*Como parte del convenio de inclusión, la Dirección General de Transporte contrató a cuatro indígenas como choferes; dos mujeres y dos hombres
*Dejó atrás su tierra en Guachochi y, a 23 años en la ciudad, Aarón considera que “ya la gente no nos alcanza a detectar porque ha cambiado, incluso nuestro aspecto”
La falta de trabajo y de oportunidades de desarrollo en la Sierra Tarahumara orilló a la familia de Aarón León, a dejar su natal Guachochi desde hace 23 años. Su padre, quien se dedicaba al cultivo de maíz, encontró empleo como despachador de gasolina en la ciudad de Chihuahua y así logró sacar adelante a sus siete hijos.
Aarón es el cuarto hijo de la familia, estudió hasta la secundaria y es padre de dos niños, de 11 y 5 años de edad. Por años, trabajó como ayudante y albañil en diferentes construcciones de la capital, siempre –dice con entusiasmo— con ganas de hacer las cosas bien.
La posibilidad de un nuevo empleo para Aarón se presentó a finales de 2018, cuando la Comisión Estatal de los Pueblos Indígenas (COEPI) firmó un convenio con la Dirección General de Transporte del Estado, para la inclusión de personas indígenas como operadores de la ruta troncal del transporte público.
La convocatoria a la que fue invitado por una prima, consistía en someterse a una serie de pruebas y trámites que logró aprobar y, a partir del 16 de diciembre pasado, se convirtió en uno de los cuatro choferes contratados por la Dirección de Trasporte.
Aáron se describe como uno de tantos indígenas, que por necesidad económica se ven obligados a dejar su tierra en la Sierra, adaptarse a nuevas condiciones de vida y con ello, en ocasiones, perder algunas de sus tradiciones y costumbres.
“Mis padres eran de religión no cristiana y no nos llevaban a las celebraciones, por eso yo nunca he estado muy involucrado en las tradiciones de los matachines como muchos de la comunidad, así que eso no me llamó la atención. Sí entiendo la lengua y si me hablan en rarámuri, les contesto pero ya la gente no nos alcanza a detectar porque ha cambiado, incluso nuestro aspecto”.
Opinión que secundaron varios usuarios entrevistados, quienes se dijeron soprendidos de saber que el chofer es rarámuri, pues ni siquiera lo habían notado.
Conductor de sueños
Cuando apenas migraron de Guachochi a la ciudad de Chihuahua, Aarón cuenta que sí sufrió discriminación pero fueron precisamente esos detalles, los que le enseñaron a defenderse y demostrar que se puede lograr cualquier cosa que se proponga.
“Cuando recién llega uno a la ciudad, sí se siente mucho la discriminación pero esos comentarios son los que nos ayudan a sobresalir y hacerle ver a la gente discriminadora, que todos somos iguales”.
Como muchos otros indígenas, él se ha adaptado a la vida en la capital, donde ha desempeñado cualquier trabajo que le ha sido asignado. “Yo digo que tanto mestizos como tarahumaras, podemos hacer las mismas funciones y le digo a mucha raza que a veces nos señala, tú careces de lo mismo que yo, ¿en que te diferencias?”
Hoy en día, desde la cabina de un autobús, al volante de la unidad del transporte público, comenta que eso es sólo una muestra de todo lo que se puede alcanzar.
“Ahora los indígenas sabemos hacer muchas cosas, también podemos luchar por nuestros sueños; yo ahorita estoy comprometido con el sistema del transporte y hago lo mejor que puedo”.
A sus 35 años de edad, aún tiene muchos sueños por cumplir, uno de ellos es retomar su gusto por la música, en la cual incursionó algunos años atrás pero dejó por problemas de alcoholismo de uno de sus compañeros.
“Lo mío es cantar, abandoné la música porque es una carrera muy larga y muy pesada, que se logra con mucho esfuerzo; un amigo cayó en el alcoholismo y eso me desanimó porque es un ambiente que está lleno de muchas tentaciones”.
El cambio generacional
Aunque ser parte del transporte público es satisfactorio para Aarón, uno de los principales motivos para participar en la convocatoria que el año pasado emitió la COEPI, fue el hecho de tener un medio seguro para mantener a su familia, acceder a servicios médicos y prestaciones de acuerdo con lo establecido por la ley.
Asegura que en empleos anteriores, tenía en ocasiones la posibilidad de obtener más dinero pero no era una constante. “En la obra no hay un sueldo seguro, hay veces en las que sí me iba bien, luego había temporadas en las que no había trabajo y acá pues el sueldo es seguro y tengo otras prestaciones que allá no tenía”.
Con su sueldo y los ingresos de su pareja, quien también trabaja, pueden mantener los gastos de la casa y las necesidades de sus dos menores hijos, que hoy por hoy, tienen una mejor oportunidad de vida y desarrollo de la que tuvieron sus padres.
Como encargado de una ruta de trasporte, él cubre horarios rotativos de siete y ocho horas diarias, que inician desde las cinco de la mañana y terminan 45 minutos antes de las nueve de la noche, incluyendo domingos y días festivos.
Por ello, Aarón alterna con un compañero asignado a la misma unidad y comparten también la responsabilidad de mantener el camión en buen estado, checar los niveles de agua y aceite, y todo lo necesario para el buen funcionamiento del autobús.
Para conocer el funcionamiento de la unidad y desempeñar mejor su trabajo, Aarón indica que recibió, por parte de la Dirección de Transporte, un curso de capacitación en temas como seguridad del motor, reglamento de vialidad y transporte, acciones y cuidados a usuarios del transporte, así como práctica del manejo de unidades. Asimismo, unas semanas de práctica bajo supervisión.
Con sello de equidad de género
El 12 de noviembre de 2018, la Comisión Estatal de Pueblos Indígenas y la Dirección General de Transporte de Chihuahua, firmaron un convenio para brindar empleos a hombres y mujeres de los pueblos originarios del estado de Chihuahua.
Al dar a conocer el programa, la titular de COEPI, María Teresa Guerrero Olivares, destacó que ese acuerdo se signó en el marco del programa de inclusión y de fomento al trabajo para hombres y mujeres de pueblos indígenas, al cual se convocó al titular de la Dirección de Transporte, David Holguín Baca, lo cual dio como resultado la contratación del nuevo personal.
Los primeros beneficiados del programa fueron cuatro personas, originarias de la etnia rarámuri y Aáron es uno de ellos. También se contrató a Sergio R. L. quien maneja ya una ruta, así como a Erika B. R. e Irma S. P. ambas ya integradas al sistema de operaciones de la ruta troncal, a la espera de culminar con el tiempo de capacitación para operar solas su camión.