Aunque Jamal Khashoggi ha sido recordado por sus críticas contra la guerra en Yemen y contra las medidas represivas que el príncipe heredero ha ejercido contra disidentes y activistas, los problemas para el columnista del Washington Post realmente comenzaron a finales de 2016, cuando criticó a Donald Trump, quien recientemente había sido electo como presidente de Estados Unidos.
Según un informe del Departamento de Estado, la columna del periodista en el diario saudí Al-Hayat fue cancelada presuntamente por presiones políticas. Cerca de seis meses después, huyó a Estados Unidos, afirmando que “podría ser arrestado” si volvía a su país.
“En 2016, las autoridades presuntamente le prohibieron escribir, aparecer en televisión y asistir a conferencias como resultado de sus afirmaciones, las cuales fueron interpretadas como críticas contra el presidente de Estados Unidos, de acuerdo con distintas fuentes”, se lee en el informe.
“La expectativa de que Trump como presidente sería totalmente distinto de Trump como candidato es, en el mejor de los casos, falsa”, escribió Khashoggi en su columna, de acuerdo con Business Insider. También clasificó la postura de política exterior de Trump como “contradictoria”, y afirmó que sus declaraciones de apoyo hacia el líder ruso Vladimir Putin y el sirio Bashar al-Assad contradecían sus críticas a Irán.
“Cuando sus asesores le muestran el mapa, ¿se dará cuenta de que apoyar a Putin significa apoyar el programa político de Irán?”, cuestionaba Khashoggi.
Estas declaraciones generaron preocupación en Arabia Saudí, que considera a Irán como su archirrival regional y ha apoyado a combatientes en Siria, cuyo objetivo es derrocar al régimen de Assad, apoyado por Irán. Al periodista se le prohibió escribir y hablar en público tras señalar la incoherencia que percibía en las posturas de Trump.
El 2 de octubre, menos de dos años después, Khashoggi fue asesinado tras entrar al Consulado saudí en Estambul. Un grupo de más de una docena de agentes saudíes vinculados con el príncipe heredero asesinaron al periodista y desmembraron su cuerpo con una sierra para huesos. Inicialmente, el Reino negó que el asesinato hubiera ocurrido, a pesar de que la inteligencia turca contaba con pruebas creíbles. Semanas después, funcionarios saudíes admitieron la operación, pero han trabajado para distanciar a Mohammed y a su padre, el Rey Salman, de cualquier relación con el asesinato.
Después de abstenerse durante semanas de tomar una postura firme sobre el asesinato, este martes Trump emitió una declaración oficial donde reafirma el respaldo continuo de su gobierno hacia el Reino. Al señalar la amenaza percibida de Irán, las relaciones económicas multimillonarias y la enorme industria petrolera del Reino, Trump calificó su decisión de apoyar al Reino como poner a “Estados Unidos primero”. También dijo que el Reino es “un gran aliado”.
The President indicates that Saudi Arabia is the lesser two evils compared to Iran and so the US won’t punish Saudi Arabia for the brutal killing and dismemberment of a dissident journalist in their consulate. I disagree.
— Rand Paul (@RandPaul) November 20, 2018
Importantes legisladores republicanos han reprobado la respuesta del presidente. El senador Rand Paul de Kentucky criticó el uso de Trump del lema “Estados Unidos primero”, y dijo “estoy bastante seguro de que esa afirmación quiere decir Arabia Saudí primero”. El senador de Florida Marco Rubio tuiteó “Defender los derechos humanos favorece nuestros intereses nacionales”. Y el senador Jeff Flake de Arizona señaló que “Los grandes aliados no planean el asesinato de periodistas”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek