Un video filmado por opositores al aborto, que muestra una conversación privada entre funcionarios de la mayor red de planificación familiar estadounidense acerca de los costos de transferencia de fetos para investigación médica, escandalizó a los conservadores que lo usan como nuevo caballito de batalla en su lucha por abolir esta práctica.
“Muchas personas quieren corazones intactos”, dice la doctora Deborah Nucatola, directora de los servicios médicos de la organización Planned Parenthood, mientras picotea una ensalada y toma una copa de vino tinto.
“Siempre los hígados más intactos posibles”, afirma durante una conversación sobre el pedido de tejidos fetales por parte de científicos y técnicas de aborto que permitan preservar determinados órganos.
“Probablemente entre 30 y 100 dólares”, asegura la doctora cuando se le pregunta la tarifa por espécimen.
Este video, difundido el 14 de julio por el Center for Medical Progress, es uno de los que filmó en secreto David Daleiden, un militante anti-aborto que dice ser periodista de investigación.
Con una falsa identidad, Daleiden se infiltró en el medio durante más de dos años, con el fin de probar que Planned Parenthood comercializa “bebes muertos”, una práctica considerada ilegal.
Su investigación cayó como una bomba entre los conservadores del Congreso y en la campaña presidencial. Los históricos enemigos de Planned Parenthood aprovechan la ocasión para dar inicio al ataque.
Planned Parenthood administra 700 clínicas en Estados Unidos. En ellas se atienden 2,7 millones de pacientes por año. Los servicios que brindan son: anticoncepción, diagnósticos de enfermedades de transmisión sexual, cáncer de mama y abortos.
Aproximadamente un tercio del millón de abortos que se realizan cada año en el país se llevan a cabo en clínicas de esta organización, convertida entonces en la bestia negra para la derecha religiosa estadounidense.