Sigmund Freud, nacido el 6 de mayo de 1856 en la República Checa, desarrolló afición por la cocaína mientras
dejaba de fumar, pues ello lo sumió en una gran depresión. Así, el padre del psicoanálisis se convirtió en uno de los primeros consumidores y
defensores de la cocaína como estimulante y analgésico; estaba convencido de
que esta sustancia era una cura para varias enfermedades mentales.
Durante 16 años padeció cáncer de boca. Se dice que fumaba hasta 20 puros al día, y a los 67 años de edad le diagnosticaron la enfermedad; sin embargo, Freud decía que ésta era consecuencia de una pulsión sexual hacia su hija Ana. Fue sometido a 33 intervenciones quirúrjicas, de hecho tuvo que usar una prótesis en la mandíbula que le impedía hablar con normalidad.
Este neurólogo de origen judío, aprendió español para poder leer la obra de
Miguel de Cervantes, “El Quijote”, que en aquel entonces no había sido traducida
a otros idiomas.
Considerado una de las mentes más brillantes del siglo XX, ganó el premio Goethe de literatura en
1930 por su actividad creativa. Su obra más reconocida fue “La interpretación de los sueños”, y entre sus aportaciones más revolucionarias destaca su concepto de inconsciente.
A este médico, en cuyo honor fue bautizado un cráter lunar, le gustaba coleccionar diversos objetos como estatuillas antiguas, además de caminar por el bosque y recoger setas. Murió el 23 de septiembre de 1939, tras una dosis de 400 miligramos de morfina que le fue suministrada en menos de 24 horas.