La soya es una leguminosa, como los frijoles y lentejas, alta en proteína vegetal. Aunque en los últimos años se ha hecho de una mala reputación, debemos entender que, como todo en la vida, hay versiones buenas y versiones que debemos de evitar.
Su mala reputación se debe a que es altamente procesada y genéticamente modificada por el ser humano. Esto porque existen varias versiones de soya, como el tempeh, tofu, proteína aislada, leche, etcétera.
Algunas de las preocupaciones derivadas del consumo de soya son: cáncer de mama, de próstata, enfermedades coronarias, osteoporosis, infertilidad o problemas de tiroides. Pero la mayor parte de evidencia actual muestra que el consumo de soya no altera la función de la tiroides y no provoca infertilidad ni cualquier tipo de cáncer.
Es importante mencionar que el consumo de soya sí puede aumentar la necesidad de medicamento en personas con hipotiroidismo.
Un estudio llevado a cabo por el Fred Hutchinson Cancer Research Center dividió a dos grupos de hombres jóvenes y sanos. Un grupo recibió una cantidad mínima de isoflavonas de soya y, el otro grupo, una cantidad mucho mayor. Después de 57 años, midieron la concentración total de espermatozoides, motilidad y morfología. No hubo ninguna diferencia.
Por otro lado, algunos de sus beneficios son que es alta en omega 3, contiene un bajo índice glucémico y un nivel alto de antioxidantes.
Una dieta moderada de soya no será la causa de tus enfermedades, la variedad en la dieta es la clave al éxito para obtener diferentes gamas de vitaminas y minerales. Eso sí, procura consumir soya en su forma natural y no procesada o empaquetada.