Por más de tres décadas Verónica Musalem ha bordado con palabras la identidad mexicana desde sus raíces más profundas hasta sus anhelos más contemporáneos. Este 2025 la reconocida dramaturga celebra 32 años como escritora y 37 en los escenarios con una obra que fusiona vida y ficción: “Los maromeros”. No es solo una puesta en escena, sino la culminación de una trilogía que nació en la intimidad de una crisis personal y floreció como un canto épico a la resiliencia, y que tiene como personaje y lugar poético la sierra de Oaxaca.
“Los maromeros” es la primera historia que redactó la autora mexicana en su libro Trilogía de la tierra, pero la última en llegar al escenario. La acompañan “Los caminantes” y “Los errantes o ese amor”, piezas que han recorrido teatros en México y Europa.
“’Los maromeros’ es una obra que escribí entre 2012 y 2013 gracias al Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA). Nació en medio de una profunda crisis personal y de una honestidad brutal. La primera obra en ver la luz fue ‘Los caminantes’, que se estrenó en 2018-2019 en varios recintos; su última presentación fue en el Teatro del Bosque Julio Castillo. Y durante 2022 y 2024 hice ‘Los errantes’ con Aída López y Alberto Estrella en el elenco. Tuvimos dos temporadas en México, en la ciudad, y una gira en Madrid y París”, comparte Musalem en entrevista con Newsweek en Español.
LA TRAMA DE “LOS MAROMEROS”
Las tres obras exploran temas como el duelo, la crisis y la caída; esos momentos de la vida en los que es necesario tomar un nuevo rumbo. En esta nueva entrega, la protagonista es una escritora madura que atraviesa una crisis existencial tan profunda que, en la primera escena, la vemos al borde del suicidio. Sin embargo, su intento se interrumpe con la llegada inesperada de una joven hermosa que aparece para rescatarla.
El personaje principal está trabajando en una obra titulada “Los maromeros”, y la joven la invita a dar un paseo nocturno por el centro histórico con la intención de distraerla y sacarla del encierro emocional y físico en el que se encuentra. Durante este recorrido, la realidad comienza a mezclarse con la ficción que ella escribe: una historia ambientada en una tierra remota de Oaxaca, donde unos canadienses llegan con una minera transnacional a explotar los recursos del lugar. En este entorno surgen figuras misteriosas como unas brujas que habitan la sierra, lo que envuelve el relato en un ambiente mágico y oscuro.
“Es la obra que se entrelaza con la Ciudad de México, con el recorrido que hace Elena y Norma. Es una pieza muy positiva, de mucha esperanza. Incluye un elenco maravilloso; actores que hicimos un laboratorio escénico de dos a tres meses, en donde habrá música, canto; será un recorrido visual y sonoro. Sí tiene algo de biográfico, pero también mucha ficción”, agrega la dramaturga.
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DE SANGRE INDÍGENA
Hija de sangre zapoteca y libanesa, Musalem coloca a Oaxaca como un personaje central: su sierra, su misticismo, su identidad colectiva. “No es un paisaje, es una presencia. La obra no da lecciones, pero ofrece pistas: que la vida, incluso en sus momentos más oscuros, puede abrazarnos de vuelta”, dice.
“Soy de Juchitán, Oaxaca, tengo sangre indígena. Mi familia es zapoteca, del Istmo de Tehuantepec. Crecí yendo a la sierra, a esos paisajes de los que hablo tanto, no solo en mi dramaturgia; es una constante la costa, los valles, y en general todo el estado”, agrega orgullosa de su origen.
—¿Dirías que tu estilo se caracteriza por fusionar lo real y lo mágico, con un enfoque en el universo femenino y las problemáticas sociales contemporáneas? — preguntamos.
—Mis obras tienen que ver con el origen, identidad, con lo social y lo mexicano. Pero también con lo irreal, con ese misticismo oaxaqueño, con la magia, con esos mundos que existen entre lo real y lo imaginado, así como lo contemporáneo, absolutamente. Me reconozco como una mujer que representa esa dualidad.
UNA DRAMATURGA QUE SOÑÓ CON SER BIÓLOGA MARINA
Con una formación que cruza fronteras —de Filosofía y Letras en México a estudios en España y años vividos en Chicago—, Musalem ha forjado una voz única que conjuga lo ancestral y lo moderno, lo femenino y lo social. Habla con igual pasión del teatro, la ópera y el cine; en estos tres mundos ella es escritora.
Más allá de sus logros, lo que mueve a Verónica es el deseo de contar historias que importan: “La violencia, la desigualdad, la pobreza… eso quiero escribir. Eso necesita el teatro”. Porque para ella el escenario es un templo donde se celebra la vida, incluso en su caos.
Sin embargo, no siempre pensó en el arte. Al inicio de su etapa académica deseó ser bióloga marina, pero un curso de verano la llevó al más grande descubrimiento de su vida: el teatro.
“Más que una casualidad fue una causalidad. Llegué al teatro con el maestro Héctor Azar a mis 19 años. Comencé muy joven, al principio como actriz, y después de una crisis de vocación llegué a la dramaturgia. Empecé a escribir hace 30 años en un diplomado en 1993 con Pablo Mandoki, ahí nació mi primer texto teatral, ‘Signos vitales’”, comenta para este medio.
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Aunque su mundo ya no gira exclusivamente en torno a las criaturas marinas, el deseo de estar cerca del mar también es otra constante en su transitar. Incluso hace dos años intentó vivir en la Riviera Maya, en Quintana Roo. Además, su pluma la acerca a este mundo que alguna vez fue suyo. “Tengo obras que suceden en puertos y mares”.
Actualmente trabaja en una ópera para la compositora Georgina Derbez sobre Emily Dickinson para la Universidad de San Diego y en un documental sobre el compositor Federico Ibarra.
“LOS MAROMEROS” EN EL CENART
La obra “Los maromeros” ofrecerá funciones del 3 de mayo al 7 de junio en el Teatro Salvador Novo del Centro Nacional de las Artes (Cenart), en la capital mexicana.
La pieza la protagonizan Gabriela Núñez, Gastón Yanes, Aleyda Gallardo, Luis Ernesto Verdín, Ginés Cruz, Ana Corti y David Sicars; cuenta con la escenografía e iluminación de Alain Kerriou y el vestuario de Edyta Rzewuska. Además de la música original y diseño sonoro de Alberto Santiago y en el diseño de movimiento está Cinthia Patiño. Su lanzamiento es gracias al estímulo fiscal Efiartes.
“Tengo la idea de llevar esta pieza a Europa, podría ser España y París”, concluye la escritora. N