentración de peces con la finalidad de reducir el impacto negativo sobre las especies marinas y la pesca indiscriminada de atún.
Según el doctor Guillermo Compeán, en la 85 reunión fue por primera vez que en una comisión atunera se tomó una medida en relación a los DCP que incluye una serie de requerimientos de seguimiento como el número que se colocan en el mar, la obligación de las flotas y los países a informar a la comisión cuántos pusieron, cuántos quitaron, cuándo dejaron de usarlos, informar sobre cómo están construidos, qué movimientos tuvieron y demás.
Actualmente en el océano Pacífico Oriental operan, según la CIAT, 14 barcos piratas, que en opinión de Compeán no suponen un mayor problema para la comisión, y el número de flotas que excede por mucho a los barcos autorizados, así como la cantidad de DCP, es desconocida.
Sin embargo, lo que sí se sabe es que el impacto a nivel ecológico, así como económico y social que genera la pesca ilegal, hace urgente que las medidas adoptadas sean puestas en prácticas, y que, como concluyó el experto en pesca ilegal, Gerry Leape, de The Pew Charitable Trusts, el problema se pueda solucionar en los próximos dos años.