La enseñanza a distancia hará que el sistema educativo continúe, pero los expertos no están de acuerdo con su utilidad para la verdadera formación de los alumnos.
Los segundos se volvieron minutos, los minutos horas, las horas días y los días meses y, sin pensarlo mucho, pasó poco menos de medio año en que los niños y niñas se sumaron a un sistema de enseñanza digital, para el cual no estaban preparados. De pronto, un torbellino de información saturó sus cerebros y la principal interacción que tuvieron fue con una pantalla.
La hija de Pati cursaba el quinto año de primaria cuando tuvo que adaptarse a esta nueva práctica educativa. “Ella va a una escuela pública y de marzo a junio la maestra estuvo desaparecida, solo mandaba tareas en un grupo de WhatsApp y compartíamos fotos o evidencias en un e-mail, pero nunca contestó alguno, solo calificaba”, explica la mujer de 38 años, quien levantó una queja ante la institución junto con otros padres de familia, pues su niña tenía muchas dificultades para comprender las lecciones.
La también profesora en una institución privada en Iztapalapa comparó así la experiencia de su pequeña, que cursaba el quinto año, con la de sus seis alumnos de cuarto grado. Así, para el próximo ciclo escolar cambiará a su hija al colegio donde ella da clases, pues le preocupa la enseñanza que recibió: “Prefiero tenerla cerca de mí y saber que está aprendiendo, pues yo sé que aquí nos preocupamos por los alumnos”.
Pati explica que desde las primeras sesiones que tuvo con sus niños trató de experimentar para tener más cercanía con estos, pues debido a su corta edad necesitaban clases ágiles y que fueran más allá de la mera recepción de datos.
“Propuse el uso de Zoom porque al inicio solo dábamos clase con presentaciones. Primero fue semanalmente, hasta que paulatinamente se convirtió en una herramienta diaria”, explica la pedagoga.
A DISTANCIA HASTA SUPERAR LA PANDEMIA
En el ciclo escolar 2020-2021, que se inicia formalmente el 24 de agosto, las autoridades educativas decidieron prolongar la enseñanza a través de otro monitor, aun menos interactivo que una computadora, la televisión, por no existir las condiciones para hacerlo de manera presencial. La participación de las empresas mediáticas será redituada con una “cuota mínima”, ha sentenciado el presidente Andrés Manuel López Obrador en uno de sus informes diarios.
Lee: La educación frente a la pandemia del COVID-19
Cuatro televisoras nacionales transmitirán contenido educativo en seis canales, para alumnos desde preescolar hasta bachillerato. A través del programa “Aprende en casa II”, alrededor de 30 millones de estudiantes tendrán clases a través de una pantalla de televisión; para los lugares con menos accesibilidad se usará la radio y se repartirán libros de texto.
Sin embargo, el titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma, ha dicho que lo anterior será solo un complemento, pues los docentes continuarán como responsables de los esquemas de trabajo. Pese a ello, diversos expertos han señalado que la educación a distancia solo agravará las desigualdades en el país, así como la deserción escolar.
INFORMACIÓN VELOZ, APRENDIZAJE A MEDIAS
Para la Dra. en pedagogía Ana María Ornelas Huitrón, la enseñanza a través de una pantalla es un verdadero reto, tanto para profesores como para estudiantes, que obliga a estos últimos en parte a ser autodidactas. Así, no es la mejor opción para que estos se formen, pero sí para que se informen, pues el aprendizaje verdadero, como la buena cocina, se da a fuego lento.
“El mundo de las tecnologías ha relativizado la naturaleza lenta, reflexiva y analítica del aprendizaje”, explica la también investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional. De esta forma, parece ser que “esperar” para esta nueva manera de educar es una especie de mala palabra, con la que niños y niñas deben consumir una gran cantidad de datos de forma veloz, aunque no sepan precisamente cómo procesarlos, ni tengan la retroalimentación necesaria para ello.
Para aprender, primero es necesario despertar una sensación, decía Comenio, conocido como el padre de la pedagogía; sin embargo, de la noche a la mañana, con el aprendizaje digital, los niños se ven sometidos a la hipervelocidad, las instantaneidades, las simultaneidades y la multifunción, explica la Dra. Ornelas, autora del libro Pedagogía y naturaleza humana.
“Lo que predomina en los actuales procesos de enseñanza-aprendizaje es la superficialidad en aquello que pretendemos conocer”, dice la también profesora de comunicación educativa en la carrera de pedagogía a distancia en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La académica agrega que el mundo digital no siempre embona con el aprendizaje humano, pues impone “pequeños y múltiples aprendizajes” sin profundizar en alguno.
LA EDUCACIÓN VA MÁS ALLÁ DE UN AULA
En el reciente documental de la mexicana Melissa Elizondo El sembrador, la directora y productora retrata la importancia de una educación humanista, la cual va más allá de cuatro paredes y de la mera transmisión de información. El profesor Bartolomé, que enseña en una escuela multigrado en Chiapas, reafirma con su ejemplo y dedicación que la educación y escolaridad son conceptos distintos.
El docente habla de la necesidad de los niños de sentir, tocar, jugar e intercambiar ideas para poder aprender, pues “uno no puede aprender sentado”. El documental deja claro que un verdadero sembrador de conocimientos hace que los alumnos se formen en valores, pues de lo contrario solo se estarán informando, no formando.
Más de un estudiante de la escuela primaria “Mariano Escobedo” expresa su agradecimiento al profesor Bartolomé, por transmitirles respeto y amor hacia los demás y su entorno, cuestiones difíciles de aprender con los fríos bits de una computadora o una pantalla de televisión.
ALUMNOS CRÍTICOS O “POLLOS INDUSTRIALIZADOS”
Pretender que los procesos de enseñanza-aprendizaje escolar continúen en el confinamiento sin duda ha sido difícil para alumnos y maestros, porque la naturaleza humana es inminentemente social y no estamos hechos para el aislamiento. Pese a ello, en México el sistema de enseñanza a través de la televisión se hará realidad dentro de muy poco tiempo.
Para el profesor y filósofo italiano Nuccio Ordine, los aportes tecnológicos aplicados a la educación han brindado herramientas para facilitar la continuidad del sistema educativo, pero nunca podrán sustituir la labor docente; el verdadero aprendizaje debe ser con calma y tiempo, pues la velocidad solo ha hecho que el arte, la investigación científica y, por ende, la interacción humana, vayan en detrimento, acopladas a una lógica de mercado.
El italiano hace alusión a las universidades de su país, en las que las mejor calificadas son aquellas donde por semestre ingresan 300 estudiantes y salen graduados esos mismos. Ordine habla de la educación actual y su lógica capitalista, en la que todo va a prisa y no se premian los mejores trabajos, sino los procesos más rápidos, junto con la obtención de títulos.
Entérate: Niños transgénero: educación sexual integral para prevenir la violencia
“La escuela no debe tener como cometido principal formar pollos industrializados, todos iguales, que coman el mismo pensamiento y engorden en el tiempo establecido por la industria. Debemos formar herejes, en el sentido etimológico de la palabra, seres críticos y pensantes”, denuncia el filósofo.
El académico que ha hecho importantes aportaciones al campo humanístico explica que, antes de invertir en tecnología, sería primordial invertir en los profesores, quienes tienen un impacto fundamental en los estudiantes y su formación. Señala que la tecnología se vuelve obsoleta pronto y hay que cambiarla constantemente, pero los maestros son la fuerza de la cultura y la enseñanza.
“De ninguna manera se puede entender la tecnología como el sustituto de la labor docente, ya que solamente con la convivencia maestro-estudiante es posible desarrollar una educación centrada en las personas”. Así, el también profesor de literatura invita a los estudiantes a desintoxicarse de la tecnología para aprender, algo que hasta el mismo Friedrich Nietzsche consideraba que debía hacerse de forma pausada, explica Ordine.
LECCIÓN: REGRESAR A LO HUMANO
Para la profesora Pati, la enseñanza en línea dejó una gran lección: los alumnos (as) deben ser la base, no los planes de estudio; aunque importantes, se vuelven secundarios para la educación digital y, sobre todo, en la situación en que vivimos. “Muchos niños (con el COVID-19) han visto que sus papitos han dejado de trabajar o han perdido familiares y esa es una situación complicada para ellos, por lo que debemos procurar más que nunca su salud emocional y mental”, señala.
“Es importante acoplarlos a esta nueva realidad (con la pandemia). Si para nosotros como adultos es complicado estar en esos medios, para ellos más”, explica la docente, tras añadir que, durante esta etapa, en la que los alumnos reciben clases a través de una pantalla, los papás son clave para el aprendizaje, para respaldarlos en sus dudas y, sobre todo, darles el apoyo emocional tan necesario en estos tiempos de cuarentena y poca interacción humana.
Si el objetivo final de un sistema escolar es que el alumno se integre en la sociedad de manera activa, participativa y creativa, la escuela debería abrir sus puertas a lo que sucede a su alrededor. Para que el alumno se inserte con garantías en la sociedad no solo debe fungir como vertedero de información, sino enseñar a reflexionar, analizar y pensar de manera crítica el contexto en el que nos movemos cotidianamente y a afrontar las posibles dificultades de este.
La personalización de la educación se refiere, por tanto, a la necesidad de contemplar al alumno desde su dimensión humana y contribuir a hacer personas con valores, no a la mera obtención de certificaciones.