La demolición de la casa donde nació Fanny Anitúa, cantante de ópera más destacada del país, no es el único caso donde el patrimonio cultural en Durango se ha visto afectado según señaló José de la O Holguín, cronista adjunto del Estado.
Recordó que en el 2004 se destruyó, en el municipio de Mapimí, la piscina donde se bañaba el General Francisco Villa. Y también hizo énfasis en la iglesia de Cuatillos, en Cuencamé, la cual se estaba destruyendo mientras las autoridades permanecieron inertes.
Por esto, reclamó que no se están aplicando las leyes en Durango, enfatizando que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) es la autoridad que debe dar la atención primordial.
Advirtió que, de seguir las destrucciones, se corre el riesgo de perder la categoría que tienen los municipios de Durango, Mapimí, Cuencamé, al ser parte de “Camino Real de Tierra Adentro”.
“Si infringimos la mínima norma, como se está haciendo ahorita, Durango ya no formará parte, o cuando menos, algún sitio histórico, ya no estará en el Camino Real de Tierra Adentro y del patrimonio cultural de la humanidad”, reclamó.
El historiador dijo que se están violando normas federales, y, a nivel estatal, se está dejando de lado la Ley de Patrimonio Cultural, la cual salvaguarda los intereses de los bienes tangibles e intangibles.
Hizo énfasis en que la destrucción de la casa que habitó Fanny Anitúa es un atentado al patrimonio, la identidad y cultura duranguense.
Puntualizó que la ley establece penas contra quienes afecten el patrimonio cultural, por eso, afirmó, acusa mayor extrañeza que no se esté aplicando la justicia federal por el INAH, ya que el instituto es quien otorga el permiso.
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