El 26 de septiembre de 2014, siendo las
21:55 horas, el jefe de la Policía Federal en Iguala notificó a sus superiores
que las patrullas de esta corporación acababan de ser apostadas en “los accesos
a esta ciudad”, tras enterarse de que agentes municipales enfrentaban a
normalistas de Ayotzinapa.
Sin embargo, las bitácoras de servicio de dichas
patrullas, demuestran que las unidades de la PF no acudieron a
vigilar los accesos de Iguala, cuando supuestamente recibieron dicha orden,
sino que, por el contrario, una de estas patrullas recorrió los dos puntos en
donde estaban siendo secuestrados los normalistas, sin prestarles ningún
auxilio, mientras que otras dos patrullas de la Policía Federal se alejaron de esta
ciudad, dejando el paso libre al convoy en el que los normalistas, ya
secuestrados, fueron extraídos del municipio.
Según el reporte interno con clave
PF/DSR/CEG/EI/T.I/1362/2014, emitido durante la misma noche del 26 de
septiembre, la Policía Federal supo del operativo contra los normalistas a las
21:55 horas, situación ante la cual “las unidades se encuentran al pendiente a los
accesos de esta ciudad”, como se notificó al mando superior, reporta Animal Político.
Los reportes operativos de la PF
—obtenidos por Animal Político a través de una solicitud de acceso a
información pública— señalan que cuatro de sus patrullas estaban en operación
esa noche: dos de ellas vigilando el tramo carretero que va de Iguala a
Teloloapan —por donde fueron extraídos los normalistas luego de ser
secuestrados, según la versión oficial de los hechos—, y otras dos en el tramo
Iguala-Mezcala, en la salida sur de la ciudad.
Aunque la mayor parte de la información
que contienen las “bitácoras de servicio” de estas patrullas fue borrada por la
PF antes de entregar una “versión pública” a Animal Político, esta copia del
documento aún preserva las anotaciones de la central de radio con la cual se
reportó cada una de estas unidades, a lo largo de la noche.
Cada vez que estas patrullas entablaron
comunicación radial, la central tomó nota de la hora y la ubicación del
vehículo, gracias a lo cual, los movimientos realizados por estas unidades
puede detallarse puntualmente.
A continuación, se presenta la forma en
que cada una de estas patrullas actuó, en el momento en que los normalistas de
Ayotzinapa eran raptados y desaparecidos en Iguala. Para mayor claridad, en el
presente trabajo dichas patrullas son identificadas con letras del abecedario,
debido a que la PF borró sus números de identificación en la versión pública de
sus bitácoras.
PATRULLA
A: OJOS CERRADOS…
En el reporte a sus mandos superiores, el
jefe de la Policía Federal asegura haberse enterado —a través del operador de
la central de radio C4— que normalistas causaban “disturbios” en la ciudad,
siendo en ese momento las 21:55 horas.
Lo cierto, sin embargo, es que el primer
reporte del C4 se emitió al menos siete minutos antes (a las 21:48, según la
averiguación previa de la PGR), y no hablaba de “disturbios”, sino que
notificaba que una persona acababa de recibir un disparo en la cabeza, en el
marco del operativo que la Policía Municipal realizaba contra los estudiantes,
en la calle Juan N. Álvarez y Periférico Norte.
Así, cuando la Policía Federal dice haber
tomado conocimiento de los hechos, era consciente de que no se trataba de
simples disturbios estudiantiles, sino de un operativo en el que agentes
municipales estaban disparando directamente contra población civil.
Para ese momento, la unidad de la Federal
que se encontraba más cerca de los hechos era la Patrulla A, ubicada en la
salida sur de la ciudad, en el kilómetro 127 + 500 de la carretera
Iguala-Mezcala.
En ese momento, esta patrulla estaba a
12.5 kilómetros del Palacio de Justicia de Iguala, y a 15 kilómetros de
Periférico y Juan N. Álvarez.
Tal como se reconoce en reportes
desclasificados de la Secretaría de la Defensa Nacional, además del operativo
en Periférico Norte, a las 22:00 horas se reportó que un segundo operativo se
realizaba al otro extremo de la ciudad, frente al Palacio de Justicia de Iguala
(kilómetro 120 de la carretera Iguala-Mezcala), donde el C4 daba cuenta que la
Policía Municipal había interceptado al autobús Estrella de Oro 1531.
En este autobús viajaban entre 13 y 15
normalistas, todos los cuales fueron detenidos y desaparecidos en ese momento.
Según el reporte de inteligencia militar,
realizado por un agente encubierto que vigilaba a la distancia, la intercepción
y privación de la libertad de los estudiantes frente al Palacio de Justicia
duró aproximadamente 45 minutos, de las 22:00 a las 22:45 horas.
Mientras estos hechos se desarrollaban,
la PGR solicitó (a las 22:25 horas) que la Policía Federal enviara agentes para
que verificaran “la veracidad” de los enfrentamientos reportados por el C4.
Cinco minutos después (a las 22:30
horas), la Patrulla A de la Federal abandonó su ubicación en la salida
Iguala-Mezcala, y partió rumbo al norte, con destino a Teloloapan, a donde
llegó 38 minutos después (a las 23:08 horas).
Es importante subrayar que para llegar a
Teloloapan, desde donde se encontraba, esta patrulla sólo tenía un camino
posible: tomar la avenida Periférico al norte, pasando obligatoriamente por el
Palacio de Justicia municipal, primero, y luego por Juan N. Álvarez, es decir,
por los dos puntos del municipio en donde estaban siendo atacados los
normalistas de Ayotzinapa.
El recorrido del kilómetro 127 + 500
hasta la ciudad de Teloloapan consta de 74 kilómetros, que esta unidad completó
en 38 minutos, lo que habría demandado una velocidad promedio de 116.8
kilómetros por hora.
A esta velocidad, la Patrulla A tendría
que haber cruzado frente al Palacio de Justicia de Iguala aproximadamente entre
las 22:34 y las 22:40 horas, es decir, al mismo tiempo en el que los
normalistas del autobús Estrella de Oro 1531 eran detenidos, golpeados y
puestos a bordo de entre cinco y siete vehículos oficiales, tal como señalan
los reportes de la Sedena.
A pesar de ello, los agentes de la
Patrulla A no informaron haber presenciado nada, siguiendo su camino.
Destaca aún más que, de uno a dos minutos
después (entre las 22:40 y las 22:42 horas), esta patrulla de la Policía
Federal debió pasar por el cruce de Periférico Norte y Juan N. Álvarez, es
decir, en el momento en que los normalistas ahí acorralados todavía eran
tiroteados por la agentes municipales.
Según los peritajes de la PGR, en
Periférico Norte y Juan N. Álvarez fueron realizados al menos 45 disparos de
arma de fuego, entre las 21:55 y las 22:50 horas, que causaron tres heridos,
los cuales fueron evacuados en el mismo lapso por dos ambulancias.
Destaca entonces que, aún con un tiroteo
en marcha y con ambulancias evacuando heridos de emergencia, la Patrulla A de
la Policía Federal no reportase ninguna novedad al pasar por el lugar de los
hechos.
A las 23:08 horas, esta patrulla arribó a
la ciudad de Teloloapan, lo que revela, por último, que sus tripulantes
ignoraron la indicación de estar pendiente de la salida carretera de esta
ciudad, ya que para llegar a Teloloapan tuvo que haberse alejado 61 kilómetros
de Iguala.
PATRULLA
B: FRENTE A FRENTE…
Cuando se emite la orden de custodiar las
salidas carreteras de Iguala, a las 21:55 horas, la Patrulla B de la Policía
Federal se encontraba en el kilómetro 61 de la carretera Iguala-Altamirano, es
decir, a la entrada de la ciudad de Teloloapan.
Esta patrulla tardó 55 minutos en
recorrer el camino de vuelta al cuartel de la PF en Iguala, tramo que mide
62.75 kilómetros, por lo que la velocidad promedio a la que avanzó esta unidad
fue de 68.45 kilómetros por hora.
Avanzando a esta velocidad, la Patrulla B
habría recorrido el tramo carretero por el que se llevaron a los normalistas
(que va de Loma del Coyote a Juan N. Álvarez, por Periférico Norte) entre las
23:08 y las 23:14 horas.
Ésta es, cabe subrayar, la única ruta
posible por la que pudo arribar la Patrulla B a Iguala.
En este tramo carretero —de Loma del
Coyote a Juan N. Álvarez, por Periférico Norte— estuvieron los normalistas al
menos entre las 22:50 (cuando se consumó su secuestro) y las 23:19 horas
(momento en que fueron captados por las cámaras de vigilancia de Periférico
Norte, según imágenes difundidas por PGR).
Esto quiere decir que la Patrulla B y los
normalistas secuestrados surcaron el mismo tramo carretero, en el mismo tiempo,
topando obligatoriamente de frente: la patrulla en dirección sur y las víctimas
en dirección norte.
A pesar de que los normalistas
secuestrados estaban siendo movilizados en cuatro camionetas tipo pick up con
emblemas policíales, dos de ellas ajenas al municipio de iguala, la Patrulla B
de la Federal no reportó haber alterado su andar, siguiendo su camino hasta
llegar al cuartel de la Policía Federal a las 23:15 horas.
Dado lo anterior, esta unidad tampoco
respondió a la supuesta orden de mantenerse al pendiente de la salida carretera
de Iguala.
PATRULLA
C: PASO LIBRE…
Según los hechos descritos por víctimas
sobrevivientes, testigos ajenos a los hechos e incluso de policías
involucrados, el ataque con armas de fuego en contra de los normalistas inició
aproximadamente a las 21:30 horas, y concluyó a las 22:50 horas, cuando su
fueron evacuados en patrullas, ya secuestrados.
Durante todo este tiempo, la Patrulla C
se mantuvo estática y lejos, a 43 kilómetros de Iguala, sobre la carretera que
lleva a Teloloapan.
Esta patrulla ni siquiera se acercó a
Iguala cuando, a las 21:55 horas, se emitió la indicación de estar al pendiente
de las salidas carreteras de dicha ciudad.
De hecho, la Patrulla C se mantuvo quieta
en ese punto un total de dos horas y 15 minutos, hasta las 23:45 horas.
Luego, a las 00:20 horas, esta patrulla
reportó su ubicación en el kilómetro 61, lo que quiere decir que tras recibirse
la indicación de vigilar los accesos a Iguala, esta patrulla tomó el camino
contrario y se alejó 18 kilómetros más, hasta llegar a Teloloapan.
La Patrulla C, además, revela en su
bitácora de servicio un recorrido extraño, prácticamente inexplicable: luego de
reportarse en Teloloapan, se afirma que emprendió la vuelta a Iguala, y que
llegó hasta el lado sur de dicha ciudad (un recorrido de más de 70 kilómetros)
en 16 minutos.
Si esto fuese cierto, la Patrulla C
habría tenido que mantener una aceleración de 262 kilómetros por hora, sin
frenar ni una sola vez, en una carretera en la que, debido a sus decenas de
curvas, la velocidad promedio es de 12 km/h, o menos (según los registros de la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes).
Durante el turno que va de las 15:00 a
las 00:00 horas del 26 de septiembre de 2014, la Policía Federal reporta que
una cuarta patrulla estuvo activa, sin embargo, sólo registra actividad a
partir de las 00:45 horas (es decir, por fuera de su turno), momento en el que
esta unidad fue ubicada en la salida sur del municipio.
EPÍLOGO:
SALDO BLANCO
A pesar de que la Policía Federal reportó
“saldo blanco” durante la noche del 26 de septiembre de 2014, sus bitácoras de
servicio revelan que sus patrullas estuvieron en los lugares y momentos en que
fueron atacados los normalistas de Ayotzinapa: una de ellas, cruzando por los
dos puntos donde los estudiantes estaban siendo agredidos, balaceados y
secuestrados; una más, que recorrió el mismo camino por el que se los llevaron,
pero en sentido inverso; y una más que en vez de acudir a vigilar la ciudad, se
alejó aún más de ella.
Pero la presencia de agentes de la
Policía Federal en los lugares y momentos de los ataques no sólo queda
evidenciada por las bitácoras de servicio de sus patrullas, sino también por
las declaraciones ministeriales de víctimas e inculpados.
Al rendir su testimonio, el chofer de la
empresa Estrella de Oro, que conducía el autobús 1531 —detenido frente al
Palacio de Justicia, y del que fueron secuestrados y desaparecidos entre 13 y
15 normalistas—, asegura que durante el operativo contra los estudiantes
observó la participación no sólo de agentes municipales, sino también de
elementos de la Policía Federal, así como de la Policía Estatal.
En el mismo punto, uno de los policías
municipales detenidos por la agresión reconoció que, al participar en el
operativo frente al Palacio de Justicia, “me percaté que llegaron dos patrullas
de la Federal”.
Aún así, la Policía Federal reportó que
el operativo de la noche del 26 de septiembre de 2014 concluyó “sin lesionados
ni muertos”, lo cual, se subraya, fue “verificado” por sus propios agentes.
ARGENTINOS
ACUSAN “SIEMBRA” DE PISTAS
El Equipo Argentino de Antropología
Forense (EAAF) reclamó, a través de dos cartas, la manipulación de evidencias y
la falta de cooperación, durante las investigaciones por la desaparición de los
43 normalistas de Ayotzinapa, reporta Excélsior.
Las misivas, ambas con fecha del 29 de
enero del presente año, fueron enviadas por coordinadores de los especialistas
sudamericanos al entonces titular de la Procuraduría General de la República
(PGR), Jesús Murillo Karam.
Los documentos están integrados en la
averiguación previa por esos hechos, cuya versión pública se puede consultar en
el sitio oficial de la dependencia, como parte de las peticiones realizadas por
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y que fue atendida por
la procuradora Arely Gómez González.
Las cartas se pueden consultar en el tomo
84, de las fojas 347 a la 353, con el testado (tachado) de la información
clasificada que fue verificado por el Instituto Nacional de Transparencia,
Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) para garantizar
el derecho a la privacidad, a la presunción de inocencia y el debido proceso de
víctimas, testigos, ofendidos y presuntos responsables.
MANIPULACIÓN
En una de las cartas, enviada por una de
las coordinadoras del EAAF cuya identidad fue reservada, se le hace ver al
exprocurador Murillo Karam, la posible manipulación de 42 casquillos percutidos
encontrados, todos, bajo una piedra en el basurero de Cocula, Guerrero.
Se detalla que durante una diligencia, en
la que no participaron los especialistas argentinos como se había acordado,
realizada el 15 de noviembre de 2014 se encontraron diversos indicios
presuntamente vinculados a los hechos.
En la misiva se explica que los
casquillos percutidos eran 41 de calibre .22 y uno de calibre 9 milímetros, y
los primeros fueron encontrados todos bajo una roca.
“El hecho de que los 41 casquillos hayan
sido hallados todos juntos, debajo de una piedra, deja clara la evidencia que
los mismos no son producto de la disposición que debería darse al ser eyectados
o extraídos de un arma de fuego que fuera disparada en el lugar, sino que éstos
fueron colocados por alguna persona en ese lugar.
“En opinión del EAAF ésta sería la única
forma en que 41 casquillos percutidos por la misma arma, como fuera informado
en el Dictamen del Departamento de Balística, puedan quedar amontonados todos
juntos entre las piedras en un mismo lugar”, se argumento por parte del EAAF.
Otro reclamo fue que entre los días 6 y
15 de noviembre el basurero de Cocula quedó sin custodia, e incluso se autorizó
a personas ajenas a la investigación acudir al predio.
“El EAAF no puede tener certeza del
origen y/o vinculación de los indicios recolectados el día 15 de noviembre de
2014 con los eventos investigados.
“Lo anteriormente expuesto tiene su
fundamento en que el sitio quedó por un tiempo prolongado sin custodia y/o
seguridad, y en que los peritos del EAAF no estuvieron presentes en esta
segunda intervención, por lo que no podemos dar fe de que estos indicios…
tengan relación con los hechos investigados”, se concluye en esta misiva.
FALTA
DE COOPERACIÓN
En el otro documento, firmado por
Mercedes Doretti, coordinadora del EAAF, se reclama a Murillo Karam la falta de
coordinación para el traslado de los especialistas argentinos al basurero de
Cocula, Guerrero, y el no fundamentar el motivo de una prueba pericial.
La especialista le narra al entonces
procurador la planeación para realizar una diligencia el 22 de diciembre del
año pasado, acordada con Eliana García Laguna, entonces encargada de la
Subprocuraduría de Derechos Humanos, Prevención del Delito y Servicios a la
Comunidad de la PGR.
En primer lugar se modificaba la cantidad
de peritos que podían viajar, los horarios y no se precisaron los motivos para
realizar una diligencia en la que se recolectarían muestras cadavéricas.
Doretti relató a Murillo Karam que el
personal de la PGR explicaba que “iban a pasar a una carnicería” para colocar
“trampas por mayor tiempo para ver qué tipo de fauna cadavérica se desarrollaba”.
“El objetivo de la diligencia en
entomología forense resultaba poco clara para la investigación de esta
averiguación previa, razón por la cual el EAAF solicitó que los peritos
designados por la PGR para esta diligencia establecieran por escrito los objetivos
de la misma”, se explicó en la carta.
Finalmente el traslado a Cocula no se
realizó debido a que no se establecieron las condiciones de seguridad, ya que
no se había solicitado a ninguna corporación acompañar al grupo, a quienes
incluso se les dijo que estarían 24 horas en el lugar.
“Se decidió suspender esa diligencia
debido a que no se había solicitado previamente personal de seguridad en la
zona donde se realizarían las diligencias, elemento indispensable para
llevarlas a cabo.
“Es importante dejar asentado que no se
había acordado con el EAAF la permanencia en los lugares de las diligencias por
24 horas”, se indicó en la carta.
(Con información de
Animal Político y Excélsior)