Desde el año 2013, las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) comenzaron a expandirse en la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río, según alerta el biólogo Fabián Ramírez Valencia. Inicialmente avistadas en el bulevar Manuel Ávila Camacho, estas aves exóticas probablemente llegaron a la región como parte del tráfico ilegal de fauna silvestre, escapando o siendo liberadas de hogares particulares. Desde entonces, su población se ha multiplicado con rapidez, extendiéndose a municipios vecinos como Alvarado y Medellín de Bravo.
DE MASCOTAS A PLAGA URBANA
Originarias de Sudamérica, las cotorras argentinas son reconocidas por su inteligencia, adaptabilidad y comportamiento altamente territorial. “Son muy inteligentes y atacan en parvada”, explicó Ramírez Valencia a Radio Fórmula, al subrayar que esta especie construye nidos grandes y colectivos con ramas, hojarasca y otros materiales, donde pueden anidar varias parejas al mismo tiempo.
Una de sus mayores ventajas en el entorno urbano es que no enfrentan depredadores naturales. Esta ausencia, combinada con su notable resistencia biológica, les ha permitido colonizar con rapidez zonas verdes urbanas, camellones, parques y árboles de avenidas como la Ruiz Cortines, donde comenzó a hacerse evidente su presencia.
AGRESIVIDAD Y RIESGO ECOLÓGICO
Aunque su colorido plumaje verde pueda parecer inofensivo, las cotorras argentinas tienen un comportamiento agresivo que representa un riesgo para la fauna local.
“Comenzaron a compartir recursos con otras aves y ellos llevaban las de ganar porque atacan en parvada y son de mayor tamaño”, detalla el especialista.
Entre las especies afectadas se encuentra el perico azteca (Eupsittula canicularis), ave endémica que ha sido desplazada de sus hábitats por la competencia desleal impuesta por estas invasoras. Este fenómeno, advierten expertos, no solo altera el equilibrio ecológico, sino que también puede provocar la disminución de poblaciones de aves nativas, que no están preparadas para enfrentar la agresividad ni la organización de las cotorras.
LAS COTORRAS ARGENTINAS SON UN PROBLEMA HASTA EN EUROPA
La invasión de cotorras argentinas no es exclusiva del estado de Veracruz. En ciudades como Madrid, Barcelona, Santiago de Chile y distintas zonas del sur de Estados Unidos, esta especie ha generado preocupaciones similares por su capacidad de alterar ecosistemas urbanos, dañar cultivos e incluso afectar la infraestructura, al construir nidos en postes de electricidad o estructuras públicas.
El caso de Veracruz se suma a una tendencia global donde especies exóticas, muchas veces introducidas de forma irresponsable, se convierten en plagas difíciles de erradicar. Su control representa un reto para autoridades ambientales, que deben equilibrar el bienestar animal con la protección de las especies nativas.
¿QUÉ SE PUEDE HACER?
Especialistas en conservación recomiendan evitar la compra ilegal de aves silvestres, así como reportar a las autoridades ambientales cualquier indicio de tráfico o liberación de especies exóticas. Además, se sugiere implementar programas locales de control poblacional que impidan una expansión aún mayor.
La presencia de las cotorras argentinas en Veracruz no solo refleja un problema ambiental, sino también una falta de regulación y educación sobre el impacto del comercio ilegal de fauna.
“Estos animales tienen una resistencia tremenda, una adaptabilidad sorprendente, y cuando encuentran un lugar sin amenazas, simplemente se quedan y conquistan”, explica el biólogo Ramírez Valencia.
Las cotorras argentinas han dejado de ser aves ornamentales para convertirse en una amenaza ambiental real. Mientras su número crece, el reto será contener su avance sin poner en riesgo el equilibrio ecológico de una región rica en biodiversidad, pero vulnerable ante especies invasoras. N