Científicos advierten que los repelentes de insectos comerciales pueden interferir en la formación de los óvulos durante el desarrollo fetal. El DEET (N, N-dietil-meta-toluamida) es el ingrediente activo de la mayor parte de los repelentes que podemos encontrar en el mercado, pues dicho compuesto nos vuelve prácticamente invisibles para los insectos, ya que interfiere con su capacidad para detectar nuestro olor.
“Los productos que contienen DEET vienen en muchas presentaciones, desde líquidos hasta lociones, aerosoles y materiales tratados”, dice a Newsweek la Dra. Mónica P. Colaiácovo, profesora de genética en la Facultad de Medicina de Harvard. El tamaño del mercado global de repelentes de insectos se estima en 4,960 millones de dólares solo en 2023.
“Después de aplicar un producto que contiene DEET —ya sea directamente en la piel o solo en la ropa—, la sustancia entra en el cuerpo por inhalación o por contacto dérmico”, prosigue Colaiácovo. “Aunque también es posible ingerir DEET bebiendo agua contaminada, el mecanismo de absorción más importante es el contacto dérmico”.
¿ES SEGURO USAR REPELENTES DE INSECTOS CON ESTE COMPUESTO?
“Si tomamos en cuenta el uso generalizado de DEET, los informes de toxicidad nos parecerían muy contados”, reconoce Colaiácovo. “Pese a que la exposición tópica conlleva efectos secundarios que incluyen dermatitis o urticaria por contacto, la exposición crónica —y, en ciertos casos, aguda— al DEET puede desencadenar encefalopatías como temblores, coma, hipertonía y convulsiones, además de manifestaciones cardiovasculares como hipotensión y bradicardia”.
Ahora bien, hace poco Colaiácovo y su equipo encontraron evidencias de que esta sustancia química también puede interferir con la salud reproductiva. En su estudio, publicado el 4 de enero de 2024 en la revista iScience, los investigadores estudiaron el mecanismo mediante el cual la exposición a DEET afecta la reproducción de C. elegans, un gusano microscópico que tiene una longitud aproximada de 1 milímetro y suele vivir en ambientes templados.
“A partir del estudio en el que utilizamos el nemátodo C. elegans como sistema modelo, demostramos que la exposición al DEET produce defectos durante la meiosis femenina —es decir, la etapa en que se forman los óvulos—, y también durante las primeras fases de la división celular embrionaria”, explicó la genetista.
¿CÓMO TRABAJA EL DEET EN EL ORGANISMO FEMENINO?
“Debido a que la meiosis femenina humana inicia desde el desarrollo fetal, nuestros hallazgos apuntan a que las mujeres gestantes y sus fetos podrían ser muy vulnerables a la exposición al DEET”, añadió.
La meiosis es el proceso de división celular que conduce a la formación de óvulos y espermatozoides, y cualquier error en esa etapa puede ocasionar infertilidad, abortos espontáneos, muerte fetal y afecciones genéticas como el síndrome de Down.
“Gracias a nuestro modelo de estudio hemos demostrado, por primera vez, que el DEET puede afectar la meiosis”, afirmó Colaiácovo. “Y también explicamos la causa”.
Sucede que el equipo descubrió que la exposición al DEET repercute de manera significativa en la expresión genética (es decir, en la activación y la inhibición de los genes), y confirmó que esos cambios de expresión modifican la capacidad de las células para separarse, lo que tiene como consecuencia la formación de óvulos y embriones menos saludables que los producidos por un grupo que no estuvo expuesto al DEET.
¿CUÁL ES RELEVANCIA DE ESTOS RESULTADOS PARA EL SER HUMANO?
“Esa, como siempre, es la gran interrogante”, comentó Colaiácovo. “Muchos de nuestros genes tienen equivalentes en C. elegans; por ello esos gusanos son un modelo muy confiable para investigar efectos en la reproducción humana.
“[Sin embargo,] aun cuando C. elegans es un modelo bien establecido para estudiar la meiosis (comparte con nosotros un alto grado de conservación genética y, además, tiene un elevado índice predictivo para la toxicidad reproductiva humana), es necesario realizar investigaciones adicionales y proceder con cautela al traducir nuestros hallazgos en términos humanos”, añadió.
“Nuestra población de estudio estuvo expuesta a DEET durante 24 horas. Transcurrido ese lapso, determinamos que los niveles internos de DEET estaban dentro del rango que podemos encontrar en casi cualquier muestra biológica humanas (por ejemplo, sangre y orina).
“Pese a ello, hay que considerar que, normalmente, los humanos se ven expuestos a la sustancia durante periodos mucho más cortos; de manera que cualesquiera estudios posteriores deberán evaluar los efectos de DEET en la meiosis con base en un periodo de exposición más breve”, enfatizó la autora principal del estudio.
EL DEET NO ES EL ÚNICO, HAY OTROS REPELENTES DE INSECTOS
Se confirmen o no los hallazgos en poblaciones humanas, el objetivo principal de la salud pública es proteger a las personas de enfermedades como paludismo (malaria), zika y lyme, todas transmitidas por mosquitos. Y en ese sentido, hay que señalar que DEET no es el único repelente de insectos que ofrece el mercado.
“Aunque hoy disponemos de otros compuestos, tanto sintéticos como de origen natural, todos tienen el inconveniente de que no disponemos de suficientes datos para verificar su seguridad”, puntualizó Colaiácovo. “Entre esas sustancias se cuentan icaridina [también: picaridina], PMD [para-mentano-diol], y los repelentes que utilizan IR3535”.
“Los aceites volátiles y algunos productos naturales (Citronella, aceite de limoncillo, aceite de cedro, aceite de geranio y aceite de menta) son menos confiables. Los repelentes de uso tópico que contienen aceite de Citronella vienen en concentraciones de 5 a 15 por ciento, y la aplicación cutánea brinda una protección que oscila entre 30 minutos y 2 horas.
“No obstante, hay que tomar en cuenta un estudio reciente, el cual afirma que el tiempo promedio de protección de un producto con Citronella, en concentración de 10 por ciento, es inferior a 20 minutos”, advirtió la autora.
SE REQUIEREN INVESTIGACIONES ADICIONALES
“También se ha demostrado que un producto con 2 por ciento de aceite de soja brinda protección durante 90 minutos, lapso parecido al de un repelente que contiene 4.75 por ciento de DEET. En cambio, el DEET en concentraciones de 6.65 y 20 por ciento proporciona una protección promedio de 110 y 230 minutos, respectivamente”, precisó la investigadora.
Más allá de los aerosoles químicos, hay otras medidas de protección, como cubrir la piel lo mejor posible y aplicar repelente de insectos en la ropa en vez de usarlos directamente en el cuerpo.
“Las medidas preventivas para evitar la picadura de mosquitos que transmiten enfermedades como zika, chikungunya, paludismo, dengue y virus del Nilo Occidental son en extremo importantes. Y una línea de defensa crucial para reducir el riesgo de infección son los repelentes de insectos”, reconoció la científica.
“Nuestra investigación apunta a que el desarrollo de alternativas seguras y eficaces al uso de DEET es de vital importancia para las mujeres gestantes, porque la meiosis femenina inicia durante el desarrollo del feto en el útero”, enfatizó la genetista.
“Por último, los hallazgos de nuestro estudio subrayan la necesidad de realizar investigaciones adicionales para esclarecer los mecanismos de acción del DEET en la meiosis”, concluyó Colaiácovo. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)