“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso”, afirmó el presidente de Chile, Sebastián Piñera, la noche del domingo, en la tercera jornada de disturbios violentos que han dejado siete muertos, 1,500 detenidos y mantienen a los militares resguardando las calles.
“Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite”, dijo Piñera a periodistas luego de reunirse durante una hora con el general de Ejército Javier Iturriaga, quien tiene a cargo el orden y seguridad de Santiago durante la coyuntura.
La capital chilena está desde el viernes bajo un estado de emergencia decretado por Piñera, luego que comenzaran las violentas manifestaciones, saqueos e incendios de comercios y enfrentamientos con uniformados en los peores disturbios que sufre Chile en décadas.
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Santiago y otras nueve regiones chilenas se encuentran bajo el resguardo militar ante las protestas que no tienen un líder visible ni una agrupación. La población se ha unido de forma espontánea a las manifestaciones que estallaron tras el aumento de la tarifa del metro de la capital chilena, medida que Piñera suspendió debido a los desmanes.
“Le pido a todos mis compatriotas que nos unamos en esta batalla que no podemos perder (…) los conmino a condenar sin ninguna duda esta violencia y delincuencia”, afirmó Piñera, un millonario y empresario conservador que lleva adelante su segundo mandato presidencial (2018-2022).
Decenas de estaciones del metro de Santiago, que transporta a cerca de tres millones de personas, fueron incendiadas por lo que su funcionamiento fue suspendido durante el fin de semana, y varios autobuses fueron quemados durante los desórdenes, por lo que el transporte público fue escaso.
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Para el lunes, primer día laboral luego de los incidentes, Piñera confirmó que se pondrá en funcionamiento 27 estaciones de la línea 1, una de las siete que conforman el subterráneo capitalino. También anunció que se aumentarán el número de autobuses públicos que se complementarán con servicios de taxi para garantizar el transporte a los 7.5 millones de habitantes de la capital chilena.
Santiago, con lentitud el primer día laboral
Largas esperas para abordar los autobuses, el metro funcionando parcialmente y una alta congestión marcan las primeras horas de este lunes en Santiago, en el primer día laboral tras el violento estallido social del fin de semana, con saqueos, incendios y enfrentamientos que dejaron siete muertos.
Después de una noche un poco más tranquila que las dos anteriores, desbordadas por saqueos y ataques incendiarios, en Santiago se intenta con gran dificultad retornar a las actividades habituales, aunque muchos empleadores cancelaron las jornadas de trabajo y las clases estaban suspendidas en prácticamente todos los colegios y universidades.
La falta del metro -eje del transporte público, con unos tres millones de pasajeros por día-, era lo que más se extrañaba en esta ciudad de casi siete millones de habitantes, obligados ahora a hacer largas filas para tomar autobuses o acceder a las pocas estaciones del ferrocarril metropolitano que abrieron.
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La estación La Moneda, a pocos metros de la casa de gobierno -en pleno centro de Santiago- abrió sus puertas pasadas las 07:00 locales, permitiendo el ingreso de decenas de personas que esperaban impacientes poder tomar un tren. Varios soldados resguardaban los ingresos, según constató un periodista de la AFP.
“La ciudad está en paz y en calma”, afirmó a primera hora el jefe militar a cargo de la seguridad, Javier Iturriaga, tras hacer un sobrevuelo por la capital chilena, y en contraposición a la sonada frase que lanzó el presidente Sebastián Piñera la noche del domingo, cuando afirmó: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso”.