Hace algunos años, Albarenga comenzó a sentirse incómodo con la historia que se cuenta cotidianamente sobre las culturas originarias de Latinoamérica. Fue así que en 2016, tras su primera experiencia fotografiando a los pueblos guaraníes, tuvo una revelación que comparte con Newsweek en Español América: “Me di cuenta que la colonización no está atada a la llegada de las Carabelas, como estudiamos en la escuela, sino que es un proceso que sigue vigente, que se va actualizando y que se continúa expandiendo. Si bien los métodos se van modernizando, siguen siendo sumamente violentos”. Decidió entonces explorar esta realidad y relatar, a través de sus imágenes, la lucha de las comunidades indígenas de la selva amazónica por preservar sus territorios.
“Para muchas de estas comunidades el territorio es algo que está vivo y que está directamente relacionado a cada una de ellas como soporte de la vida. Quiero ilustrar esa comunión entre las personas y las tierras que defienden, y explorar una relación en la que los bordes entre el fotoperiodismo y las nuevas narrativas visuales se desdibujan para crear otro tipo de storytelling”.
Para Albarenga la imagen es una herramienta potente para mostrar otras perspectivas. “Si yo te digo ‘las pirámides de Egipto’, tu mente tiene una imagen aunque nunca hayas estado ahí. Esta imagen tiene un valor de verdad, pero el problema surge cuando se nos da siempre la misma perspectiva, lo que crea estereotipos. De igual manera la visión que tenemos de la Amazonia está estereotipada, pues es mucho más que árboles y oxígeno.
Para experimentar un ejemplo de esto, Pablo sugiere una búsqueda en Google sobre “incendios en el Amazonia en 2019”. El resultado, pronostica, serán cientos de árboles prendidos en fuego en imágenes catastróficas, y las únicas personas que se muestran son hombres blancos apagando los incendios, dejando fuera a las comunidades endémicas.
SEMILLAS DE RESISTENCIA
Pero los indígenas son resilientes: “Han sido grandes maestros y han tenido un impacto muy grande en mi vida y en mi forma de ver el mundo”, comparte. Albarenga ha encontrado que esta resistencia tiene formas distintas, sin embargo, asegura que están todas unidas en la misma lucha.
“Ellos usan mucho la metáfora del hormiguero. ‘Somos todas hormiguitas trabajando juntas’ y hay un gran foco de resistencia, que no está centralizado, sino que está distribuido, y es ahí en donde yace la esperanza”.
La exposición Semillas de Resistencia es la culminación de la representación de las historias de 50 comunidades diferentes de América Latina, en la que Albarenga ilustra cuestiones identitarias, asi como las amenazas que enfrentan. Los personajes de estas historias son retratados desde arriba, tumbados sobre sus vidas. Según el World Photography Organization, al ofrecer una vista panorámica de los activistas y la topografía, uno al lado del otro, la conexión íntima entre los dos se revela de una manera única.
El proyecto fue patrocinado por la National Geographic Society, y Albarenga fue elegido “Fotógrafo del año” en los Sony World Photography Awards 2020, en el que concursaron más de 345.000 imágenes de 203 países. Sin embargo, esta no ha sido su mayor recompensa: “En mi trabajo, para mí, la cosa más linda no son las fotos, es el encuentro con las personas, las fotos son el resultado”, confiesa.
Raped Territories, su muestra mas reciente, documenta la situación de violencia sexual que viven las mujeres yanomami en territorios ocupados por la minería ilegal de oro, al norte de la Amazonía brasileña.
Este trabajo colaborativo, que fue galardonado con el Premio POY Latam en la categoría Medio Ambiente, combina la fotografía y el dibujo, revelando el drama humano detrás de la crisis ambiental que este negocio ilegal ha desencadenado en la zona.
Aquí parte de la serie:
Según Albarenga los yanomamis tienen una relación compleja con la fotografía. “Cuando un yanomami muere todas sus pertenencias son destruidas por la comunidad. No hay herencia: lo que se hereda es la memoria pero no los objetos”.
Según la creencia yanomami una parte del alma de esa persona vive en cada uno de ellos de modo que no podrá alcanzar el cielo mientras no se destruyan sus posesiones. “Entonces ¿qué pasa con el retrato que se viraliza en Internet o se publica en una revista cuando aquella persona muere?¿cómo va a alcanzar el cielo?”.
Albarenga explica que para un yanomami el ser fotografiados es un peligro existencial, y si lo aceptan del todo es solo en situaciones límite. “Es una suerte de sacrificio: lo hacen para denunciar algo tan grave como lo que está sucediendo hoy en su territorio”.
A través de sus experiencias en la selva con las comunidades que la llaman hogar, Pablo asegura ser hoy “mucho más consciente, al mismo tiempo que vivo inmerso en una sociedad como en la que vivo. Entiendo que hay contradicciones, pero hay que trabajar por responsabilizar a la ciudadanía. Ser conscientes de no desperdiciar agua, pero también ser sinceros y observar que una minera consume en un día la misma cantidad de agua que consume una ciudad en un mes. A raíz de lo de lo que consumimos, somos parte del problema y por ende, debiéramos de preocuparnos por resolverlo”.
Al cerrar nuestra plática reflexiona sobre la experiencia que en el corazón del amazonas, rodeado de paisajes que solo podemos imaginar, ha dejado la marca más indeleble en su trayectoria. “Lo más lindo de todo esto es poder escuchar. Poder escuchar de verdad”.N
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