Existe una nueva forma de coleccionar obras artísticas: el criptoarte. Desde ilustraciones estáticas realizadas digitalmente hasta una canción, video, ebook o incluso un tuit, varias obras integran esta necesidad de proteger la autenticidad del arte y su facilidad por ser duplicada.
De hecho, la primera publicación de Twitter —que data del 21 de marzo de 2006— se vendió recientemente por 2.9 millones de dólares; es una muestra del gran auge por el coleccionismo digital gracias a los tokens no fungibles (NFT), un activo criptográfico que es único e irrepetible. ¿Pero de qué trata?
“Como artistas tenemos copias únicas, y para los coleccionistas o amantes del arte que le dan un valor distinto al resto, existe una revolución. La obra de criptoarte ahora queda encriptada y protegida por una tecnología blockchain o cadena de bloques. Si bien podemos tener un certificado en físico, de manera digital vemos un registro que perdura por años”, menciona Krishna Valdez Ramírez en un webinar para medios.
Mejor conocida como Krishna VR, es una fotógrafa y artista visual pionera del criptoarte. Una de sus más recientes obras, “Sinestesia”, fue vendida en casi 39,000 pesos. Originaria de Sinaloa, se convirtió en la primera mexicana en subastar una pieza de criptoarte. Se trata de un autorretrato animado que liberó en formato NFT dentro de Foundation, una plataforma mundial enfocada en creadores. De acuerdo con la lectura de su obra, obtuvo un monto de 1.1111 etherum (ETH), en otras palabras, 38,915 pesos.
LA IMPORTANCIA DE LOS CONTRATADOS DIGITALES PARA LAS PIEZAS
A diferencia del mercado convencional, donde las obras se crean en medios físicos como lienzo, papel, esculturas, entre otros materiales, y su pago no circula en el mundo digital, el criptoarte se paga con monedas virtuales, como ETH o Solana (SOL). Según Krishna VR, un etherum equivale aproximadamente a 31,000 pesos. Mientras, un SOL, conforme al sitio Coinbase, es de 318.31 pesos.
Durante el seminario virtual, la artista sinaloense presentó algunas de sus piezas no físicas, como la de una mujer de cabello naranja que va caminando bajo la luz de la luna. Titulada “Traveler” o “Viajera”, está disponible en MakersPlace, el principal mercado para descubrir, coleccionar e invertir en obras de arte digitales verdaderamente raras y auténticas. A voz de Valdez Ramírez, representan imágenes atemporales.
“Uno de los coleccionistas que ya había adquirido una de mis obras antes adquirió esta pieza única”, dice. Aunque también aclara que se pueden comprar creaciones en movimiento y con audio.
Al final, “el interesado debe tener una experiencia total”. Sin embargo, nada de esto sería posible sin el blockchain, pues una de sus funciones son los contratos digitales o smart contracts, los cuales se basan en la legalidad que ofrece un contrato tradicional. De esta manera, es imposible que el documento se modifique de forma fraudulenta.
MUSEOS VIRTUALES, UNA EXPERIENCIA DEL CRIPTOARTE
Además de “Sinestesia” y “Traveler”, otra atracción del criptoarte creada por Krishna es “Cautiverio”, una sirena desnuda de cintura para arriba dentro de una tina metálica, rodeada por unas hojas verdes. Esta última fue creada en mayo de 2020, durante la pandemia, cuyo tema central apuesta por la deconstrucción.
“Para esta imagen agregué mi voz. Como valor agregado, también podría tenerla de manera física. Se vendió en 1 ether (…) Son nuevas formas de monetizar nuestro trabajo”, comparte.
Por si fuera poco, este mundo futurista también permite llevar el criptoarte a museos virtuales. A tenor de Krishna Valdez, quien ha presentado exposiciones en ciudades como Italia, Ámsterdam y España, otro nicho donde se puede mostrar su contenido es en lugares como Decentraland, una plataforma de realidad virtual descentralizada 3D que consiste en 90,601 parcelas de tierra, basada en etherum.
“(Decentraland) empezó a vender porciones de tierra en 260 dólares y ahora está en 900,000 dólares, ya se están haciendo eventos en donde la gente paga por asistir para ir a un concierto o fiesta. En Decentraland ya hay artistas que están posicionados en el criptoarte y ahí tienen sus museos o espacios virtuales. Es una herramienta, una manera de distribuir nuestro arte”, apunta.
Respecto a América Latina, la primera subasta de criptoarte fue en septiembre de 2021, con 22 obras digitales. Los precios de salida variaron entre los 900 y 2,300 dólares. Estas obras consistieron en imágenes en JPG, videos en MP4, GIF o animaciones, incluso una pieza musical. N