Jesús González I Atitalaquia
Agentes de pastoral que colaboran en la casa del migrante El Buen Samaritano reconocieron que cada día su labor es más complicada, debido a las amenazas vía telefónica que reciben por ayudar a centroamericanos durante su paso por esta región de Hidalgo.
Los inconformes no están identificados, pero creen que son delincuentes o vecinos que se oponen a su labor, dijeron.
Además, el número de indocumentados han aumentado en los últimos meses, lo que ha provocado la interrupción del servicio de ropería, por falta de donaciones. “Hemos estado solicitando prendas para varón, calcetines, botellas de agua y otros apoyos porque la gente sí dona, pero se acaba rápido lo que nos llega”.
Su labor, aseguran, les permite conocer historias de hombres y mujeres que buscan mejores oportunidades de vida en Estados Unidos.
“A pesar de la dureza del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, la gente de Centroamérica no tiene otra forma de sobrevivir en sus países y decide buscar otras opciones. Saben que se van a enfrentar a varios riesgos, pero prefieren eso que morir de hambre”.
Según los voluntarios, antes viajaban más hombres que mujeres, pero hoy son parejas y menores de edad acompañados de sus padres. “Aquí les damos comida. Cuando tenemos ropa les apoyamos con un cambio; se bañan y descansan para seguir su camino”.
Precisaron que se han presentado accidentes de los viajeros cuando intentan subir al tren, aunque en muchas ocasiones no son percances, sino que criminales les piden una cuota para subir a la Bestia, pero si no pagan los arrojan.