Venezuela será tema dominante del primer viaje del presidente Donald Trump a Latinoamérica la próxima semana, pero según analistas una cruzada del mandatario contra el gobierno de Nicolás Maduro puede resultar contraproducente para los intereses de Estados Unidos.
Trump, cuya relación con sus vecinos del sur ha estado marcada por sus ataques contra la inmigración ilegal y prácticas comerciales que considera perjudiciales para los trabajadores estadounidenses, participará en la Cumbre de las Américas en Lima el jueves 13 y viernes 14, y visitará Colombia, tradicional aliado de Washington, el sábado 15.
Durante el viaje se enfocará en “demostrar el liderazgo de Estados Unidos con relación a Venezuela” y “la necesidad de volver a la democracia” en ese país, dijo a periodistas un alto funcionario de la administración Trump.
Washington considera la Venezuela de Maduro “una dictadura” y ve las elecciones de mayo como una maniobra del mandatario para perpetuarse en el poder, tras “diezmar” la economía de la potencia petrolera y forzar “la huida” de cientos de miles de venezolanos por la escasez de alimentos y medicinas.
La situación en Venezuela, donde para este año el FMI prevé una inflación de hasta 13,000 por ciento y expertos estiman la salida de 1.7 millones de personas, ya marcó las giras latinoamericanas del vicepresidente Mike Pence el año pasado y del exsecretario de Estado, Rex Tillerson, en febrero.
“Es el problema más urgente de este hemisferio en este momento”, dijo un alto funcionario del Departamento de Estado al comentar las prioridades de Washington en Lima.
¿Más sanciones?
Estados Unidos ya aplicó numerosas sanciones económicas contra Maduro y funcionarios o exfuncionarios de su gobierno, acusándolos de corrupción, además de prohibir a entidades estadounidenses comprar deuda del Estado venezolano o de su petrolera PDVSA, así como negociar el petro, la criptomoneda lanzada por Caracas.
“No anticipamos ningún nuevo anuncio en la Cumbre de las Américas”, dijo un alto funcionario del gobierno, pero pronosticó “más pasos de Estados Unidos para castigar tanto a Maduro como a sus secuaces” en los próximos meses.
Y confió en que la región siga el “gran ejemplo” de Panamá en la adopción de sanciones económicas, como ya lo hicieron también Canadá y países europeos. También destacó que Costa Rica haya adoptado medidas contra militares venezolanos por lavado de dinero y otros delitos.
Un embargo petrolero de Estados Unidos, catastrófico para Venezuela según analistas, no parece estar entre las opciones inmediatas.
Tampoco suena inminente una intervención militar estadounidense, algo que Trump evocó meses atrás y que puede ser una opción más posible con la llegada de “halcones” a la Casa Blanca, como el asesor de seguridad nacional John Bolton.
Lo que seguro surja en las conversaciones bilaterales, en particular con el presidente colombiano Juan Manuel Santos, es la ayuda de Washington para enfrentar la oleada de migrantes. Para mediados de año, se prevé que más de un millón de venezolanos hayan ingresado a Colombia desde 2017.
La Casa Blanca dijo que estudia cómo incrementar los 2.5 millones de dólares que la Agencia Estadounidense para Desarrollo Internacional (USAID) dispuso ya para apoyar a esos venezolanos en territorio colombiano.
La visita de Trump a Colombia “es una forma de dramatizar la crisis de Venezuela”, destacó Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano.
Tiro por la culata
Pero la ofensiva de Trump contra Caracas puede terminar siendo un tiro por la culata para Washington.
“Trump tiene apenas 16 por ciento de apoyo en Latinoamérica, es muy impopular. Si llega y exige acciones contra Venezuela puede ser muy contraproducente”, dijo a AFP David Smilde, experto en asuntos latinoamericanos de la Universidad Tulane.
“Lo que hagan los países de la región va a parecer en respuesta al liderazgo de Trump y eso es casi tóxico para un mandatario en América Latina”, añadió.
Andrea Saldarriaga, directora asociada del Centro para América Latina del Atlantic Council, coincidió.
“Con el discurso antiimperialista de Maduro, y un 30 por ciento de la población que todavía apoya al chavismo, es muy difícil lo que pueda hacer abiertamente Estados Unidos”, opinó.
Trump puede ser en cambio más efectivo como articulador de cambios tras bastidores.
La cumbre puede servir para respaldar a la oposición en Venezuela, ampliando el Grupo de Lima, un bloque de 14 países que desconoce las elecciones de mayo y que según Maduro sigue órdenes de Washington.
También puede promover que Maduro acepte formalmente la ayuda humanitaria que hoy llega “puerta a puerta” sin luz verde de las autoridades, dijo Saldarriaga.
Pero Maduro, excluido de la cumbre por el anfitrión Perú, seguramente no se cruce con Trump en Lima. El jueves dijo que asistir no era una prioridad, aunque había afirmado que iría “llueva, truene o relampaguee, por aire, tierra o mar”.
“Esperamos que el presidente Maduro no aparezca. Sería una muy buena señal de que la región se toma en serio la idea de centrarse en la democracia”, dijo el alto funcionario estadounidense.