“He pintado y he dibujado desde que tengo memoria, pero siempre tuve la idea de que yo quería ser diseñador”. Con esta frase, el artista plástico Ricardo Cruz Fuentes, originario de la Ciudad de México, recuerda sus primeros pasos en los suburbios del Estado de México junto a dos hermanos y una hermana, quienes se desarrollaron en actividades deportivas, pero él, el más joven de la familia, tenía un impulso distinto: pasar su tiempo libre dibujando.
Con caricaturas y cómics como referencia, especialmente las Tortugas Ninja y las historietas de Superman, en los inicios de la década de 1990 el artista comenzó a practicar la creación de figuras humanas.
Los años pasaron y Ricardo Cruz siguió ilustrando sin un propósito concreto. Sin embargo, veía a su madre hacer manualidades, lo que lo influyó para seguir creando. En la secundaria tomó talleres relacionados con el dibujo, como diseño industrial y gráfico, por lo que se desarrolló como diseñador técnico durante el bachillerato, para posteriormente estudiar gestión cultural en la Universidad de Guadalajara (UDG).
Sin una idea clara del arte como un oficio, generó conocimiento en la parte que viene detrás de ser un artista: cómo funciona el medio del arte y su administración.
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Tras adoptar la pintura al óleo como material, buenas críticas de personas cercanas al autor lo motivaron a encaminarse por el lado del arte. En el momento en que su obra comenzó a ser redituable decidió sumergirse en una etapa que cambiaría su vida para siempre: oportunidades, proyectos, exposiciones.
Con un estilo caricaturesco, humorístico, sarcástico y simplista Ricardo Cruz logró imprimir expresiones de instantes mundanos que recuerdan la absurdidad de la vida por medio de acciones, ideas y frases que definen a las personas retratadas.
Al atravesar por diferentes facetas de estilo, el artista plástico ha dejado atrás el uso de pinceles para aplicar la pintura directamente con los dedos, transformando el proceso del detalle de trazos y colores mediante ideas e imágenes de forma dinámica.
A lo largo de su carrera como pintor ha ganado premios como el primer lugar del décimo concurso de pintura Juan Soriano, en Tulancingo, así como menciones honoríficas. Asimismo, ha tenido exposiciones en el Museo de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), en la Casa de Cultura de Puebla y el Museo Casa Grande de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), entre otros espacios culturales.
Actualmente Cruz Fuentes se dedica completamente a la pintura y reside en la ciudad de Pachuca, Hidalgo, desde donde conversó con Newsweek México.
—¿Qué aspectos de tu vida, al crecer en el Estado de México, transmites en tu trabajo?
—De mi infancia es poco lo que recuerdo, pero tengo detalles, como cuando salía a jugar a la calle con mis vecinos, estar con los de la cuadra y jugar cosas como escondidillas en los tiempos cuando era fácil estar fuera. La obra que realicé antes de tener una temática mexicana sí tenía mucho de la vida cotidiana, era inspirada en cuestiones recientes. Como el tipo de amistades que me contaban historias, referencias que impregnaba en mi obra: cosas curiosas que me daban buen material para pintar. Antes de mi obra con temática mexicana, mi trabajo era muy satírico y sarcástico con un tema particular. Ahora solo busco divertirme y experimentar.
—¿Cuál fue el suceso en tu vida que te presentó la idea de ser artista?
—Cuando llegué a Pachuca empecé a pintar cuadros en óleo y de pronto salían personas que se interesaban por mi trabajo y querían comprarlo. Entonces me propuse hacerlo de una forma profesional y me quedé en este mundo.
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—¿Cómo surgió la idea de usar los dedos para pintar en lugar de herramientas?
—Cuando utilizaba pinceles tenía que ser más sutil en algunos detalles de la obra; yo quería ser más visceral, hacerlo con estas herramientas ralentizaba el proceso de pintar. Lo intenté y me di cuenta de que podía trabajar más rápido; empecé poco a poco, pintando solo el fondo con los dedos, pero poco a poco aumenté el porcentaje de las obras que hacía con los dedos: descubrí que el detalle no era tan fino, pero la idea en mi cabeza podía realizarla con mayor impulsión, al grado de poder hacer una pintura en dos días y con un procedimiento más claro y directo. También podía empezar a jugar con texturas y efectos, aspectos que no podía hacer con los pinceles.
—¿Cuáles son tus referencias visuales para tomar inspiración?
—Uno de los artistas que me ha marcado y me permitió ver el arte de otra forma es Pablo Picasso, no tanto por la obra en sí misma, sino por su manera de ver el arte. Cómo entendía él su creación todos los días en su taller me ha demostrado distintas perspectivas del arte; más allá de intentar cambiar el mundo, me recuerda lo mucho que me gusta hacer mi trabajo.
“Si pudiera preguntarle algo a Picasso sería el porqué: ¿Por qué el arte? A veces yo mismo no encuentro por qué el arte, porque no es otra cosa entre todo lo que me gusta. ¿Qué es lo que me lleva a conectarme con el arte? Le preguntaría por qué él escogió esto, yo mismo no podría dar una respuesta.
—¿Cuál es tu perspectiva del arte actual en México?
—El arte en México está luchando por salir adelante; quizá de la misma forma que lo ha hecho desde hace muchos años, pero hay mucho que está por ahí escondido y es complicado mostrarlo.
“He visto que hay mucho talento, evidentemente, junto a mucho arte que vale la pena, pero pareciera que hay menos espacios para ello. Esto lo veo desde lo que otros artistas también me han contado porque, aunque hay mayor mediatización de muchos artistas, los lugares siguen siendo pocos.
“Incluso con todo el talento y propuestas interesantes, faltan espacios específicos para que el arte mexicano siga creciendo dentro y fuera del país”. N