El régimen de Assad trata de subyugar a sus adversarios mediante el hambre.
El jueves por la tarde, se anunció una tentativa de cese al fuego entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes en los vecindarios sitiados de la Ciudad Antigua de Homs; dicha operación permitiría que los equipos de la ONU pudieran evacuar a las mujeres y niños que desearan abandonar la ciudad a partir del próximo sábado.
Pero de acuerdo con fuentes de la oposición siria en Estambul: “La gente duda de que el cese de fuego ocurra realmente. Ya han habido muchas promesas incumplidas. También prometen que se entregarán alimentos el sábado. Pero la gente tiene hambre”.
Dima Moussa, portavoz de la Unión de Barrios de Homs, un grupo activista de la ciudad, dice que la ayuda humanitaria no ha llegado a la Ciudad Antigua desde diciembre de 2012.
“La ciudad ha estado bajo sitio durante 600 días”, dijo. “Tras muchas negociaciones, se logró hacer pasar un poco de ayuda humanitaria, pero no ha habido más desde entonces. Se trata de una crisis humanitaria completamente atroz. La gente se ha quedado literalmente sin alimentos; han agotado sus reservas y ahora se comen las hojas de los árboles”.
Moussa afirma que siete personas murieron de hambre en la Ciudad Antigua durante las últimas semanas, y, “por desgracia, preveemos que ocurran más muertes como estas”.
El hecho de sitiar a los adversarios para subyugarlos mediante el hambre no es nada nuevo. Pero en tiempos recientes, se ha usado como arma muy pocas veces.
Se afirma que cientos de miles de civiles alemanes murieron por el hambre y las enfermedades provocadas por el bloqueo comercial establecido contra Alemania por parte de los Aliados entre 1914 y 1919. Hitler trató famosamente (y en vano) de sitiar Leningrado al provocar la hambruna entre su población; también hizo pasar hambre a los judíos. Stalin usó el hambre para asesinar a los campesinos ucranianos.
Homs, la tercera ciudad más grande de Siria, se ha convertido en un símbolo del sufrimiento del pueblo sirio.
Mientras el Programa Mundial de Alimentos de la ONU ha sido el principal proveedor, distribuyendo comida en distintas áreas de Homs, “Hay partes de Homs, entre ellas la Ciudad Antigua, a las que no podemos llegar”, señala Abeer Etefa, funcionario regional de alto rango de información pública del programa.
“Pero si los convoyes logran entrar con estas nuevas negociaciones, tenemos suficientes alimentos para 2500 personas. Y tenemos más alimentos en nuestros depósitos, que se encuentran a unas cuantas millas del área sitiada de Homs”.
Se piensa que entre 3000 y 5000 personas se encuentran dentro de la Ciudad Antigua, aunque el número exacto de civiles, en comparación con el de combatientes, es poco claro. El área sitiada de Homs era tradicionalmente un vecindario cristiano y suní mixto antes del inicio de la guerra.
De acuerdo con Juliette Touma de UNICEF, “lo que sabemos es que hay al menos 1100 niños atrapados en la Ciudad Antigua de Homs”.
La semana pasada, la UNICEF presentó ante el gobierno sirio una lista de suministros que se requieren urgentemente, entre los que se encuentran vacunas contra la polio, ropa de invierno y pastillas para la purificación de agua.
El gobierno sirio ha dicho que le preocupa que la ayuda, si llega a Homs, caiga en las manos equivocadas, es decir, en las de los combatientes rebeldes. Culpa de la hambruna a los rebeldes que, según sus declaraciones, roban y contrabandean la ayuda.
De acuerdo con Reem Haddad, portavoz del Misterio de Información en Damasco: “Siria siempre ha sido una nación productora de trigo y había contado con excedentes almacenados. Desafortunadamente, en los sitios donde los militantes están presentes, a los agricultores no se les permitió sembrar o cosechar su trigo”.
“El trigo fue robado y vendido al otro lado de la frontera”, dijo Haddad. “Asimismo, en los sitios donde los militantes están presentes, impiden la salida de civiles, pues los necesitan como escudos humanos. Siempre que se permite la entrada de los alimentos, los militantes los toman y nunca nos entregan a las personas.
“En todas las fotografías, los rebeldes nunca lucen delgados; incluso se ven fornidos. Los militantes no dan alimentos a la población civil”.
Es una acusación que, naturalmente, los rebeldes niegan.
Independientemente de la razón por la que los alimentos y otros tipos de ayuda han sido bloqueados, la vida es difícil para los civiles. También ocurren bombardeos diarios, no hay electricidad y existe poca comunicación con cualquier persona fuera de Homs, y en ocasiones, incluso con las personas que viven al otro lado de la calle. Los ceses al fuego brindan poca seguridad de que no habrá ningún ataque.
Existe una constante sensación de aislamiento y trauma. A comienzos de la guerra, se utilizaron túneles para pasar alimentos de contrabando a Homs. Sin embargo, desde que comenzaron los enfrentamientos más intensos, “Los túneles se han encogido”, dijo un activista. “El área controlada por los rebeldes es cada vez más pequeña”.
Incluso las recientes conversaciones de Ginebra II (sostenidas en Ginebra y Montreux) fueron consideradas por los activistas de oposición como un cínico intento de los diplomáticos de “decir que estaban haciendo algo concreto para combatir el sufrimiento sirio, cuando en realidad, en el terreno, se logra poco para detener las matanzas e incluso simplemente para alimentar a la gente”, señala un desilusionado residente de Homs.
“Cuando estoy muy hambriento”, dice Rami, que vive dentro de la Ciudad Antigua, “salgo cuando no hay bombardeos. Entonces trato de encontrar casas abandonadas en las que las familias que huyeron dejaron alimentos almacenados. Busco comida enlatada vieja. Soy un carroñero, pero es lo único que puedo hacer”. Esperando encontrar un botín de comida enlatada, lo único que logró hallar fue hierba que usa para hacer sopa.
Son las últimas horas del jueves cuando Rami logra salir de su refugio. Dice que ha habido bombardeos durante toda la semana y que no ha comido en todo el día.
“Simplemente no hay comida. Por supuesto que estoy hambriento, pero no hay nada que comer. Comer hierba no es muy satisfactorio. He perdido cinco kilos”, dice. “Todas las personas son físicamente más débiles aquí. Estamos hambrientos. Estamos muriéndonos de hambre”.
Para Rami, la clara intención de no permitir que los convoyes lleguen a Homs es un acto calculado. “Se trata de una guerra de alimentos”, dijo. “Es otra forma de pelear. Consiste en tratar de obligar a los rebeldes a que se rindan. ¿Cómo puede ocurrir esto? Las mujeres y los niños no son combatientes; son inocentes”.
“No quedan muchos gatos ni perros en Homs. Todos se los han comido”, Rafif Jouejati, que fue un delegado de la oposición siria en Ginebra II, donde la ayuda humanitaria para Homs fue uno de los principales asuntos que se trataron.
El jueves, Reuters informó que el Ministerio de Relaciones Exteriores ruso señaló que el gobierno y los combatientes rebeldes habían alcanzado un acuerdo para que la ayuda humanitaria llegara a Homs.
“Se está analizando el problema del acceso humanitario a la Ciudad Antigua de Homs “, señaló a la prensa el portavoz Alexander Lukashevich. “A juzgar por la información más reciente, parece que este acuerdo entre la oposición y el gobierno ya ha sido alcanzado”.
Sin embargo, el miércoles, Rusia se opuso a una nueva solución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el problema humanitario en Siria, lo cual encolerizó a los líderes de oposición e hizo que las personas varadas en Homs sintieran aún más desesperación.
“No comprendo”, dijo Jouejati. “Hay aproximadamente 10 millones de personas en riesgo de hambruna en Siria. Sabemos que el hambre está siendo usada como un arma de guerra. Si los rusos, que son los principales partidarios del presidente Assad, dicen que este no es el mejor momento para abordar este asunto, entonces ¿cuándo será ese momento?”.
“El hecho de decir: ‘¡Pronto llegará la ayuda!’ No significa nada para las personas que se están muriendo de hambre. ¿Cuántas personas tienen que morir antes de que digan: es tiempo de entregar ayuda humanitaria?”.
“Lo que sabemos a partir de las valoraciones es que casi la mitad de la población siria (unos 9 millones de personas) se encuentra en riesgo alimentario”, dijo Etefa. Esto quiere decir que necesitan “ayuda alimentaria”, que es el término oficial de la ONU para designar a las personas “hambrientas o al borde del hambre”.
Rami dice que si los convoyes de alimentos logran llegar, quienes deben recibir la ayuda en primer lugar son las mujeres y los niños. Hay una enorme escasez de leche, frutas y vegetales, e incluso de arroz.
“Las madres dan aceitunas a niños si es que las encuentran”, dijo. “La gente se quedó sin trigo y harina desde hace mucho tiempo”.
Pero Rami dice que lo más horrendo es la incapacidad de entrar o salir de Homs. “Nadie entra, nadie sale”, dijo.
Etefa dijo que el paquete de alimentos del WFP (Programa Mundial de Alimentos), si llega, contendrá harina, aceite, azúcar, pasta y otras comidas. Pero ignora lo que los miembros del personal de la ONU descubrirán una vez que se les permita la entrada.
“No sabemos quién está dentro y quién necesitar qué”, dijo. “¿Quién sabe qué ocurre dentro? Es una área en la que nadie ha logrado echar una ojeada desde hace muchos, muchos meses”.
Incluso si Homs recibe ayuda, es solo el primero de los distintos lugares donde a los sirios comunes se les trata de subyugar mediante el hambre.
“Es un buen principio para el gobierno si permite la entrada de los convoyes”, señala un activista de Homs. “Pero tienen que pensar también en otras áreas. Yarmouk [un suburbio de Damasco] también está muriendo de hambre”.