¿Y si nuestras funciones corporales más básicas tuvieran raíces en criaturas marinas? Un estudio reciente sugiere precisamente eso: los seres humanos comparten una hormona con las estrellas de mar. Se trata de la bombesina, un neuropéptido que actúa como hormona y está involucrado en la regulación del apetito y la saciedad.
Publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el artículo revela que la historia de la bombesina no comenzó con los humanos ni con los mamíferos, sino que se remonta a más de 500 millones de años.
“En este trabajo informamos del descubrimiento y la caracterización funcional de un sistema de señalización tipo bombesina (BN) en un invertebrado deuteróstomo no cordado: la estrella de mar Asterias rubens (filo Echinodermata)”, explican los autores.
Según los investigadores, la bombesina es un péptido —una pequeña cadena de aminoácidos— que funciona como señal en el sistema nervioso y el sistema digestivo. Aunque no es tan conocida como otras hormonas como la leptina o la grelina, cumple un papel importante en los mecanismos de saciedad y digestión.
Para rastrear su origen evolutivo, los científicos analizaron los genomas de varios invertebrados, identificando genes que codifican neuropéptidos similares a la bombesina en estrellas de mar y otros equinodermos como erizos y pepinos de mar. En particular, se centraron en una neurona de la estrella de mar llamada ArBN, de la que estudiaron su estructura molecular, su funcionamiento y su influencia en el comportamiento alimentario de estos animales, pormenoriza Wired que retoma la investigación.
Por si te interesa: La primera hormiga del planeta vivió hace 113 millones de años: ¿cómo era?
EL ESTÓMAGO DE LAS ESTRELLAS DE MAR
“Al probar el ArBN observé que provocaba la contracción del estómago en las estrellas del mar”, dijo Weiling Huang, coautora del estudio.
La investigadora argumentó que esta neurona participa en el proceso de retracción del estómago, un mecanismo que se activa cuando el animal deja de alimentarse. “Eso fue exactamente lo que comprobé: al inyectar ArBN en estrellas de mar con el estómago evertido, se desencadenó su retracción hacia la boca”, precisó.
“Gracias a nuestro descubrimiento y caracterización funcional de la señalización de tipo BN en la estrella de mar A. rubens, ahora se pueden obtener conocimientos más amplios sobre la fisiología comparativa de los neuropéptidos de tipo BN a partir de estudios experimentales en otros equinodermos, por ejemplo, pepinos de mar, erizos de mar y hemicordados”, concluyeron los autores. N