LAS MANIFESTACIONES en Birmania no cesan desde el golpe de Estado que estalló el 1 de febrero pasado y desde hace dos días en Rangún se acumulan coches privados, taxis, y autobuses que quedan varados en las calles lo que crea una apariencia de un embotellamiento gigante.
Los propietarios de los vehículos los estacionan, fingiendo una avería, lo que impide que los carros blindados del ejército lleguen al centro de la ciudad donde se desarrollan las manifestaciones a favor de la democracia.
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Desde que el ejército derrocó al gobierno civil el 1 de febrero, todo el país, desde las grandes ciudades hasta las más pequeñas aldeas, se han levantado contra el regreso de la junta militar, con manifestaciones que han reunido ha cientos de miles de personas.
Este jueves las calles de Rangún, la capital económica, se transformaron en un estacionamiento gigante en apoyo del movimiento de desobediencia civil, que ha tenido el apoyo de muchos funcionarios que se han declarado en huelga.
“Participamos en esta campaña de vehículos averiados porque queremos apoyar a los (funcionarios) y también porque estamos orgullosos de ellos”, dijo a AFP Phoe Thar, conductor de camión.
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Agregó: “Protestamos porque somos ciudadanos respetuosos y queremos librarnos de la dictadura militar”.
Esta semana los llamados a la desobediencia civil continuaron pese al aumento de la represión de los militares luego de imputar una segunda acusación en contra de la presidenta electa Aung San Suu Kyi.
A inicios de febrero, la también Premio Nobel de la Paz, de 75 años, fue acusada y detenida por “importar ilegalmente walkie-talkies”, sin embargo, nuevamente ha sido acusada y ahora es por “violar la Ley de Gestión de Desastres Naturales”, dijo a la AFP su abogado, Khin Maung Zaw, y explicó que la nueva visita se celebraría el 1 de marzo. N