LA EXPOSICIÓN a un coctel de agroquímicos aumenta netamente la mortalidad de las abejas, una situación subestimada por las autoridades encargadas de regular la comercialización de estos productos, de acuerdo a un estudio publicado este miércoles.
De acuerdo con la ONU, las abejas polinizan 71 de las 100 especies cultivadas que proporcionan el 90 por ciento de los alimentos del mundo. En los últimos años, el colapso de las poblaciones de insectos polinizadores, muy vulnerables a los pesticidas, amenaza la producción agrícola.
El estudio, publicado en la revista científica Nature, recoge decenas de investigaciones divulgadas durante los últimos 20 años. Se centra en las interacciones entre los agroquímicos, los parásitos y la desnutrición que afectan el comportamiento de las abejas.
Los investigadores concluyeron que “es probable que el efecto combinado de diferentes pesticidas y otros productos químicos sea mayor que la suma de los efectos de cada uno”.
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Estas “interacciones entre múltiples agroquímicos aumentan significativamente la mortalidad de las abejas”, señaló Harry Siviter, coautor del estudio, de la Universidad de Texas.
“Los reguladores deben considerar las interacciones entre los agroquímicos y otros factores ambientales estresantes antes de autorizar su uso”, dijo Siviter a la AFP.
Los resultados del estudio “muestran que el proceso regulatorio en su forma actual no protege a las abejas de las consecuencias indeseables de la exposición a múltiples niveles a los agroquímicos”.
Sin cambios habrá un “continuo declive de las abejas y de los servicios de polinización que brindan, en detrimento de los humanos y la salud de los ecosistemas”, añadieron los investigadores.
En todo el mundo, se estima que 20.000 especies de insectos silvestres y controlados polinizan las flores, lo que ayuda a la reproducción de las plantas.
Al hacerlo, forman un vínculo clave en la intrincada red de interacciones de especies que sustentan ecosistemas biodiversos y saludables. Además, los seres humanos disfrutan de una variedad de beneficios socioculturales y económicos de la biodiversidad de los polinizadores, y la polinización asegura el rendimiento de los cultivos que suministran nutrientes esenciales y dietas saludables.
“El próximo desafío es mirar más allá de estas interacciones parásito-nutrición-agroquímicos para considerar otros riesgos para la polinización.
“Los estudios futuros deben considerar en última instancia, a través de una combinación de enfoques correlativos y experimentales, la interacción de las interacciones nutrición-patógeno-agroquímicos junto con los efectos de otros cambios impulsados por el ser humano (como el cambio climático, la contaminación, los cambios en el uso de la tierra y la propagación de invasores especies). Si bien estas evaluaciones no serían triviales de realizar, serán vitales para comprender y clasificar los riesgos relativos para los polinizadores y la polinización que provienen de múltiples combinaciones de presiones resultantes de los cambios globales”, señala el estudio.
En 2019, los científicos advertían ya que casi la mitad de las especies de insectos del mundo están en peligro y un tercio podría extinguirse a finales de siglo. N
Con información de AFP