El inventor de eCash defiende la blockchain, que será el repelente de hackers del futuro.
Hasta hace poco tiempo, solía despertarme con mi reloj despertador, preparar mi propio café y leer el periódico. Ahora, mi teléfono inteligente me da los buenos días con un diluvio de información, mi cafetera conectada a internet lanza un pitido y se pone en marcha de inmediato, mientras yo me siento con mis dispositivos y estos me inundan de anuncios y me tientan a contestar encuestas.
Las interfaces digitales amigables con el usuario nos han dado mucha comodidad, pero han cobrado un precio: el acceso a nuestras palabras, a nuestras búsquedas y a los lugares que visitamos. Los algoritmos que nos dan comodidad al hacer que algunas tareas nos resulten más fáciles también nos colocan en cajas y en grupos sociales, de forma no siempre exacta, y en formas que algún día podrían ser usadas en nuestra contra.
Las noticias recientes de hackers que tuvieron acceso a cuentas bancarias y de redes sociales han planteado la necesidad de hacer algo acerca de la privacidad digital. Muchas personas opinan que deberían tener el poder de controlar lo que ocurre con su información personal.
Lo que debería preocuparnos no es solo el contenido de nuestras interacciones diarias, por ejemplo, lo que escribimos en nuestros correos electrónicos, sino los patrones que se revelan a través de nuestra actividad digital y los metadatos relacionados con esas interacciones. (Por ejemplo, los metadatos de un correo electrónico podrían incluir información sobre el lugar desde el que se originó y al que está dirigido). El hecho de dar seguimiento a los metadatos de únicamente dos tipos de actividades, el intercambio de mensajes y los pagos, basta para revelar las creencias religiosas y políticas de una persona, así como su estado de salud, su familia, sus amigos y todo tipo de relaciones.
La tecnología blockchain está en pañales, pero muchas personas reconocen su potencial para protegernos del abuso de nuestros metadatos. Es un tipo distribuido de computación, independiente de las computadoras centrales que son propiedad de entidades corporativas como Google o Facebook. Esto significa que ninguna entidad individual tiene acceso a toda la información que se almacena en una blockchain. Y nadie puede dar seguimiento a los metadatos de una persona, vendérselos a anunciantes, entregarlos a la Agencia de Seguridad Nacional, o en algún futuro distópico al estilo de Black Mirror, utilizarlos para calcular un puntaje social que determine nuestro lugar en la sociedad.
Al utilizar una blockchain para nuestras interacciones individuales, en lugar de Google, Facebook, Amazon etc., podemos protegernos de los riesgos de la manipulación de los metadatos. Los lugares donde hay que empezar son los mensajes de texto y las compras, pero una blockchain para las personas comunes también podría utilizarse para establecer acuerdos legales, proporcionar atención a la salud y finanzas personales. Esa cadena podría requerir una nueva tecnología; tendría que funcionar tan rápidamente como los pagos con tarjeta de crédito y los mensajes de texto, hacer un amplio uso de la encriptación para salvaguardar la privacidad y la seguridad, y dar cabida a miles de millones de posibles usuarios.
Pero si podemos crear esa plataforma y lograr que la gente la use, la recompensa para la privacidad individual será invaluable.
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David Chaum es el inventor de eCash y fundador y director ejecutivo de Elixxir, una nueva empresa que desarrolla una plataforma de blockchain para personas.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek