A DOS AÑOS de la pandemia podemos sentir los signos de digitalización que ha dejado a su paso principalmente en el sector financiero, y esto es debido a que los usuarios se han visto expuestos a mejores prácticas ofrecidas por la tecnología financiera (fintech) al tiempo que el mundo empuja iniciativas como la banca abierta.
La banca abierta es una macrotendencia que impulsa a compartir información entre instituciones financieras a través de las API, de forma tal que es posible acceder a los mejores productos y servicios financieros y compararlos incluso sin cambiar de institución financiera en la que se atienden normalmente.
Mientras el mercado se torna más eficiente, competitivo y digitalizado, como el resto de los servicios, encuentra su solución para ofrecer servicios financieros a solo un clic sin importar lo tradicional que resulte la institución financiera que originalmente los atiende.
La banca abierta no ha hecho más que beneficiar tanto al usuario por permitirle acceder a servicios financieros de clase mundial todo en un solo lugar, mientras que a las instituciones les ha permitido digitalizarse y modernizarse adoptando lo mejor de la tecnología financiera y el comercio minorista sin representar un esfuerzo tal como si lo hubieran hecho por sí solas.
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La inteligencia artificial una vez más juega un papel preponderante en la intuición de estos sistemas y la hiperpersonalización de estos servicios 100 por ciento adecuados a los perfiles particulares de cada usuario, provocando con ello un viaje abierto de los datos en la nube que hace indispensable fortalecer las estrategias de ciberseguridad.
Una institución instalada en la banca abierta sin duda ha tenido que crear un ecosistema de seguridad de los datos acorde con el reto de abrir la información a todas las instituciones que participan en este ecosistema. Sabemos que existe un sinnúmero de opciones de fabricantes para proteger los datos desde las diversas trincheras, sin embargo, el reto es lograr que la información fluya protegida desde todos los frentes con la agilidad requerida.
Esta necesidad exige una plataforma multisoluciones de seguridad que sea capaz de incorporar todas las herramientas necesarias para proteger la autenticación, las redes, la nube, los dispositivos móviles y las aplicaciones empresariales.
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La manera de hacerlo es confluyendo todos estos datos en un mismo repositorio en el que sean protegidos en su conjunto y desde un solo frente, y basándose en el aprendizaje automático sean detectadas las amenazas y reciban una respuesta automática e inmediata con base en las características del ataque, sin necesidad de ser evaluados uno a uno por un analista o especialista. Lanzando así de inmediato una respuesta inteligente a cada uno de los niveles y tipos de ataques recibidos constantemente.
Esto se hace posible gracias al aprendizaje de la plataforma inteligente que a través de la inteligencia artificial alimenta las características y anormalidades de los diferentes tipos de ataques en ocasiones tres días antes que sean enviados al centro de datos de las instituciones financieras, reduciendo costos operativos hasta en un 300 por ciento.
El valor que aporta una plataforma inteligente basada en inteligencia artificial es que suma todas las herramientas de ciberseguridad necesarias para proteger absolutamente todas las posibilidades de ser infectados o atacados, empleando el aprendizaje de ataques en todo el mundo y la tecnología más moderna disponible globalmente.
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El FBI reporta 4,000 ataques diarios en Estados Unidos, un incremento del 400 por ciento anualmente, lo que hace que la detección y análisis de alertas sea una tarea agotadora a menos de que las empresas logren aprender y automatizar estos ataques con base en experiencias previas inmediatas. Esto solo es posible con una plataforma tecnológica integradora basada en inteligencia artificial capaz de detectar incidentes, eliminando falsos positivos o negativos al tiempo que aplica una correlación precisa entre casos, aprendiendo de cada ataque y por último disparando respuestas automáticas anti ataques.
La inteligencia artificial juega un papel protagónico en la protección de los datos, ya que hace posible acelerar la velocidad de respuesta en un 200 por ciento contra herramientas tradicionales, al tiempo que reduce costos de análisis y respuesta al automatizar al 100 por ciento las respuestas antiataque.
Por ello las instituciones financieras deben explorar sus ecosistemas de ciberseguridad para garantizar que no sean parte del 70 por ciento atacadas anualmente. La inversión en ciberseguridad siempre será más eficiente y tranquilizadora cuando se realiza considerando todos los posibles frentes de ataque. N
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José Ramírez es director de ventas para Latinoamérica de Stellar Cyber. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.